El autoempleo es esencial en este colectivo

Las personas con discapacidad exigen un apartado específico en el Estatuto del Trabajo Autónomo

El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) quiere que, dentro del Estatuto del Trabajo Autónomo, se recojan en un apartado las especificidades concretas y las necesidades de las personas con discapacidad que tienen un negocio. En muchos casos, el autoempleo es su única salida laboral.

discapacidad
Las personas con discapacidad exigen un apartado específico en el Estatuto del Trabajo Autónomo

El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) exige un apartado específico en el Estatuto del Trabajo Autónomo para los trabajadores por cuenta propia con discapacidad. El propósito de esta reivindicación es que exista un auténtico marco público de incentivos, tanto regulatorios como de apoyo, al trabajo autónomo de estos trabajadores. Y quieren que sea “amplio, vigoroso, socialmente útil, a la altura de las demandas sociales”, explicó el presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez. “Ahora solo hay conatos, medidas aisladas, inconexas, discontinuas y frágiles”, afirmó.

La realidad es que, en España, la tasa de emprendimiento autónomo entre las personas con discapacidad se sitúa en torno al 11%. Además, durante el año pasado el número de estos profesionales por cuenta propia aumentó un 7,6%. En concreto, el año 2018 cerró con 21.459 trabajadores autónomos con discapacidad afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social, 1.516 más que en el año 2017, según los datos recabados por el CERMI.

En 2017, según los últimos datos del INE, había 1.860.600 personas con discapacidad en edad de trabajar (de 16 a 64 años), de los cuales solo 481.000 gozaban de un empleo. Unas cifras bajísimas que, según Pérez Bueno, están motivadas por el poco interés del “empleador típico” hacia las personas con discapacidad. Una situación que lleva a este colectivo a buscar su independencia económica en el autoempleo. “Tras esta discriminación estructural, la persona con discapacidad, sin una vocación por el autoempleo, lo escoge como última vía de acceso al mercado de trabajo, rebelándose de algún modo contra un sistema productivo que lo rehúsa”, explica.

El problema radica en que la iniciativa económica de las personas con discapacidad a través del autoempleo, no tiene una dimensión legal apropiada. “En el Estatuto del Trabajo Autónomo vigente se menciona a la discapacidad, se la tiene presente en ciertos aspectos. No obstante, no tiene la centralidad, consistencia, integralidad y amplitud necesarias para que esta vía se expanda. No hay nada sistemático, ambicioso, ni siquiera hay un eje identificable que permita la visibilidad de los trabajadores autónomos con discapacidad”, señala Pérez Bueno.

Por este motivo, nacen reivindicaciones como las del CERMI para favorecer una salida económica a este colectivo a través del emprendimiento. Del mismo modo que surgen otras iniciativas de distintas asociaciones, como el acuerdo que se firmó en 2016 entre la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) y Fundación ONCE, y que hoy en día sigue en activo. A través de este acuerdo, ambas partes se comprometían a realizar las acciones necesarias para lograr la igualdad de oportunidades y la no discriminación en el ámbito del trabajo autónomo.

¿Qué debe incluir el Estatuto del Trabajo Autónomo?

Según el presidente del CERMI, el apartado que pretenden incluir en el Estatuto tendría vocación de regulación integral. Desde qué se entiende oficialmente por trabajador con discapacidad a efectos de trabajo autónomo, pasando por un cuadro ordenado y sistematizado de apoyos y ayudas “generoso”, que “como mínimo gozara de la misma intensidad del existente para las empresas que contratan a trabajadores con discapacidad (por cuenta ajena)”. Así como una serie de medidas de carácter social y de Seguridad Social, “que comporte un estímulo genuino para que más personas con discapacidad transiten al empleo autónomo”.

La intención es que desde la política oficial se respalde la vena emprendedora que albergan muchas personas con discapacidad. Pérez Bueno lamenta que los partidos políticos se distancien tanto de esta situación y apenas muestran interés por algo tan circunscrito como el empleo autónomo de personas con discapacidad: “Hemos sido insistentes para que fueran receptivos a nuestras demandas, pero más bien prevalece la ignorancia o la indiferencia”.

Desde el CERMI señalan que las ayudas destinadas a emprendedores con discapacidad no son suficientes, “en absoluto”, y son poco conocidas por sus potenciales destinatarios. “Es una muestra más del fracaso o al menos la inadecuación de las políticas activas de empleo y de fomento del emprendimiento respecto de las personas con discapacidad”, señala el presidente del comité.

“No hay una convicción sobre el emprendimiento de las personas con discapacidad, no en la autoridades ni en las políticas laborales, lo que comporta que apenas tengamos un sistema estructurado, un marco ordenado, sistemático y vigoroso de apoyos. Si a eso se añade, el ínfimo grado de difusión de lo que está vigente, aunque sea poco apreciable, y las dificultades objetivas de acceso a la información, el resultado raya en lo desolador. Está casi todo por hacer”, concluye Luis Cayo Pérez Bueno.