De momento, muchos no se plantean hacer descuentos

Los comerciantes piden limitar o aplazar las rebajas este año

Dos meses cerrados, mucho stock acumulado y poca claridad sobre el concepto de rebajas. Así se enfrentan las pequeñas tiendas a la nueva normalidad. Por eso, algunos comerciantes piden limitar las campañas para dar claridad al consumidor y definir bien los conceptos. Otros piden que se aplacen este año. 

Los comerciantes piden limitar o aplazar las rebajas este año

Los comercios a pie de calle han vuelto a abrir con muchas ganas, pero pocos han colgado el cartel de rebajas, a falta de quince días para la fecha habitual de inicio de la campaña del verano. Para muchos es el momento más esperado del año, la única ocasión que tienen para dar salida al stock restante de la temporada y dar paso a la próxima. Sin embargo, la falta de claridad sobre el inicio y final de estas campañas -que desorienta al consumidor- y la guerra de descuentos de los grandes establecimientos ha hecho que muchos se planteen si hacer rebajas este año.

Tras dos meses de cierre obligado, los pequeños comercios han acumulado mucho stock, no han facturado prácticamente nada y se ven incapaces de competir con los grandes establecimientos, que juegan con márgenes más altos y que, según las asociaciones, están en una constante campaña de descuentos.

El problema viene de lejos. Según la Confederación Española del Comercio (CEC), desde la "liberalización de las rebajas en 2012 se ha dado pie a una guerra de precios salvaje, con márgenes cada vez más estrechos que impiden al pequeño comercio competir con las grandes superficies”.  Esto pone en una situación todavía más complicada al comercio que, según los últimos datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), registró un descenso histórico del 31,5% en abril respecto al mismo mes del 2019.

Los comerciantes piden regular las rebajas

Por ello, la CEC solicita una limitación y clarificación del concepto de las rebajas que permita recuperar el impacto positivo de éstas y generar una mayor seguridad en los consumidores, siguiendo el ejemplo de países de nuestro entorno como Francia e Italia.

La idea es que el pequeño pequeño comercio pueda vender “en buenas condiciones durante un tiempo determinado” y no sufrir una cadena de descuentos a lo largo del año. Tras la liberalización de las rebajas de 2012, según la CEC, se generó una guerra de precios, con márgenes cada vez más estrechos que impiden al pequeño comercio competir con las grandes superficies

Por ello creen que es necesario aclarar el concepto de las rebajas, para que estas campañas de desucuetnos cumplan su verdadero objetivo -incrementar la afluencia en las tiendas y dar salida al stock- y ayuden de verdad a los comerciantes. Además, de que sería muy útil "para no distorsionar el mercado con grandes maratones de descuentos y promociones encadenadas a lo largo de todo el año”.

Ante la falta de regulación, las rebajas de verano se mantienen por tradición, pero éstas se han convertido en otro periodo más de descuentos, lo que perjudica enormemente a los comercios. Los pocos establecimientos que han colgado el cartel de rebajas no ven cumplido su objetivo de captar al consumidor y todos los demás, que no se han querido meter en la guerra de precios, pierden directamente su oportunidad de vender todo aquello que no pudieron durante los meses de crisis.

“Para agravar más la situación actual, el adelanto de la campaña empieza a ser ya masivo. No hay ningún tipo de regla y los grandes perjudicados son los pequeños comercios que se ven empujados a competir como pueden, pero lógicamente en una clara desventaja”, denunció Pedro Campo, presidente de la CEC.

Una clarificación del concepto derivaría a su vez en una mayor seguridad para el consumidor. Sin embargo, el desorden y desequilibrio en cuanto a las fechas, genera una ambigüedad en los clientes, que carecen de información exacta del comienzo y final de la campaña, y no saben ya ni cuándo pueden acudir a los comercios a comprar a precios más bajos. 

