“El Gobierno debe ser más ambicioso con las políticas de impulso a la Economía Social”

Reinvertir beneficios, redistribuir la riqueza, apoyar proyectos que favorezcan la integración de los colectivos más vulnerables son tres de los objetivos de muchos de los jóvenes emprendedores de hoy en día. La mayoría no sabe que forman parte de la Economía Social. Un modelo que supone el 10% del PIB en España, sostiene 2,23 millones de empleos directos e indirectos (la mayoría indefinidos) y sostiene a más de 43.000 entidades entre cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, centros especiales de empleo, empresas de inserción, asociaciones de la discapacidad, fundaciones y cofradías de pescadores.
“El Gobierno debe ser más ambicioso con las políticas de impulso a la Economía Social”

A Juan Antonio Pedreño, que en mayo de 2016 fue reelegido por tercera vez presidente de CEPES (Confederación Española de la Economía Social), le brillan los ojos al mostrar la primera página del cómic, dibujado y escrito por Puebla, que el próximo curso llevará los valores de la Economía Social a los colegios de Murcia. Le entró el veneno de la Economía Social allá por 1982. La mili le dejó con 24 años y sin trabajo. Fue entonces cuando el párroco de su pueblo le propuso crear un centro de Formación Profesional para el empleo. A partir de ahí toda una vida dedicada a esa “economía de la que se habla poco, en la que las personas y el fin social es más importante que la cuenta de resultados”, pero en la que las empresas se hacen más sostenibles, rentables y generan empleo.

Se tiende a confundir Economía Social con solidaridad o ‘buenismo’, ¿cuál es la línea roja?

El ánimo de lucro. Las empresas de la Economía Social trabajan para ganar dinero, no es un voluntariado. Están en los mercados para competir. Es un movimiento empresarial con valores sociales en el que el objetivo es favorecer el desarrollo.

El pasado mes de mayo Madrid se convirtió en la capital europea de la Economía Social…

Cierto. Todas las instituciones de la Economía Europea y casi el 50% de los países europeos están decididos a poner en marcha un Plan de Acción para la Economía Social en el periodo 2018 – 2020, lo cual quedó ratificado en la Declaración de Madrid.

¿Ha mostrado la Comisión Europea interés por el Plan de Acción Europeo para la Economía Social que demandaron durante la Cumbre de Madrid?

Ulla Engelmann, la nueva jefa de la Unidad de Economía Social de la Comisión Europea, está muy volcada con este tema. En la Cumbre de Madrid, propuso una serie de medidas a desarrollar en 2017, que giran en torno a cinco ejes: acceso a los fondos y a la financiación, acceso a los mercados, mejora de los marcos legales y normativos, innovación social, tecnologías y nuevas formas de empresa y dimensión internacional.

Un primer e importante paso…

Como bien dice es un primer paso. Pero no nos gustaría que estas acciones limitaran las posibilidades del Plan. Nos parece muy bien como inicio, pero necesitamos un plan dotado presupuestariamente a favor de las empresas de la economía social y hablo de todas las que lo integran, empresas sociales, cooperativas, sociedades laborales, centros especiales de empleo…

“No se puede esperar a que los niños tengan 18 años para que conozcan la Economía Social”

¿Es favorable la Comisión a destinar parte del presupuesto a las acciones del Plan?

No tenemos ninguna duda. Ulla es una persona totalmente convencida y sabemos que está negociando con las distintas comisarías que participan en el diseño del plan (empleo, mercado interior, etc…)

¿Es España es un referente a nivel europeo en Economía Social?

Sí, sí (contesta rotundo). De hecho, España es quien coordina las políticas orientadas al desarrollo de la Economía Social europea. Prueba de ello es la Declaración de Madrid, en la que 11 países europeos, a los que posteriormente se unieron Francia y Eslovaquia firmaron un acuerdo cuyo objetivo es que la Economía Social se convierta en el eje vertebrador de las economías de cada uno de los países.

Por primera vez los PGE 2017 incorporan una partida de 4 millones de euros para el fomento de la Economía Social, ¿cómo valoran esta decisión?; ¿qué medidas consideran prioritarias poner en marcha?

