La competitividad de las empresas pasa por los jóvenes

Las empresas deben apostar de manera estratégica por la contración de jóvenes para mantener la competitividad, según el informe 'El camino hacia el empleo juvenil. Qué puede hacer la empresa'.
La competitividad de las empresas pasa por los jóvenes

El informe presentado por el Observatorio Empresarial contra la Pobreza destaca que el sector empresarial debe incluir cuanto antes programas que mejoren la empleabilidad de los jóvenes, bien desde su estrategia de negocio, bien desde su acción social, bien desde su posición como lobby. Estos programas son esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) basados en el empleo digno, pero también para que las compañías puedan mejorar en competitividad en el medio y largo plazo.

Sandalio Gómez, profesor emérito de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE y uno de los responsables de la investigación, asegura que el proceso de revolución tecnológica y de especialidades técnicas en el que está inmerso la empresa, exige como prioridad estratégica contar con personas especialmente preparadas y motivadas que sean capaces de responder a los retos presentes y futuros que la realidad empresarial plantea. Es por esta razón que se convierte en una necesidad vital y estratégica para la empresa la incorporación de jóvenes preparados e implicados en proyecto empresarial.

Vulnerabilidad juvenil

El estudio advierte que cuatro de cada diez jóvenes de entre 20 y 24 años que quieren trabajar no pueden hacerlo por falta de oportunidades. También apunta que existe una preocupante cifra de más de 400.000 jóvenes de entre 16 y 29 años que ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo de forma activa. La tasa de paro en esta franja de edad se sitúa en el 34%. El informe apunta que un 44% de los jóvenes de entre 16 y 29 años abandona los estudios sin completar la educación secundaria y muchos de ellos no consideran retomar la formación más adelante. Esta actitud está muy vinculada a la situación de que los recién titulados, diplomados y licenciados también tienen dificultad para encontrar trabajo, principalmente por falta de experiencia laboral y porque la formación que han recibido no se adapta a los requerimientos que demanda el mercado. Pero el informe denuncia que incluso cuando los jóvenes tienen trabajo se les trata con dureza en lo relativo al empleo, la infrautilización de las becas y los contratos de prácticas, así como el uso inapropiado de determinados modos de contratación, ligados a la contratación temporal.

Más de la mitad de los jóvenes ocupados están empleados bajo contractos de este tipo; sin embargo, sólo un 7% lo hace con convenio relacionado con la formación y las prácticas. La ausencia de empleo tiene consecuencias muy importantes sobre los niveles de vulnerabilidad social de los jóvenes. El 58% de los jóvenes desempleados en España se encuentran en riesgo de exclusión social. Para los jóvenes, la ausencia de empleo o los contratos de baja calidad llevan consigo importantes efectos en su desarrollo personal y vital, exponiéndolos a una situación de vulnerabilidad. Todo ello desemboca en una pérdida de capital humano, desigualdad social y menos cohesión.

El papel de las empresas

El informe propone un conjunto de medidas en las que los distintos agentes coordinados (empresa, tercer sector y administración) pueden trabajar para mejorar este escenario. Estas medidas no solo benefician a los jóvenes sino también a la competitividad de las propias empresas. El primer paso a seguir según el informe es la prevención del abandono escolar temprano. Para lograr la reincorporación al sistema educativo de los jóvenes que ya han abandonado la formación el informe propone crear entornos formativos distintos a los actuales, más flexibles, de menor duración, orientados a la práctica profesional. También recomienda a las empresas con trabajadores sin formación reglada que les ayuden a completarla con políticas de formación. Otras medidas que proponen son poner en marcha programas de asesoramiento, de creación de becas y contratos de prácticas, etc, para mejorar la transición de la formación al empleo.