Cuentas nocionales: ¿solución para las pensiones de los autónomos?

Mejorar el sistema de protección social del colectivo de trabajadores por cuenta propia pasa por incrementar la presión fiscal, desarrollar políticas que favorezcan el relevo generacional y concienciar al colectivo de que “cotizar es una inversión a futuro”.
Cuentas nocionales: ¿solución para las pensiones de los autónomos?

Más de 500.000 autónomos han cumplido los 55 años. Es decir, en apenas una década se sumarán al 1.268.611 autónomos jubilados registrados el pasado 1 de febrero en la Seguridad Social. Sin embargo, su pensión media seguirá sin alcanzar los 900 euros mientras que la de los trabajadores del Régimen General rondará los 1.400 euros.

Atendiendo a su evolución, las pensiones de los trabajadores por cuenta propia crecerán en torno al 15% en los próximos cinco años, según las estimaciones de ATA (Federación Nacional de Trabajadores Autónomos). Tesis que tiene su respaldo en el incremento del 18% que se ha producido en las bases medias de cotización al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) desde 2008, aumento que si bien es seis puntos superio al del Régimen General no es suficientes para equiparar ni la nómina ni el nivel de protección de ambos regímenes.

A este respecto Rafaél Doménech, Economista Jefe de Economías Desarrolladas de BBVA, en su comparecencia de ayer por la tarde en la Comisión del Pacto de Toledo, dejó claro que sacar del sistema a los regímenes especiales “no resuelve el problema sino que lo mueve de sitio” y que estos “deben converger al Régimen General”.

A su parecer el sistema de cuentas nocionales individuales sería un primer paso. Partiendo de la obligación de cotizar por un mínimo garantizaría el cobro de la pensión futura, el autónomo tendrá la libertad decidir la cantidad que quiere aportar a su cuenta individual cada año, en función de cómo le vaya el negocio. Ahora bien, para poder aplicarse se ha cotizar por ingresos reales, explicaba Doménech, cuestión que se negocia en la Subcomisión para la reforma del RETA, constituida a instancias de Ciudadanos.

Misma opinión que ya compartió en su día, bajo el mismo marco, José Ignacio Conde Ruíz, subdirector de FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), quien aseveró que “es perfecto. La mayoría de autónomos cotizan por la mínima, que es la más rentable, y luego complementan con ahorro privado. Un sistema de cuentas nocionales le permitiría, a partir de un mínimo, decidir cotizar por lo que quisiera pudiendo revisarlo cada año”.

Ventajas

Las cuentas nocionales son depósitos individuales en las que el trabajador y empresa -en el caso del trabajo por cuenta ajena- realizan aportaciones cada mes que se acumulan hasta el momento de la jubilación o el despido, en el que el trabajador rescata su dinero. Dicha cuenta acompaña a la persona durante toda su vida laboral cambie o no de empleo e incluso de régimen. Es en este punto en el que intervendría el Estado, ya que la portabilidad de las cuentas está gestionada por la Administración.

La transparencia es la gran ventaja de este modelo. Al ser un sistema de contribución definida, no sólo se blinda per se la pensión mínima sino que los pensionistas saben en todo momento cuál será la pensión que percibirán en el momento en el que se jubilen.

Las cuentas nocionales ya se emplean con éxito en lugares como Suecia o Noruega, países en los que se ha comprobado una mejora de la contributividad. Trasladar el modelo a España requiere un periodo de transición de entre 15 y 20 años, en el que las aportaciones privadas convivan con las del propio sistema público de pensiones, así como con cuentas de ahorro o captialización de adhesión automática individuales, en la línea del modelo de Reino Unido, en las que se acumularían entre dos y cuatro puntos de la cotización.

Cotizar más y mejor

A principios de febrero las pensiones de los 1,27 millones de jubilados autónomos costaron al sistema 897,25 millones de euros, siendo la pensión media de 897,26 euros en el caso de los hombres y de 585,35 euros en el de las mujeres, frente a los 1.339,74 euros y 925,01 euros de los afiliados y afiliadas, respectivamente, al Régimen General . Así las cosas, en materia de equiparar las pensiones de unos y otros no hay una sóla receta.

Uno de los grandes retos a los que se enfrenta el colectivo de autónomos es el de mejorar la cultura de cotización bien por ahorro, bien porque piensan que les va a servir de poco de cara al futuro, bien porque creen que el Sistema les está robando o bien por las tres cosas a la vez.

Los avances de los últimos años no han sido suficientes y más del 80% de los afiliados (86% en las mujeres) cotizan por la base mínima. Frente a ello son varias las propuestas planteadas por ATA y UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos). Todas pasan por incrementos progresivos de las bases. En el caso de la Federación que preside Lorenzo Amor, además de aplicar subidas progresivas del 3% en un periodo de cinco años y de destopar las de los mayores de 47 años, se ha propuesto que las cuotas abonadas a la Seguridad Social sean deducibles del Impuesto de Sociedades, en el caso de aquellos que desarrollen su actividad bajo el formato de empresa.