Quiero suponer que esa partida recoge la financiación de parte de las actuaciones que se desarrollarán bajo el marco de la Estrategia Española para el Empleo y la Economía Social. Lo razonable es que los cuatro millones se repartan de forma equitativa en acciones de internacionalización, apoyo a estructuras organizativas, formación y universidades.

A priori parece que sólo cuatro ámbitos se quedan cortos…

Lo cierto es que si comparamos con años anteriores no se produce ningún cambio y que si, como ha afirmado la propia ministra de Empleo, Fátima Báñez, en varias ocasiones “la Economía Social es Marca España” el Gobierno debería ser más ambicioso en cuanto al diseño de políticas presupuestaria que impulsen el crecimiento y la competitividad del sector.

Por tanto, ¿falta apoyo de la Administración?

A nivel local no tanto. Ayuntamientos como, por ejemplo, el de Murcia trabajan intensamente en programas para favorecer la segunda oportunidad o la creación de empresas que favorezcan el acceso al mercado de trabajo a personas en riesgo de exclusión. A nivel estatal se ha avanzado en la Estrategia Española para el Empleo y la Economía Social, no son ayudas económicas ni financieras, son actuaciones que dependen de las comunidades.

Ahora que Montoro se ha comprometido a rebajar el IRPF, ¿se necesitan incentivos fiscales en la economía social?

La ley fiscal que regula las cooperativas, data de 1990, está obsoleta. Hay que revisarla. Todos los beneficios fiscales que se han ido aprobando no se han aplicado a las entidades que suponen la primera familia de la Economía Social. Por tanto, el gap diferenciador entre cooperativas y empresas mercantiles se ha perdido. En cuanto a las sociedades laborales, la segunda gran familia de la Economía Social, tampoco se ha revisado su fiscalidad en base a lo establecido en la Ley de Empresas Participadas de 2015.

“Las plataformas digitales ni son economía colaborativa ni son Economía Social”

A nivel institucional y concretamente en España, ¿falta diálogo con las organizaciones de la Economía Social?

(Sonríe y mira hacia arriba) Últimamente hemos cogido velocidad de crucero en lo que respecta al discurso político, pero en las mesas no tenemos representación, algo que choca si tenemos en cuenta que la Economía Social supone el 10% del PIB en España y sostiene 2,25 millones de empleos.

¿Esta ausencia tiene que ver con posibles presiones de patronal y sindicatos?

La realidad es que, en contra de lo que dice la Ley de Participación Institucional, no estamos en ninguna mesa de diálogo. Hoy por hoy no hay nadie que no sea patronal y sindicatos.

Siendo un sector rentable y sostenible, ¿por qué no recibe más apoyos por parte del sector financiero?

Por la falta credibilidad y confianza. En el caso de la banca, es además paradójico, ya que está demostrado que las empresas de la Economía Social como son mucho mejores pagadoras.

Y en el caso de Europa, ¿se da la misma circunstancia?

El FEI (Fondo Europeo de Inversiones) no tiene medios para que su dinero llegue a las empresas y ha pedido ayuda tanto a las entidades de la Economía Social como a la banca ética para que sus recursos lleguen directamente a las empresas. Nos estamos convirtiendo en instrumentos para que el dinero del FEI llegue a la diversidad de agentes de la economía social

¿Ponen los bancos más o menos trabas si se trata de proyectos de la Economía Social?

En líneas generales las exigencias son las mismas. En cuanto a aprobaciones, en la banca ética, por lógica, entiendo que debería ser mayor, sin embargo, en la tradicional es lo contrario. Hay ciertas reticencias para concederles crédito.

“Las empresas de la Economía Social trabajan para ganar dinero, no es un voluntariado”

¿Qué diferencia hay entre la banca ética y la banca tradicional?

El origen, por lo general son cooperativas. Creen en un modelo distinto porque su propio modelo de negocio es también distinto. Esto hace que la sensibilidad de este tipo de entidades con las empresas y proyectos de la Economía Social sea mucho mayor, conocen perfectamente las dificultades a las que se enfrentan porque las han experimentado.

Una de las críticas que hacen desde el sector es que muchas empresas emplean la RSC para ponerse la medalla de valedoras de la Economía Social…

La Responsabilidad Social Corporativa puede ser una marca ética o una marca estética. Creo que hay que definir bien qué es RSC y qué no lo es. Dicho esto, el movimiento se demuestra andando.