Otros piden aplazar la campaña

Otras asociaciones y negocios piden retrasar el inicio oficial de los descuentos para poder vender a precio normal durante más tiempo, y empezar así la campaña cuando ya estén recuperados de la crisis generada por el COVID-19. Piden que se prohíban, al menos, hasta el próximo 15 de agosto, la posibilidad de realizar cualquier tipo de venta con descuentos especiales. 

Sea como sea, lo que está claro es que pocos -al menos de los pequeños comerciantes- se están planteando ahora mismo, y falta de dos semanas para el inicio de campaña (normalmente suele comenzar el 1 de julio),  hacer descuentos. Según cuenta, en estos momentos no pueden permitirse perder los márgenes de beneficios que obtienen por la venta y aseguran que si no tienen la certeza de que se vaya a producir una gran afluencia, lo más seguro es que no realicen descuentos. 

“Creemos que los comerciantes deberían alargar el periodo de campaña, que este año ha empezado tarde, ya que tras la cuarentena sólo lleva en marcha 12 días. Ponernos con descuentos y promociones en este momento no tiene mucho sentido”, explicó Antonio Flórez, de la Asociación de Empresarios Salmantinos del Comercio (AESCO).

En lo que sí coinciden todas las asociaciones de comerciantes es que si no se toman medidas excepcionales con las rebajas, más del 30% del sector del pequeño comercio desaparecerá para siempre. “No podemos permitirnos competir con los descuentos de las grandes firmas”, explicó la tienda de moda Austin. A lo que añadió que “es cierto que hacer rebajas atrae clientes y da salida al stock acumulado”. Sin embargo, “si hacemos mucho descuento no podemos recuperar la facturación perdida durante estos meses. Es un dilema importante. Esta vez hemos optado por no arriesgarnos y no hacer rebajas”.

Por su parte, la CEC opina que “recuperar el concepto original de rebajas, concebido para sacar los stocks de temporada que no se han vendido durante la misma resulta, para el pequeño comercio, una cuestión esencial. Sólo así podrá recuperarse de la estrepitosa caída de la facturación registrada durante el estado de alarma”.

No confundir rebajas, liquidación y saldo

Rebajas, liquidación y saldo. Aunque parezcan lo mismo, sus términos y condiciones son muy diferentes. Por ello, a la hora de hacer una estrategia de venta hay que saber qué es cada término. En este sentido, la CEC propone realizar una revisión de la norma, no únicamente para regular y limitar los diferentes períodos, sino también para que los productos se correspondan con el excedente de temporada y no unos adquiridos ex profeso, ocasionando de este modo un perjuicio de calidad y garantías para el cliente.

La venta por rebajas es una modalidad donde los productos o servicios se ofertan en el mismo establecimiento, a un precio menor al fijado hasta ese momento. Las rebajas llegan a toda España en dos periodos muy bien diferenciados, tanto en invierno como en verano, más concretamente de enero a marzo y de julio a septiembre. Por otro lado, los artículos que forman parte de este descuento deben estar en perfecto estado y haber pertenecido a la oferta habitual de venta. Además, a diferencia de las promociones puntuales a las que también se puede recurrir en las tiendas, las rebajas solo pueden realizarse en la época del año que ha sido regulada por la Administración correspondiente.

Por su lado, las promociones son muy similares a las rebajas, pero están presentes todo el año. Éstas buscan dar a conocer un producto o servicio y aumentar sus ventas.

También cabe mencionar que el estado del producto es la principal diferencia entre los saldos y el resto de las ofertas que colman el mercado. Así, esta modalidad consiste en la venta de productos cuyo valor ha disminuido debido a algún defecto o deterioro, o porque ya están obsoletos. Ante la existencia de esta circunstancia, que afecta directamente a la calidad y la utilidad de dicho artículo, el vendedor debe especificar la auténtica naturaleza del mismo.

Por último, los establecimientos que están de liquidación rebajan el precio de sus productos de manera excepcional, ante el cambio de local, el cese del comercio o la realización de obras que paralizarán su actividad por un tiempo prolongado. Sin embargo, este tipo de oferta solo puede durar durante un año y el propietario no podrá volver a recurrir a ella durante los próximos tres años.