Un 11% de este colectivo ha optado por crear su propio negocio

Cada vez más personas con discapacidad se hacen autónomos

Cada vez más personas con discapacidad ponen en marcha su propio negocio. Un 10.9% ya han optado por crear su propio negocio. La producción ecológica, el marketing o la consultoría han sustituido poco a poco al comercio tradicional.

discapacitados-autonomos
Cada vez más personas con discapacidad se hacen autónomos

Cada vez más personas con discapacidad optan por el autoempleo. El colectivo ha crecido de forma sustancial respecto al año anterior. Ya son 21.459 las personas con discapacidad con un negocio a su cargo. 2018 cerró con 1.516 nuevas altas, lo que supone un aumento de un 7.6% respecto al año anterior, según los datos recabados por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). Y se espera que esta tendencia siga en aumento.

Desde las asociaciones y fundaciones que apoyan a este colectivo, se asegura que el empleo autónomo se está consolidando cada vez más como una alternativa para las personas con discapacidad. Las ayudas e incentivos junto con el apoyo de diversas asociaciones está propiciando el espíritu emprendedor en este colectivo. Según cifras proporcionadas por Fundación Once, ya son el 10.9% de las personas con discapacidad las que optan por el autoempleo, y sus proyectos son cada vez más variados y acordes al mercado.

Diversidad de negocios

El emprendimiento entre personas con discapacidad no sólo ha aumentado en los últimos años, también ha cambiado de perfil. “Ha habido un aumento de la diversidad de proyectos llevados a cabo por personas con discapacidad, se ha abierto el abanico del emprendimiento. Hace diez años había unos porcentajes muy estables de personas que se establecían con pequeños comercios, con un patrón muy parecido, pero progresivamente se ha ido incrementando la variedad de negocios” explicó Sabina Lobato, directora de Formación y Empleo, Operaciones y Transformación de Fundación ONCE.

La introducción de la tecnología y el aumento del nivel de formación ha propiciado que el autónomo con discapacidad se aleje cada vez más del comercio tradicional.  La diversidad de proyectos en el colectivo se acerca a la de los emprendedores sin discapacidad. “Cada vez nos llegan más iniciativas acordes al mercado. Las personas con discapacidad han pasado de emprender en quioscos o pequeñas tiendas a apostar por proyectos tecnológicos, de consultoría o relacionados con el marketing y lo digital. Este colectivo se ha actualizado mucho en poco tiempo, ahora mismo, buena parte de las iniciativas que llegan a la fundación tienen relación con sectores como la tecnología o el turismo rural” aseguraron desde Fundación Once.

Hoy los emprendedores con discapacidad se dedican a todo tipo de actividades, desde negocios en el ámbito rural, a actividades de producción ecológica o prestación de servicios online. El emprendimiento ha llegado, además, a todo tipo de personas con alguna discapacidad, incluso con grandes dificultades. “Este año, por ejemplo, hemos apoyado a un emprendedor con autismo que puso en marcha un negocio de ilustración gráfica y a varios con discapacidad intelectual que montaron una cooperativa para la mejora de la accesibilidad cognitiva entre las personas con este tipo de discapacidad. También hemos apoyado a un negocio dedicado a embotellar vinos puesto en marcha por un emprendedor con esclerosis lateral atmiotrófica. La responsabilidad social está muy presente en muchos de estos negocios, este mismo emprendedor destina buena parte de sus beneficios a la investigación de la esclerosis” explicó la directora de formación y empleo de Fundación Once.

A pesar de que el aumento de autónomos en el colectivo es esperanzador, hay circunstancias que siguen impidiendo que una persona con discapacidad emprenda un negocio. La educación en emprendimiento y la financiación son tan solo algunos de ellos.

Trabas para el emprendimiento

Las personas con discapacidad tienen que lidiar a diario con dificultades, más aún si pretenden poner en marcha un negocio. Aunque el apoyo a este colectivo haya propiciado que cada vez más personas con dificultades se lancen a emprender, siguen existiendo trabas añadidas. “Empezando por la educación, en muchos casos, estas personas se forman en un circuito educativo diferente. Si hay una falta de educación en emprendimiento en el sistema educativo de por sí, aún más en circuitos de educación especial” comentó Sabina Lobato.

La financiación suele ser uno de los mayores problemas a los que tiene que enfrentarse una persona con discapacidad para poner en marcha un negocio. “Las entidades financieras siguen teniendo, en muchos casos, dificultades para dar un voto de confianza a los emprendedores con discapacidad, aún cuando presentan proyectos viables. Estos recursos y servicios tienen que adaptarse a la realidad, y es que muchas personas con discapacidad quieren y pueden poner en marcha un negocio” concluyó Lobato.