Continuemos con la ronda de aclaraciones, la economía colaborativa ¿es o forma parte de la Economía Social?

Si se refiere a las plataformas digitales en absoluto. Es más, tampoco son economía colaborativa. Si hablamos de, por ejemplo, negocios locales que venden productos respetuosos con el medio ambiente, de productores de la zona, etc… sin lugar a dudas. Es más, con este tipo de comercios estamos rizando el rizo, son “lo social de lo social”. En relación a ello creo que es necesario hacer una definición de lo que es economía colaborativa.

¿Falta conciencia de ‘lo social’ o por el contrario forma parte del ADN de los nuevos emprendedores?

Todavía queda mucho camino por recorrer en ese sentido, pero es cierto que cada vez más forma parte de los emprendedores. Algo que es lógico, la sociedad demanda un modelo de empresa más democrático, participativo, transparente, que favorezca la conciliación, etc… En definitiva, el define a las empresas de nuestro sector.

¿Qué papel tiene la Economía Social española en la cooperación al desarrollo?

El Consejo de Cooperación y el Ministerio de Asuntos Exteriores consideran que CEPES es un “aliado fundamental en la cooperación internacional”. No obstante, quiero destacar que lo más importante no es la aportación económica a los proyectos, que en el caso de España ha sido de 50 millones de euros, sino las acciones que se desarrollan paralelamente a ella. Por ejemplo, hemos puesto en marcha cinco colegios en Paraguay. En República Dominicana hemos llevado a cabo iniciativas de formación orientadas a que las mujeres conozcan el cooperativismo y puedan emprender a partir de esta fórmula.

¿Cómo ha evolucionado la internacionalización en las empresas de la Economía Social?

Este es precisamente uno de los déficits que tenemos. En la mayoría de los casos somos empresas pequeñas, de ámbito local lo que nos limita mucho a la hora de salir al exterior.

¿Qué actuaciones se están llevando a cabo para superar la barrera del miedo a internacionalizarse?

Además de los seminarios que imparten cada una de las organizaciones, desde el año pasado, trabajamos con la Cámara de Comercio en un programa que tendrá continuidad este año con la partida de un millón de euros a la que me he referido antes. En este se realizan actuaciones de asesoramiento, diagnóstico, y de acompañamiento, elaborando Planes de Internacionalización personalizados.

¿Son innovadoras las empresas de la Economía Social?

En este aspecto estamos mejor porque hay conciencia de que para crecer y ser sostenible hay que innovar. Ahora bien, creo que es importante distinguir entre lo que es innovación social e innovación tecnológica. En el primero de los casos, es cómo funcionamos, el ideario, lo que estamos haciendo. En cuanto a la innovación tecnológica ésta ha calado tanto en pequeños emprendedores como en grandes cooperativas como Mondragón

“Nos estamos convirtiendo en instrumentos para que el dinero del FEI llegue a las empresas de la Economía Social”.

¿Cree que es necesario formar en Economía Social desde las etapas tempranas de la educación?

Indudablemente. Hay que ir a las escuelas a poner en conocimiento de los niños los valores de la empresa y la Economía Social. No se puede esperar a que cumplan 18 años para que la conozcan. Desde CEPES hemos puesto en marcha varias iniciativas al respecto. En el caso de Murcia en abril organizamos una feria de cooperativas escolares, además estamos desarrollando materiales (libro, cómic y vídeo) para que cien docentes impartan una asignatura de economía social durante el próximo curso.

¿Ha sido la inestabilidad política un freno para la Economía Social?

Sorprendentemente no. Durante estos últimos años hemos crecido casi hasta los niveles de 2009, incluso en muchas comunidades autónomas estamos por encima de ellos.

¿Favorecen los ‘Ayuntamientos del cambio’ próximos a Podemos iniciativas de promoción de la Economía Social?; ¿cómo están actuando a este respecto?

(Ríe). Depende. En el caso de Madrid y Cataluña son dos instituciones muy convencidas. Por el contrario, otros ayuntamientos han confundido los términos Economía Social y solidaridad, que es una labor de las ONG’s.