Campaña de inicio de curso

Los libreros tachan de “escándalo” la morosidad pública que soportan en becas y libros gratuitos

La campaña de inicio de curso o “vuelta al cole” es una de las más esperadas por los libreros españoles. Tras finalizar septiembre, ahora toca hacer las devoluciones de los libros de texto no vendidos, liquidar con las editoriales y… sufrir un año más la morosidad pública.

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Los libreros tachan de “escándalo” la morosidad pública que soportan en becas y libros gratuitos

En aquellas comunidades autónomas en las que los gobiernos conceden becas a los alumnos para los libros de texto o la total gratuidad de éstos son los libreros quienes, en la mayoría de los casos, adelantan el producto para luego cobrarlo con más de seis meses de retraso. “Es un escándalo que sean las librerías las que financian a los gobiernos autonómicos durante meses y meses” declara a AyE Juancho Pons, presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal).

Como llevan ya años soportando esta situación, Pons explota. “No es justo que un gasto que un librero hace antes del verano de 2017, se apunte en los Presupuestos de 2018 y se pague en marzo o abril de ese año”, afirma. Es un caso de morosidad pública…de libro, que estos profesionales afrontan cómo pueden. Pons explica que casi todos los libreros que venden libros de texto se endeudan en estas comunidades autónomas porque, para poder hacerse con el material que han de vender, piden préstamos a las entidades bancarias o financiación ajena de otro tipo.

El presidente de Cegal exige que los gobiernos autonómicos que están realizando estas prácticas, “no todos, pero sí los suficientes”, realicen los pagos “en un plazo máximo de 30 días”.

Una de las grandes campañas del año

En las autonomías donde están ocurriendo estas demoras se empaña para los dueños de los librerías uno de los momentos más esperados del año: el inicio del curso escolar. La campaña de venta de libros de texto, que se desarrolla en los meses de julio, finales de agosto y septiembre, es una de las más jugosas para los libreros, especialmente los pequeños, que son la mayoría de los representados por Cegal.

Hasta tal punto es importante esta campaña, señala Juancho Pons, que “muchas librerías pequeñas sacan músculo financiero mientras dura para luego tirar el resto del año”. La facturación de julio a octubre puede suponer hasta la mitad de la facturación del negocio de todo el año. “Por eso, queremos que la venta de libros de texto no sea tan estacional”, añade.

La de 2017 que acaba de cerrarse en cuanto al grueso de las ventas ha sido similar, en facturación, a la del año pasado, “buena en términos generales”. Sin embargo, en Cegal reconocen que cada año la competencia se lo pone más difícil.

La venta directa que realizan las editoriales a través de los centros escolares es uno de los hechos que más les perjudican. Los centros públicos no pueden comprar material para luego revender pero los centros concertados y los privados, sí y así lo hacen. “Las editoriales, además, ofrecen mejores condiciones a los colegios que a las librerías”, lamenta Juancho Pons. Porque, como recuerda, los libros de texto constituyen una excepcionalidad en la Ley de Precio Fijo del Libro.