Alguna autonomía las grava con un Impuesto Especial

Hacienda recauda 26 millones por las bolsas de plástico que los comercios se ven obligados a vender

Hacienda ha ingresado más de 26 millones de euros en concepto de IVA por las bolsas que los comercios están obligados a cobrar a sus clientes con el fin de reducir el suso del plástico. Esta recaudación no tiene, aparentemente, un destino "ecológico".

 

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Hacienda recauda 26 millones por las bolsas de plástico que los comercios se ven obligados a vender

Aunque cada vez se consumen menos, lo cierto es que las bolsas de plástico están aportando un buen pellizco a los ingresos del Estado. Desde que en julio de 2018, entró en vigor el Real Decreto Ley que prohibió la entrega de estos envases en los comercios de España, las tiendas hacen caja céntimo a céntimo. Y Hacienda también.

El precio de cada bolsa de plástico oscila entre los cinco y los 15 céntimos de euro por unidad, tal y como establece la normativa. Según las cifras que maneja la Unión Europea, cada ciudadano consumió 144 bolsas de plástico en 2018. En España, el pasado año este consumo se redujo un 24%. Esto es, hasta las 110 unidades. Haciendo un cálculo estimativo sobre un precio medio de cinco céntimos de euro por bolsa y teniendo en cuenta sólo los 23 millones de personas en activo, en España se pudieron comprar unas 2.530 millones de bolsas de plástico este año. En términos de facturación, el resultado sería de unos 126,5 millones de euros de ingresos para el sector del comercio, sujetos a tributación por IVA

“Las bolsas de plástico que se cobran al consumidor están sujetas al IVA como cualquier otro producto que se compre en un comercio”, aseguraron desde la Confederación Española de Comercio (CEC). A éstas, se les aplica un tipo del 21%, que está incluido en el precio final que se cobra al consumidor. Esto significa que, por cada cinco céntimos de euro, uno va a parar a las arcas del Fisco.

Éste no es el único ‘pellizco' que las bolsas de plástico aportan al grueso de la recaudación fiscal en España. Las comunidades autónomas pueden optar por fijar un tributo propio que grave estos productos. Es el caso de Andalucía, y Cataluña -antes también en Cantabria-, que cuentan con el llamado Impuesto a las Bolsas de Plástico (IBP) de un solo uso. Según los datos del Consejo General de Economistas (CGE), que se recogen en el informe "La fiscalidad ambiental en España, situación y tendencias actuales", Hacienda recaudó 270.700 euros en 2017 por este impuesto especial. 

Respecto al IBP, la Junta de Andalucía informó que la finalidad no es recaudar, sino concienciar a los ciudadanos para que reduzcan el consumo de productos y materiales que perjudiquen el medioambiente a favor de otros más sostenibles. Ahora bien, ¿es también ésta la finalidad que se persigue cuando se cobra el IVA de las bolsas de plástico? A este respecto, en 2017 la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMC) sugirió que la recaudación que provenga de las ventas de bolsas de plástico “podría ser tenida en consideración para crear, por ejemplo, un fondo medioambiental”, de tal modo que se consigan “mitigar los efectos negativos” del consumo de estos productos. Algo que, por el momento, no parece haber tomado forma.

Según la información que maneja el Ministerio de Transición Ecológica, en 2018 se consumieron más de 56.200 toneladas de bolsas de plástico. De éstas, el 23% estaban entre las catalogadas “muy ligeras”, con un espesor inferior a 15 micras y que también son las más baratas (cinco céntimos de euro). Mientras que el 77% restante fueron “ligeras”, con espesor de entre 15 y 49 micras y cuyo precio es el más elevado, 15 céntimos de euro por cada bolsa.

En 2021 entrará una normativa más restrictiva para las bolsas

La Unión Europea fijó como objetivo que en 2025 se rebaje a 40 el máximo de bolsas de plástico por habitante. De cara a cumplir con el reto, el Gobierno de España aprobó dos normas que tendrán que tener muy en cuenta los comercios y negocios de los autónomos en los próximos dos años y los pequeños productores y fabricantes de plásticos.

La primera de ellas, entrará en vigor el 1 de enero de 2020, cuando se prohibirá la entrega a los consumidores de bolsas de plástico fragmentable (fabricadas con aditivos que convierten el plástico en microplásticos). Esta prohibición también se extiende a las bolsas oxodegradables, fotofragmentables, hidrofragmentables y termofragmentables. Asimismo, las bolsas de más de 50 micras de espesor deberán estar fabricadas con un mínimo del 50% de plástico reciclado.

Más restrictiva será la norma que entre en vigor en enero de 2021, cuando sólo podrán ponerse en el mercado nacional bolsas ligeras y muy ligeras de plástico compostables -que deberán incorporar un sello conforme a la normativa comunitaria-, es decir, aquellas que puedan degradarse biológicamente en plantas de compostaje o en compostadores domésticos. Las bolsas compostables muy ligeras (menos de 15 micras, usadas para contener alimentos a granel o por razones de higiene) podrán entregarse gratuitamente, pero las que tengan un espesor de entre 15 y 49 deberán seguir cobrándose, a 15 céntimos si no hay nuevos cambios en las tarifas.

Defensores del plástico

Aunque el impacto negativo del plástico es un hecho contrastado, existen voces que alertan de los riesgos que tiene sustituir este material por otros como el papel o el algodón. Desde la Asociación Española de Industriales Plásticos (ANAIP) explicaron que “una bolsa reutilizable de plástico pesa sólo 20 gramos y una de papel 50. Además, este último requiere cuatro veces más energía para su producción y reciclaje”. En el caso de una bolsa de algodón, “ésta pesa 250 gramos y producirla consume tanta agua, tierra, fertilizantes o pesticidas que habría que reutilizarla 130 veces (o incluso más, según el material con el que se haya fabricado) para que tenga un impacto medioambiental menor que la de plástico”. 

Por otro lado, en Anaip apuntaron que más que retirarlas del consumo se debe promover su reciclaje ya que “fomenta la economía circular. Cuando se convierte en residuo, la bolsa fabricada con plásticos reciclados (desde un 50% hasta más de un 70%), se transforma en un nuevo recurso que permite fabricar nuevos productos, desde nuevas bolsas de la compra, hasta otros de alto valor añadido como aglomerados asfálticos hechos con plástico reciclado para la construcción de carreteras”.