Cada peluquería o centro de estética podría perder más de 1.000 euros al año si el Gobierno reduce la jornada
El impacto de la reducción de jornada pondría en riesgo a cuatro de cada diez negocios de belleza en España. Las asociaciones calculan que cada centro perdería más de 1.000 euros al año y sus dueños tendrían que trabajar más de 52 horas semanales para suplir la ausencia de sus empleados.
El sector de la peluquería y la estética, con algo más de 73.500 pequeños negocios, ocho de cada diez en manos de autónomos, se enfrenta a un grave desafío con la anunciada reducción de la jornada laboral que persigue aprobar el Ministerio de Trabajo este otoño. A las dificultades económicas y la competencia desleal que ha venido golpeando este sector durante la última década, se suma ahora esta imposición, que, para muchos propietarios de salones de belleza, podría ser la puntilla a sus negocios.
Y es que la reducción de la jornada laboral es una medida que afecta directamente a cualquier comercio de proximidad, como lo son las peluquerías y negocios de estética. Según las estimaciones de su patronal, la Asociación Nacional de Empresarios de Peluquería y Estética (ANEPE), la aplicación de esta normativa, que reduciría la jornada en 2,5 horas semanales para cada trabajador, se traduciría en una disminución de 171,8 millones de horas anuales en todo el sector. “Para las peluquerías y centros de estética, esta reducción podría significar una caída en la capacidad operativa de hasta un 15%, afectando a la disponibilidad para atender a los clientes y, en consecuencia, lastrando los ingresos de los negocios”, indicó a este diario su presidente, Diego Sanz.
Para él, sin embargo, la calidad del servicio no se va a ver afectada en absoluto. “El problema está en que, al final, este nuevo aumento de coste que lo vamos a tener que asumir los autónomos, que no siempre podemos repercutir todas las medidas de presión fiscal y de incrementos de costes en el precio del servicio, so pena de espantar a los clientes.
La reducción de jornada podría costarle a cada autónomo propietario de un centro cerca de 1.000 euros al año
El impacto económico de la reducción de jornada se presupone alarmante. Según los cálculos del sector, la medida podría costarle a los negocios hasta 100 millones de euros anuales; un golpe que muchos autónomos no van a poder soportar. “Pues estaríamos hablando de cerca de 1.000 euros por negocio”. En un sector, que emplea a más de 200.000 personas y genera un volumen de negocio de aproximadamente 4.600 millones de euros anuales, “que ya se enfrenta a una presión fiscal significativa, con un IVA del 21%. La reducción de jornada podría aumentar esta presión, al dificultar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y laborales, lo que pondría en riesgo la supervivencia de muchos establecimientos en todo el país.
“Los que estamos al frente de pequeños negocios no estamos en contra de dignificar las condiciones laborales”, recordó Diego Sanz. “El problema es que empieza a verse que los autónomos no sólo somos los que más trabajamos, con diferencia, sino que además vamos a tener que asumir lo que empiecen a trabajar de menos nuestros empleados, para que no se resientan los negocios”. Porque el presidente de ANEPE señala que el suyo es un negocio de mano de obra intensiva, “y la facturación es la que es, cuando no baja por la carestía de los precios”.
El problema, continúa, es que, con 37,5 horas semanales, “y con el tique medio que existe hoy en día, es casi imposible que un trabajador facture los 4.300 o 4.400 euros que son imprescindibles para poder pagar los aproximadamente 1.850 euros que, con seguros sociales y pagas extra incluidas, cuesta un trabajador hoy en día. No digamos ya para hacer ganar dinero al propietario del negocio, que paga productos, luz, agua...”.
Las peluquerías denuncian la excesiva carga fiscal y laboral
“¿Qué está ocurriendo? Que está disminuyendo la frecuencia con la que acude a su centro, por lo que detectamos en las encuestas. Al final es una presión por todos los lados que redunda en eso, en mayores precios y, por lo tanto, menos, volumen de negocio”. Y ante este panorama, el sector de la peluquería y la estética ha exigido medidas urgentes. Una de las principales demandas es la reducción del IVA al 10%, lo que permitiría aliviar la presión sobre los márgenes “y evitar un aumento del 20% en los precios al consumidor, que podría ser inevitable si la reducción de jornada sigue adelante. Esta medida fiscal es esencial para mantener la competitividad y la supervivencia de los negocios en un contexto donde el gasto de los consumidores es cada vez más reducido”.
Lo que sucede, según el presidente de ANEPE, es que “a los autónomos con negocio sólo se les necesita para pagar impuestos, no para que se nos tenga en cuenta y se escuchen nuestras propuestas”. Y tampoco considera que existen medidas de presión mayores, “como huelgas, porque si no eres un sector que perjudique, paralizando las calles o sector de vital importancia, tampoco te hacen caso. Además, en el caso de los autónomos, lo único que consigues es no poder facturar esos días”.
En todo caso, el sector ha solicitado ser clasificado como esencial, lo que facilitaría el acceso a ayudas específicas y otras medidas de apoyo, similares a las otorgadas durante la pandemia. Esta clasificación podría significar la diferencia entre la supervivencia y el cierre para miles de negocios, dado que permitiría acceder a subvenciones y a flexibilizaciones regulatorias que mitigarían el impacto de la reducción de jornada.
La reducción de jornada podría provocar, para la patronal, la desaparición de hasta 30.000 negocios
La reducción de jornada podría provocar, según estimaciones propias, la desaparición de hasta 30.000 negocios, si no se toman medidas correctivas. La patronal está explorando alternativas como la flexibilización de horarios, la optimización de recursos mediante la digitalización de servicios, y la creación de alianzas con otros sectores que permitan compartir costes y acceder a nuevas oportunidades de negocio. Sin embargo, estas soluciones, aunque necesarias, pueden no ser suficientes si no se cuenta con un apoyo decidido por parte de las autoridades.
“Todo lo que suponga menos horas de trabajo para los asalariados lleva a una precarización de la profesión, porque habremos de trabajar lo que no trabajen nuestros empleados”. Porque, para poder seguir facturando lo mismo, un autónomo propietario de una peluquería o un centro de estética “va a tener que estar al pie del cañón más de las 52 horas semanales que está de media en la actualidad, en lugar de las 37,5 que se pretenden para su equipo”.
Según datos de la ANEPE, la reducción de jornada que ultima Trabajo podría disminuir también la capacidad de contratación de personal en un 25%, limitando las opciones para cubrir las horas de trabajo necesarias y afectando la formación continua del personal. “Algo que resulta crítico en un sector donde las técnicas y tendencias cambian rápidamente, y mantenerse actualizado es esencial para la competitividad”, concluyó Diego Sanz, para quien, en estas circunstancias, el relevo generacional es cada vez más una utopía.