Guerra con Uber y Cabify

Cuatro razones que auguran un otoño muy caliente en el sector del taxi

Los problemas del sector del taxi por la confrontación con las plataformas de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) hace meses que han estallado. Lo ocurrido estos días en Málaga, donde los taxistas han estado en huelga y donde se han producido altercados violentos, no es un caso aislado. Es una expresión más de un conflicto nacional, cuya solución está aún lejos y que a la vuelta del verano seguirá dando que hablar.

Cuatro razones que auguran un otoño muy caliente en el sector del taxi

La posibilidad de que el otoño se presente “caliente” para los taxistas es muy real si se tienen en cuenta estas cuatro razones:

1.- La reconversión del transporte de viajeros avanza a trompicones.

El sector del transporte de viajeros con conductor ha entrado en una nueva fase. El mercado se ha abierto a nuevos operadores, de la mano de la tecnología, y las plataformas han entrado en él. Incluso los propios taxistas son conscientes de que “vivimos una reconversión completa del sector y tenemos que reinventarnos para sobrevivir”, asegura el presidente de Fedetaxi, Miguel Ángel Leal, en declaraciones a AyE. El problema es cómo se está llevando a cabo esta reconversión. Los taxistas, muy regulados, consideran que se ha abierto la “desregulación total” a favor de plataformas como Uber y Cabify porque no hay controles y no se cumple la normativa, lo que les aboca a “una competencia muy desleal”.

La última normativa al respecto establece que se otorgue una licencia de VTC por cada 30 de taxi, pero todas las asociaciones del sector denuncian que este ratio no se está cumpliendo. De hecho, los profesionales de Málaga que han ido a la huelga han denunciado que en esta capital el ratio es de una licencia VTC por cada 5,9 taxis. Además, los taxistas insisten en que los vehículos de Uber y Cabify captan clientes en la calle, no sólo a través de sus plataformas, y “tiran” las tarifas, que ellos tienen reguladas estrictamente.

Un episodio reciente contribuye aún más a enconar este conflicto: el pasado 11 de julio, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) presentó, junto a Uber, Cabify y Unauto, una demanda en el Tribunal Supremo contra el Real Decreto 1057/2015 por el que se regula la concesión de licencias VTC. De esta forma, se abre la guerra con el Ministerio de Fomento, autor de dicho real decreto, y que ha prometido al sector del taxi que hará respetar el equilibrio vigente en cuanto a las licencias.

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2.- Las competencias sobe el sector están muy repartidas.

Todas las Administraciones públicas, central, autonómica y municipal, tienen competencias sobre el sector. Al Gobierno le corresponde la norma general sobre transporte de viajeros; a las comunidades autónomas, en teoría, sobre la concesión de licencias VTC; y, a los ayuntamientos, toda la regulación del día a día de los taxistas (tarifas, periodos vacacionales, paradas, inspecciones, etc). Sin embargo, desde hace tiempo algunas comunidades autónomas han dejado en manos de los tribunales la concesión de licencias VTC ante la indefinición práctica del famoso ratio y los ayuntamientos se ven desbordados para controlar que los VTC cumplan las normas. Si a eso se añade el distinto color político de cada una, la dejación está servida. Estos días, sin ir más lejos, se ha podido asistir al cruce de declaraciones entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía sobre quién tiene más responsabilidad en los motivos y consecuencias de la huelga indefinida que han llevado a cabo los taxistas.

3.- Profunda división en la representatividad del sector del taxi.

Los taxistas están multirrepresentados. La asociación nacional Fedetaxi, a través de las respectivas regionales y locales, agrupa a 42.000 profesionales. En toda España existen unas 71.000 licencias. El resto está muy dividido y hay diversidad de federaciones y asociaciones. En ocasiones, los enfrentamientos entre todas ellas son profundos. El propio Miguel Ángel Leal, presidente de Fedetaxi, explicaba a AyE que “algunas están utilizando mucha demagogia y jugando con el miedo al futuro de los taxistas”. Un ejemplo que nos lleva de nuevo a Málaga: en esta capital andaluza, con un parque de 1.490 taxis, hay cinco asociaciones distintas.

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4.- Presión social.

Los vehículos de Uber y Cabify están bien considerados por el público en general. Las plataformas digitales, además, son una realidad a la que cada vez se adhieren más clientes. Los taxistas lo saben y, por ello, una de sus reivindicaciones en esta guerra es la implantación de apps y plataformas unitarias para el sector.