Campaña informativa para que los lectores sepan la situación

Los quiosqueros denuncian a las editoriales por usarlos para conseguir suscripciones

Las editoriales utilizan a los quioscos para presentar sus colecciones. Una vez que el cliente compra el primer fascículo, las editoras ofrecen el resto con descuentos si se subscribe y se los llevan a casa. Una forma de actuar que los vendedores de prensa han denunciado porque lo consideran competencia desleal. Calculan que afecta un 20% a sus ventas.

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Imágenes de coleccionables. Foto: ANVP.
Los quiosqueros denuncian a las editoriales por usarlos para conseguir suscripciones

Vas paseando por la calle y, de repente, en un pequeño quiosco un artículo te llama la atención. Se trata de un cartón grande y dentro viene aquello que siempre quisiste coleccionar (grandes obras literarias, modelos de pequeños coches o bichos). Te acercas consultas el precio al quiosquero y te lo llevas a casa pues, al fin y al cabo, es la primera edición y vale menos de 2 euros. Al llegar a casa, descubres que la editorial te ofrece si te subscribes una serie de regalos y descuentos para la compra de los siguientes fascículos, unas condiciones que no obtendrías acudiendo al quiosco. Sin pensarlo dos veces te subscribes.

Esta es una situación que viven diariamente los quiosqueros, quienes ven cómo sus clientes se escapan por la competencia desleal que hacen las editoriales. Según explican ellos mismos, éstas les utilizan para captar nuevos clientes, pero luego no cuentan con ellos para continuar con el resto de las ventas. Desde la Agrupación Nacional de Vendedores de Publicaciones (ANVP), que aglutina a más de 1.200 autónomos asociados de diferentes comunidades autónomas, denuncian en un comunicado esta situación y afirman que “se niegan a seguir siendo utilizados como meros difusores de los boletines de suscripción que alejan al comprador del quiosco.

Razón ésta por la que el 1 de febrero empezaron una campaña informativa en la que piden a los clientes su colaboración “para exigir al editor que le ofrezca similares ofertas y regalos, tanto si se lo llevan a casa como si lo recoge en el quiosco”.

Así lo explicó su presidente de honor, Rafael Artacho: “Es una situación que ocurre de forma general, pero es más sangrante en las colecciones por fascículos. Las editoriales se publicitan y venden a través de nosotros el primer artículo por menos de 2 euros, incluso por 50 céntimos. Y luego les hacen un descuento para adquirir los siguientes números o un regalo (como por ejemplo la estantería dónde exponer las piezas) para que se subscriban. Una opción más ventajosa que si lo compran en el quiosco y contra la que no podemos luchar, pues no la podemos ofrecer”.

Son muchos los clientes que se han dirigido a su quiosquero de confianza para comunicarle que está interesado en seguir la colección, pero a cambio -por ejemplo- de obtener la máquina de coser que ofrece la editorial. Una condición que sólo está disponible a través del método de suscripción.

Además, Artacho apuntó que en los quioscos se venden normalmente el número uno de la colección y dentro viene un boletín en el que animan a los clientes a subscribirse para que le llegue el resto. “O sea que le vienen a decir que no vuelva al quiosco”. Además, según reveló si deciden no suscribirse y comprarlo en el quiosco, el precio sube hasta los 10 euros. “Pedimos a los editores que respeten en el precio, que éste sea el mismo cuando se subscriban y les lleguen a casa, que cuando lo compren en el quiosco. Y que sea el cliente que decida lo que mejor le venga”.

Ellos afirman no estar en contra del modelo de suscripción, pues entienden que los clientes tienen derecho a este servicio. Pero consideran injusto que las condiciones sean diferentes para los modelos: suscripción y venta física.

“Nos daña la imagen”

Otro de los problemas que tienen con las colecciones y que también denuncia Artacho es que muchas editoriales no se comprometan a la ‘Reserva Garantizada’, que es que la editorial garantice al cliente que va a terminar la colección. “Hemos tenido clientes que han decidido venir habitualmente al quiosco y comprar los fascículos de la colección. Nosotros se los vendemos y de repente van por el número 30 y dejan de mandarlos… Con el descontento y el malestar del cliente. Cuando si va a casa -por subscripción- el envío lo tienen garantizado”.

Esta situación les está afectando a su imagen, pues los clientes los catalogan como comercio caro e ineficiente "porque no somos capaces de garantizar el final de las colecciones". Además, ello también afecta a sus cuentas, ya que podrían aumentar un 20% sus ingresos si consiguieran las ventas de las colecciones, estimó el presidente de honor.

Reuniones con las editoriales

A parte de denunciar esta situación a través de notas informativas a sus clientes cuya respuesta, según contó Artacho, ha sido muy favorable e “incluso algunos clientes han llamado a la editorial insistiendo en que quieren hacer la colección a través nuestra”. La ANVP ha tenido varias reuniones con las editoras de colecciones como Planeta-Altaya, RBA y Salvat, a las que “les ha trasladado el hartazgo que esta situación provoca en los vendedores de prensa”.

Según detalla ANVP en una nota de prensa la editorial Planeta-Altaya ha sido la “más receptiva a las reivindicaciones y ya estableció hace varios años el sistema de Reserva Garantizada, aunque continúa ofreciendo mejores condiciones a los suscriptores”. Con Salvan también han llegado a un “sistema de Reserva Garantizada para algunas colecciones pero sigue ofreciendo regalos y descuentos con los que el vendedor de prensa no puede competir”.

En cuanto a la editorial RBA, desde la ANVP consideran que es el caso más “sangrante pues sus campañas de suscripción son más agresivas tanto en coleccionables como en las revistas del grupo y no dan opción a garantizar sus colecciones en el quiosco”.