Los autónomos que retrasan su jubilación tienen más probabilidades de fallecer antes, según FEDEA
Los autónomos y demás trabajadores que posponen su edad de jubilación y se mantienen más tiempo en su actividad tienen más probabilidad de fallecer antes. Sólo con un año de demora, se dispararía hasta un 38% el riesgo de fallecimiento a edades tempranas para los trabajadores por cuenta propia, especialmente de algunos sectores que requieren mayor exigencia física o emocional.
Así se desprende de un reciente estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), elaborado a partir de un experimento generado por una reforma de 1967 que modificó la edad de jubilación anticipada en España.
Este experimento sin precedentes se ha ido gestando durante tiempo gracias a una extensa base de datos administrativos sobre historiales laborales de individuos en las cohortes nacidos de 1935 a 1955 que la Seguridad Social ha hecho accesible a los investigadores a través de salas seguras y, recientemente, acceso remoto.
El estudio realizado por el think tank de economistas se ha publicado en uno de los momentos con más cambios para la jubilación de autónomos y empleados, que han traído varias reformas que incentivan la demora de la jubilación y restringen cada vez más la modalidad anticipada. Esto respondería a una voluntad clara del Ejecutivo por alargar las carreras de cotización para poder sostener el retiro de la generación del Baby boom.
Por ejemplo, como ya avanzó este diario, el Gobierno alcanzó hace escasas semanas un acuerdo que mejora la jubilación activa del colectivo, permitiendo seguir trabajando mientras cobran la pensión a miles de autónomos que hasta ahora no podían acceder.
Según distintos expertos consultados, la reforma pactada con los empresarios es sin duda positiva para los autónomos y les posibilita mejorar sus pensiones e incluso acceder al 100% de la prestación mientras trabajan sin necesidad de contratar a empleados. Sin embargo, el gran número de autónomos que se acoge a estas modalidades no deja de ser síntoma de que el colectivo de trabajadores por cuenta propia, en muchos casos, se ve obligado a posponer su retiro por obligación para aumentar su pensión. Ya sea por que entraron tarde al mercado laboral, porque cotizaron toda su vida por bases bajas o porque, a diferencia de los asalariados, no tienen derecho a cubrir las lagunas de cotización que les han quedado por ciertas temporadas que no se encontraban de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA).
Fedea avisa que retrasar la edad de jubilación aumenta "significativamente" el riesgo de muerte temprana para autónomos y trabajadores
Todo esto hace que muchos autónomos de actividades con penosidad, como la construcción, el campo o el transporte se vean obligados a posponer su retiro, a pesar de que su salud no se lo permita. Con las consecuencias que esto conlleva. De hecho, según advirtieron desde FEDEA, habría una relación directa entre la jubilación demorada -más allá de los 66 o 67 años- y la probabilidad de muerte temprana -antes de los 70-.
Según el think thank, "los resultados muestran que retrasar un año la salida del mercado laboral aumenta significativamente el riesgo de morir entre los 60 y los 69 años". El riesgo se concentra especialmente en algunos sectores y todavía más en "las ocupaciones físicamente más exigentes y las sujetas a un mayor nivel de estrés emocional y mental", apuntaron desde FEDEA.
Un solo año de demora puede aumentar un 38% el riesgo de fallecer antes, según FEDEA
En concreto, el estudio apunta que retrasar un año la jubilación eleva un 38% el riesgo de muerte temprana. Concretamente, según los cálculos de FEDEA, la demora del retiro produciría un acortamiento medio de la esperanza de vida de entorno a 0,46 años, acentuándose "significativamente", en los sectores con mayor exigencia física o emocional.
Además, en base a estos resultados, los autores también calcularon el coste o beneficio social de restringir o eliminar la opción de jubilación anticipada y muestran que el impacto adverso sobre la esperanza de vida supera las ganancias fiscales. "Utilizando el valor de un año de vida ajustado por calidad a los 60 años encontramos que un aumento de 0,46 años en la edad al morir se traduce en una pérdida social de 8.564 euros por individuo", dicen los autores.
FEDEA pide "mesura" al restringir la jubilación anticipada y valorar el sector
Por otro lado, la reforma supone un retraso en la salida del mercado laboral que genera, en promedio, una aportación adicional al sistema de pensiones y unos ingresos fiscales de 1.925 euros. Además, debido a que la reforma conduce a una mortalidad temprana, ahorrando así a la seguridad social 3.228 euros por jubilado en beneficios de pensión. Como resultado, la Seguridad Social obtiene una ganancia fiscal de 5.213 euros gracias a la reforma.
En suma, concluye el estudio, los ahorros fiscales derivados del retraso en la jubilación y la reducción de la duración de los pagos de las pensiones no compensan la pérdida social asociada a la reducción de la esperanza de vida, lo que sugiere que "la reforma no es económicamente beneficiosa en el contexto más amplio del bienestar social".
Es importante tener en cuenta el grado de exigencia física del sector
Para concluir, según explicaron desde FEDEA, en un momento en el que la prolongación de las vidas laborales puede ser un instrumento imprescindible para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, los resultados del estudio apuntan a la necesidad de diseñar con cuidado los detalles de las políticas de jubilación, atendiendo a sus posibles efectos sobre la salud de los trabajadores.
Es importante, en particular, "tener en cuenta el grado de exigencia física, emocional y mental de las distintas ocupaciones a la hora de fijar las edades mínimas y legales de jubilación, que no pueden ser iguales para todos, así como introducir, con carácter general, mecanismos flexibles de jubilación anticipada y parcial que permitan a los trabajadores modular sus horas de trabajo en la parte final de su carrera laboral".
La mayoría de autónomos se jubilan más allá de los 66 o 67 años
Según las últimas cifras acumuladas de 2023 publicadas el pasado mes de diciembre por la Seguridad Social, los trabajadores por cuenta propia son el colectivo que más tarde se retira del mercado laboral y que más podría verse afectado por el impacto en la salud al que apunta el estudio de FEDEA.
Concretamente, casi un 85% de los afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) acceden a la jubilación a los 65 años o más.
Tal y como se puede observar en las tablas de la Seguridad Social que se insertan a continuación, la mayoría de autónomos deciden acceder a la jubilación a los 65 años o más. Incluso una parte importante se acerca a los 68, 69 o incluso 70 años a la hora de retirarse. La realidad del colectivo contrasta mucho con la de los asalariados, donde un porcentaje muy residual se retira a edades superiores a los 66 años.
De hecho, de los 55.563 autónomos que se retiraron en 2023, 15.747 lo hicieron a los 65 años, 23.296 a los 66 años y cerca de 3.400 a los 67 años o más. Por el contrario, apenas 7.000 se jubilaron a los 64 o 63 años y menos de 100 por debajo de esa edad.
Además, se observa que la pensión media de los autónomos que se retiraron en 2024 fue de 933 euros al mes. Sin embargo, hay una brecha importante entre los trabajadores por cuenta propia que se jubilaron antes de los 65 años y los que lo hicieron después.