Pequeños comerciantes contra una tendencia global

Muchos autónomos no se suman al Black Friday y explican sus motivos

Tiendas de lencería, de interiorismo, de ropa y calzado e incluso de artesanía. El hastag #NoBlackFriday da cobijo a todo tipo de autónomos españoles que se niegan a sumarse a la campaña de descuentos importada de EEUU.

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Muchos autónomos no se suman al Black Friday y explican sus motivos

La campaña de Black Friday que se celebra este 29 de noviembre en España fue importada desde Estados Unidos, donde los comercios empezaron a poner en marcha estrategias de descuentos para incrementar sus ventas antes de Navidad. Una fórmula que ha llegado a todos los rincones del mundo y que ha terminado por dividir al sector del comercio en España.

Según un comunicado emitido por la Confederación Española del Comercio (CEC) a principios de mes, el 40% de los comerciantes acabará realizando el Black Friday por “resignación. Ya que son pocos los casos en los que se obtendrá una verdadera rentabilidad”. Sin embargo, aún quedan algunos que se niegan a formar parte de estas campaña de "descuentos permanentes".

El hashtag #NoBlackFriday acumula más de 17,7 mil publicaciones en Instagram. En ellas, pequeños negocios de diferentes partes del mundo reivindican lo mismo: que este próximo 29 de noviembre sea un día como otro cualquiera. Quien entre en sus tiendas no encontrará descuentos. Sólo un buen producto y el mismo trato cercano que durante el resto del año.

Pequeños comerciantes contra una tendencia global

Algunos pequeños comerciantes le han dicho 'no' a una tendencia global que consideran que no beneficia ni al autónomo, ni al cliente. De hecho, aseguran que su oposición al Viernes Negro es una cuestión de honestidad hacia sus clientes, que tienen derecho a comprar a un precio justo durante todo el año. También lo hacen por ellos mismos, y por el sector, que no merece que se desvirtúe su trabajo.

“Recibo la colección de invierno en octubre y, en menos de un mes y medio, ya tengo que estar poniendo los productos en rebajas. No puedo hacerlo, no tengo margen de beneficio” explicó Mabel Escutia, gerente de la Lencería Doliche en Cuenca, uno de los pequeños negocios que no hará Black Friday este 29 de noviembre. Escutia sostiene que, para poder sumarse a la campaña, tendría que haber inflado antes los precios de sus productos, tal y como aseguró que han hecho otros competidores: “Vi hace poco en una tienda una bata, que nosotros también vendemos, y costaba diez euros más que en nuestro negocio. Esta semana, con el Black Friday, le bajarán el precio y costará lo mismo que en mi tienda”.

Para ella, lo peor de este día es que se ha “desvirtuado la calidad de las compras. No puede ser que una vez compres un producto a un precio, y al día siguiente valga otro distinto, y al siguiente vuelva a tener el mismo valor”.

Otra de las comerciantes que no se sumará al Blackfriday es Laura Carbajo, al frente de la tienda Carot, en Santander. Su comercio, que lleva 39 años abierto desde que en 1980 lo abrieran sus padres, no secundará este viernes de descuentos por respeto a quien le compra durante todo el año. “Muchas de nuestras clientas nos habían preguntado antes de comprar un jersey, si lo íbamos a rebajar en algún momento” reconoció Carbajo.

Esta comerciante cree que el Black Friday está "generando un impulso en el consumidor para adquirir productos que, en realidad, no necesita.Y lo digo yo, que soy la primera beneficiada en que la gente compre más". Ella desde su tienda apuesta, por la calidad y el trato personal: "a muchos de nuestros clientes, cuando pasan al probador, les llevamos nosotros mismos la ropa, que creemos que les puede gustar”. 

Es precisamente por lo individualizado del trato y el tiempo en la fabricación de los productos, por lo que tampoco secundara el Black Friday Mercedes Millán. Esta artesana reconoció no poder hacer frente a la campaña de descuentos. Millán está a cargo de la tienda de artesanía Las Manitas de Merche y justamente por el precio de los productos que hace con sus propias manos, no puede rebajar los precios. Además, que "por ser Black Friday  yo no obtengo ningún tipo de descuento, ni en la compra de los materiales, ni en los impuestos, ni en la luz, ni en el alquiler del local" apuntó.

De hecho, uno de los motivos principales por el cual los comerciantes rechazan realizar esta campaña de descuentos es la práctica desaparición de sus márgenes de beneficio. Paula Zarzuela, una autónoma al frente de una tienda de interiorismo y decoración que porta su nombre en Zaragoza, defendió que “es imposible para mí aplicar un 30% o un 50% de descuento a mis productos. No sólo porque mi margen no me lo permite, sino porque eso significaría que, durante el resto del año, he estado cobrando de más a mis clientes”.

Para ella el “chollo” de muchos de los negocios que se suman al Black Friday, no está en la propia campaña sino en  las ventas que hacen a lo largo del año, porque están vendiendo por encima de lo que realmente cuesta el producto. Otros comerciantes, como Zarzuela, prefieren lo contrarío: "esforzarse por tener unos precios competitivos durante todo el año, que elevarlos durante unos meses, para bajarlos un sólo día". 

 “He hecho Black Friday por presión social”

Sin embargo, no todos los comercios se resisten a la semana del Viernes Negro, y hay algunos que caen en esta campaña .Tras dos años en el mercado, la joyería 'Insignificante' va a celebrar por primera vez el Black Friday. Esta pequeña marca es un ejemplo de cómo el Viernes Negro obliga a muchos pequeños negocios a hacer descuentos, cuando su política de precios es completamente distinta. Su creadora Cristina Pérez-Sierra afirmó que si hubiera sido por ella “no habría hecho nada. Pero, al final, una compañera con la que estoy trabajando me ha convencido. Con los descuentos intentaremos impulsar las ventas de la web”.

Esta tienda se dedica a confeccionar y vender desde pendientes hasta collares o pulseras únicos. “Hemos decidido poner en descuento los prototipos de años pasados. Me ha dado verdadera pena tener que sacarlos y rebajarlos. Lo he hecho por presión social” reconoció Pérez-Sierra que, en los dos años que lleva al frente de su proyecto, se había negado a hacer esta campaña de descuentos.

Según la emprendedora, el Black Friday está provocando en el comercio más consecuencias negativas que positivas: “He hablado con mis compañeros, y todos coincidimos en que el Viernes Negro ha provocado un parón en las ventas de 10 días”. Se trata de unas  pérdidas que no se van a recuperar en un día: “Siempre se ha hablado de la mala campaña de ventas del comercio en agosto, pero en el futuro puede llegar a hablarse de la mala campaña de ventas en noviembre” concluyó.