Tensión en el transporte, gasolineras y taxis

El precio del carburante se come los márgenes de los autónomos

En tan sólo dos años, el precio del gasóleo se ha incrementado 19 céntimos de media. El de la gasolina,12. Un ascenso que ha hecho saltar las alarmas de tres sectores claves para la economía real, transporte, gasolineras y taxis. Muchos profesionales no pueden repercutir la subida en los precios de los servicios que ofrecen.

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El precio del carburante se come los márgenes de los autónomos

Los efectos de la ruptura del acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Irán, el pasado mes de mayo y la decisión de Donald Trump de reestablecer al “máximo nivel” las sanciones al país de Oriente Medio ya están calando en la economía real. El barril de Brent ha subido un más de un 50% en el último año, hasta alcanzar casi los 78 dólares. Escalada que se hace notar, y mucho, en el precio de los carburantes. Entre los meses de abril de 2016 y 2018 el litro del gasóleo ha pasado de 0,98 céntimos de euro a 1,17 euros, y el de gasolina 95 de 1,14 euros a 1,26, según los datos de la CNMC (Comisión Nacional del Mercado de la Competencia). En definitiva, la subida ha sido de 19 y 12 céntimos respectivamente.

Además de los conductores, quienes más están padeciendo las consecuencias de la altanería de Trump en todo en mundo, son los profesionales del transporte y más aún si son autónomos. “Estamos atados de pies y manos. No podemos repercutir la subida a los clientes”, afirma Jorge Martín Serrano, Presidente de la organización territorial de Fetransa (Federación Nacional del Transporte por Carretera) en Aragón. Esto implica que los márgenes de los transportistas -que oscilan entre el 6% y el 8%- se reducen “dos puntos o más, dependiendo de la antigüedad del vehículo”.

A diferencia de las flotas, los transportistas autónomos no disponen en sus contratos con cláusulas de revisión. “Se firman por periodos de uno o más años con precios cerrados”. Esto obliga a muchos conductores a compensar las pérdidas alargando la vida de las ruedas, aplazando unas semanas la revisión del vehículo, trabajando más horas o haciéndolo a pérdidas, con el riesgo que todo ello conlleva para la seguridad vial. “Al final hay que elegir”, se lamenta Martín Serrano.

Misma tesis defiende Emilio Cardero, secretario general del sector de carreteras y urbanos del sindicato UGT (Unión General de Trabajadores), que califica de “maldito” el momento actual y recuerda que para un transportista autónomo el carburante supone entre el 35% y el 40% de sus costes. Cardero añade que de continuar así los conductores que trabajan para las flotas -bien como autónomos dependientes o bien como empleados- también sufrirán las consecuencias “si al empresario se le disparan los costes lo trasladará a la negociación del convenio, por lo que los trabajadores se verán afectados”.

La patronal del transporte de viajeros también ha pulsado el botón de alerta. “Si subes los precios te quedas fuera”, afirma contundente Rafael Barbadillo, presidente de Asintra (Federación Española Empresarial de Transporte de Viajeros).

Cabe destacar que el sector del transporte y la logística es crucial para la economía española. Según el Observatorio de la Logística y el Transporte en España, supone en torno al 8% del PIB. Además crece a un ritmo superior al 3% y ha generado 900.000 empleos. Aunque los protagonistas del sector reconocen que dado el inesperado cambio de Gobierno aún es pronto, todos tanto patronal, como sindicatos y asociaciones esperan poder reunirse con el nuevo Ejecutivo para trasladarles sus propuestas, entre ellas las de la lucha contra las empresas que recurren a la figura del falso autónomo para reducir costes, el dumping social o el exceso de cabotajes.  

Impuesto especial

El incremento del precio de la gasolina puede verse agravado por la entrada en vigor del impuesto especial sobre hidrocarburos aprobado por el Gobierno del Partido Popular el pasado mes de abril y que, a partir del próximo enero, supondrá una subida de hasta 4,8 céntimos por litro de carburante en nueve comunidades autónomas (Castilla y León, País Vasco, La Rioja, y Cantabria entre otras). El Ejecutivo de Pedro Sánchez no parece que vaya a dar marcha atrás con la armonización fiscal que ya se recoge en los Presupuestos Generales del Estado para 2018 que se debaten hoy en el Senado, según coinciden varias fuentes del sector del transporte.

“Cualquier alza [de impuestos] supone un golpe para el sector. Y aplicarlas sobre los carburantes es la solución fácil”, critica Barbadillo. A este respecto, Cardero añade “cuando se decide subir impuestos sobre algo tan crítico como la gasolina se debe tener en cuenta la repercusión a todos los niveles”.

El sector de los gasolineros también se ha pronunciado sobre esta medida. Víctor García Nebreda, secretario general de Aevecar (Agrupación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles), afirma que “creemos que hay posibilidad de igualar impuestos”. Además de equiparar el impuesto de la gasolina y del diésel, su asociación propondrá al nuevo Gobierno el diseño de “un sistema de bonificaciones para los profesionales del transporte que contribuiría a su vez a combatir la economía sumergida, ya que se estaría obligado a presentar facturas”.

Gasolineras, taxis e IPC

Precisamente el de las gasolineras es otro de los sectores en los que impacta de plano la subida de los carburantes. Durante los años de crisis, los ingresos del sector cayeron un 35%, un frenazo del que se ha recuperado entre el 8% y el 10%. Este avance podría estancarse e incluso retroceder de nuevo si continua la escalada de precios. “Aunque no de forma drástica, sí se nota un descenso del consumo”, explica Nebreda. Lo cierto es que la subida de precios y la preocupación por la sostenibilidad medioambiental anima a muchos conductores a prescindir del coche en pro del transporte público.  Asimismo, la facturación de las tiendas y otros servicios que ofrecen las estaciones también se ve perjudicada “donde más se está empezando a notar es en los lavados de los coches”.

Respecto al taxi también son los profesionales quienes asumen la subida. Sin embargo la afectación “es menor por el incremento del número de vehículos híbridos”, afirma Emilio Domínguez, secretario técnico de Fedetaxi. El gasto en carburantes de un taxista es de entre el 10% y el 12%. Si bien los taxistas reclaman que se se aplique al sector la exención del impuesto de la que disfrutan los profesionales del transporte.

Más allá de los sectores directamente implicados es incuestionable que si la gasolina sube todo sube. Prueba de ello es el dato del IPC (Índice de Precios al Consumo) del mes de mayo, que alcanzó el 2%, cifra que no se registraba desde hace 13 meses.