El Gobierno les ha permitido abrir

Muchos alojamientos regentados por autónomos están hospedando gratis a trabajadores esenciales

El Gobierno ha permitido la reapertura de casi 400 alojamientos turísticos y casas rurales, muchos de ellos regentados por autónomos. La condición es que hospeden tan sólo a trabajadores cuyos servicios sean esenciales, como médicos, transportistas o militares. La gran mayoría no cobran por ello.
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Muchos alojamientos regentados por autónomos están hospedando gratis a trabajadores esenciales

La crisis sanitaria y económica que está atravesando España ha hecho que se le dé a algunos oficios el reconocimiento que merecen. En las últimas semanas se ha empezado a hablar de trabajadores "esenciales". De colectivos cuyos servicios son imprescindibles para el buen funcionamiento del país.

Son, por supuesto, los sanitarios, y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Pero también aquellos negocios de alimentación, farmaciastransportistas o agricultores que abastecen de productos básicos a todos los ciudadanos.

Cuando hace casi tres semanas el Gobierno decretó el cierre inmediato de muchas actividades consideradas
"no esenciales", automáticamente, cientos de miles de restaurantes o pequeños comercios tuvieron que cerrar la persiana. No sólo ellos, otros muchos negocios de los que no se habla vieron suspendida su actividad y, en muchas ocasiones, perdieron su única fuente de ingresos.

Entre ellos, están los hostales, alojamientos turísticos y casas rurales. Pequeños negocios regentados por autónomos que, de la noche a la mañana, se han visto obligados a anular todas sus reservas y cerrar sus puertas sin saber hasta cuando. Esto fue así hasta el pasado día 25 de marzo, cuando el Gobierno decidió reabrir algunos de estos alojamientos, con una condición: que presten sus servicios tan sólo a aquellos trabajadores considerados "esenciales". 

De nuevo, de un día para otro, casi 400 alojamientos turísticos se convirtieron en "servicios esenciales" para hospedar a todos aquellos trabajadores desplazados a cualquier punto de España, como sanitarios, militares o transportistas -entre otros tantos-, que necesitan un sitio donde pasar la noche. Lo sorprendente de esta lista de alojamientos que han reabierto sus puertas y que fue publicada en el BOE, es que, la mayor parte, no son grandes cadenas hoteleras, como cabría pensar. 

Muy al contrario, son autónomos y pymes, pequeños hostales o casas rurales regentados por una familia que, además de haber perdido todas sus reservas de marzo, abril y mayo- para muchos, la temporada más fuerte- permanecen abiertos para hospedar a quienes están manteniendo España en marcha.  Muchas veces, de forma gratuita . 

Pequeños negocios que hospedan a los trabajadores "esenciales"

Desde la semana pasada, el Gobierno se ha puesto en contacto con empresas dedicadas al alojamiento para proponerles que vuelvan a abrir, con la condición de limitar su clientela a trabajadores desplazados o de localidades cercanas que cubran servicios básicos. Apenas 400 se han prestado a hacerlo. Y, de esos 400, muy pocos son grandes empresas y cadenas hoteleras. 

En la línea de frente, una vez más, están los autónomos que, a pesar de no tener colchón que cubra sus gastos, han prestado su negocio para atender las necesidades de los trabajadores en un momento crítico. "Si miras la lista, verás muy pocos hoteles y muchos pequeños negocios. Es normal. Un hotel lo tiene más difícil para mantener un establecimiento tan grande abierto de cara al público, con el mantenimiento y personal que eso conlleva. Una vez más, somos los autónomos los que estamos prestando estos servicios, con pérdidas, sin respaldo económico pero, eso sí, con mucha voluntad de servir a aquellos que vienen a servirnos", explicó el propietario de la 'Casa Rural Las Melias', situada en Ciudad Real .  

Esta casa rural lleva desde el pasado mes con pérdidas. En cuanto sus clientes empezaron a oír hablar del coronavirus, aún cuando los casos de contagio apenas llegaban al millar, comenzaron a anular sus reservas. Aunque lo hicieron con muy poca antelación, "les devolvimos todo el dinero. ¿Qué voy a hacer? Es una causa de fuerza mayor para todos, también para los clientes", comentó el propietario. Sin embargo, el motivo no ha sido suficiente para este autónomo, que no ha recibido ningún tipo de prestación para hacer frente a todas las pérdidas generadas. 

Cuando se enteró de que podía volver a abrir su negocio, no lo dudó ni un momento. "Pensé que mejor vivir con poco, que tener el negocio cerrado a cambio de nada. Cobro apenas un 5% de lo que cobraría de normal, para cubrir los gastos fijos y suministros. Entiendo que igual que no es una situación fácil para nosotros, tampoco lo será para el que está obligado a trabajar en estas circunstancias" comentó el dueño de 'El Melia'.

Si bien apenas ha recibido un par de clientes en la última semana, trabajadores de una planta fotovoltaica cercana a su localidad, ya ha tenido más suerte que la Casa Rural Belastegui, en Eulz, un pueblo de Navarra. Su dueña, Esther López, reconoció que la crisis del coronavirus ha sido un golpe del que va a costar mucho recuperarse. "Me han anulado todas las reservas hasta mayo. Da la casualidad de que, además, estos meses eran los más fuertes para nosotros. La primavera en esta zona de Navarra es muy bonita. Ahora, y desde hace una semana, nos pasamos los días abiertos esperando a que llame alguien para reservar. Nada, de momento ni un solo cliente, a excepción de una vecina a la que se le quemó la casa la semana pasada y tuvimos que acoger" explicó López. 

Como muchos otros autónomos, esta propietaria tiene que lidiar con pérdidas diarias, gastos fijos, electricidad, agua corriente o gas, sin ningún tipo de ingreso. Con todo ello, siguen abiertos para atender a aquellos que lo necesitan a cambio de muy poco. En ocasiones, nada, como contó el propietario de la Casa Rural 'Torre Piquer'. Otro de los pequeños negocios que engrosan la lista publicada en el BOE y que también está situado en una pequeña localidad. En este caso, de Aragón. 

Su propietario, también autónomo, se llama Diego Ortín y reconoció a este periódico que, después de tantos años abierto, ésta ha sido la primera vez que ha temido de verdad por su negocio. Además de soportar una avalancha de cancelaciones, esta casa rural tuvo que hacer frente a las críticas de sus vecinos. "El primer fin de semana no entendían que siguiéramos abiertos. Nuestro negocio está en una pequeña localidad con una población muy envejecida. Al principio pasamos miedo por la salud de nuestros vecinos, que son población de riesgo, por lo que, antes de que se decretara, decidimos cerrar y perder todas y cada una de las reservas" reconoció Ortín, 

Así estuvieron hasta la semana pasada, "cuando nos enteramos de que algunos alojamientos turísticos podíamos solicitar la apertura para atender a ciertos trabajadores. No sólo decidimos hacerlo, sino que además lo hacemos de forma gratuita. Sencillamente, no puedo cobrar a sanitarios, militares o transportistas que vienen de fuera al pueblo para velar por los vecinos. Con las pérdidas ya contábamos. Ahora, hará falta ayudarnos entre todos para salir de esta. Si no nos apoyamos entre nosotros ¿Quién va a hacerlo?".