Desde UPTA insisten en doblar las bases de cotización a quienes ganan más de 60.000 euros anuales y cotizan por la base mínima. Amén de adecuar las cotizaciones a los ingesos reales. Iniciativa en cuyo desarrollo ya estarían trabajando desde Empleo y Hacienda, según pudo saber AyE la pasada semana.

Sin embargo, durante su comparecencia, Rafael Doménech ha apuntado justo lo contrario al referirse a las posibles fórmulas para mejorar los ingresos del sistema “aumentar los ingresos vía devaluación fiscal y cubir la diferencia con impuestos indirectos que son menos extorsionadores y que han funcionado en países como Dinamarca, donde existen mayores tasas de equidad”. Esto es incrementar la presión fiscal sobre el IVA, impuestos medioambientales, etc… e incluso crear un impuesto ad hoc para financiar las pensiones.

Jubilación flexible y relevo generacional

Además de lo anterior, se han de incentivar otra serie de medidas que favorezcan por un lado que el autónomo pueda seguir trabajando una vez cumplidos los 65 o, en su caso, los 67, así como la pervivencia de los negocios.

Medidas como compatibilizar el cobro del 100% de la pensión con el desarrollo de una actividad, mejorarían el nivel de cotización del colectivo y por ende las pensiones. El Economista Jefe de BBVA también ha defendido tanto esta medidas como otras que favorezcan la jubilación flexible porque “permiten otorgar un grado de libertad a los futuros pensionistas y alargan los periodos de cotización”. Cabe destacar que hasta ahora los autónomos se pueden acoger a esta fórmula, pero sólo al 50%.

Además del efecto sobre las pensiones de los autónomos jubilados que han cotizado por la base mínima y la mejora de ingresos en el sistema, se favorecería la incorporación de jóvenes al mercado laboral, es por ello por lo que UPTA presentaba esta semana al Ministerio de Empleo una batería de propuestas con las que impulsar el relevo generacional.

Vincular las subidas al IPC

Otro de los temas con enjundia es el cómo se van a revalorizar las pensiones durante los próximos años. Hasta 2013 éstas se indexaban al IPC, por lo que las nóminas de los pensionistas bailaban al compás de los precios. Fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que, en ese año, y de forma unilateral -sin pasar por el consenso del Pacto de Toledo- decidió aprobar el sistema actual. De ese modo se incorporaron a la jerga del sistema los términos Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) y el Factor de Sostenibilidad (FS).

El objetivo era adaptar el crecimiento de las pensiones a la marcha de la economía. Con el IRP se garantiza una subida mínima del 0,25% en caso de deflación y se topa la subida un 0,50% por encima del crecimiento del IPC, que se aplicará siempre y cuando los ingresos de la Seguridad Social sean iguales o superiores a los gastos -es decir que las aportaciones de los cotizantes sean mayores que la nómina de las pensiones-, lo que requiere, de un mercado laboral sólido y estable.

Por otra parte, el FS, vincula la pensión a la esperanza de vida y a los años cotizados. Esto viene a decir que, lo que se haya aportado al sistema durante el periodo trabajado se repartirá en los años que el INE ‘estime’ que le queden por vivir. Así de entrar en vigor en 2019 (fecha prevista), los pensionistas cobrarán menos pero durante más años.

Pues bien, ésta fórmula podría caer en los anales de la interinidad de llevarse a efecto la Proposición no de Ley del PSOE aprobada ayer por el Pleno del Congreso mediante la que se insta al Gobierno a su derogación. Con ello los pensionistas cruzarán los dedos para que la economía vaya bien y los precios crezcan al ritmo del 2% estimado, ya que en el caso contrario no sólo se perderá poder adquisitivo, sino que se produciría una rebaja en la nómina de los 9,46 millones de pensionistas españoles.

Asimismo, vincular de nuevo las pensiones al IPC no saldrá gratis. Según los expertos de FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada), vincular sólo las pensiones mínimas a la evolución de los precios implica una subida de seis puntos en el IRPF para compensar el coste. Algo que tampoco ve con malos ojos el Economista Jefe de BBVA, quien también coincide con la tesis defendida por Ángel de la Fuente, presidente de la Fundación, acerca de que “volver a la indexación universal sería inasumible. No se podría pagar” a menos que el IRPF se incrementase en torno a 75 puntos.

Entonces, ¿cuál es la receta para que las pensiones ganen poder adquisitivo? En el corto plazo el PIB de España debería crecer a un ritmo del 2,5%. Además los ingresos deberían ser del 1,2% en el medio/largo plazo. Conseguirlo pasa por mejorar la productividad por hora trabajada y continuar creando empleo. Para ello una de las patas es la de sustituir las reducciones de cuota por políticas que incentiven el empleo, insistía Doménech.