La media soporta un tipo efectivo superior al 20%

La realidad sobre la tributación de los trabajadores autónomos

Periodistas, fotógrafos, ilustradores, profesores de idiomas, transportistas, startuperos… Entre los autónomos hay mileuristas, como entre los asalariados, y corresponden a profesiones que se encuentran en precario y también a negocios como el de miles de farmacias de pequeñas poblaciones que apenas si rinden 12.000 euros al año. Esta es la realidad de la tributación de los autónomos.

La realidad sobre la tributación de los trabajadores autónomos

Atomización y heterogeneidad. Estas son, quizá, dos de las particularidades que mejor definen a los más de 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia. En términos de tributación, grosso modo se pueden agrupar en tres franjas. Casi la mitad recogen en su IRPF rendimientos netos inferiores a 12.000 euros al año, un 29% tienen ingresos que se sitúan entre el tope anterior y los 30.000 euros y un 33% que tributa por encima de esta  última cifra -algunos de los cuales se verían afectados por la subida del IRPF a las rentas altas prevista por el actual Gobierno en funciones-. Hay que señalar que estos son datos del 2016, los últimos que ofrece la Agencia Tributaria, y que han sido la base de algunos informes que han aparecido durante los últimos días. A día de hoy, el número de autónomos con rendimientos iguales e inferiores a 1.000 euros apenas si superaría el millón, según estimaciones manejadas por expertos fiscales.

Algunos se extrañan de que existan tantos 'autónomos mileuristas'. Lo primero es que las cifras de Hacienda se corresponden a hace cuatro años cuando aún la crisis estaba dando fuertes coletazos, sobre todo entre el colectivo de trabajadores por cuenta propia. Lo segundo a tener en cuenta es que este grupo está integrado mayoritariamente profesionales autónomos cuyos ingresos, aún hoy en día, apenas si superan el Salario Mínimo Interprofesional: periodistas, fotógrafos, ilustradores, muchísimos transportistas, traductores, profesores particulares y de idiomas, y así una larga lista. Amén de negocios como los cientos de farmacias de pequeñas poblaciones que, aunque parezca increíble sus titulares están en esta franja de ingresos; muchos estancos, que ya no son tan rentables como antes; una buena parte de los joyeros o artesanos como los luthiers. Algunos de estos negocios fueron muy provechosos hace años pero hoy tienen dificultades para llegar a fin de mes. Tampoco se libran de llegar 'tiritando' los emprendedores que acaban de poner en marcha su negocio (unos 8.000 nuevos autónomos al mes según datos de Seguridad Social), inclusive aquellos del moderno sector tecnológico (startups) que suelen sufrir pérdidas los primeros años de actividad.

Todo estos es perfectamente conocido por Hacienda. Prueba de ello es que según la Estadística de rendimientos de actividades económicas de la Agencia Tributaria la media de los 3,1 millones de empresarios individuales pagaron sus impuestos a un tipo efectivo del 20,33% en 2016 (últimos datos disponibles). En el caso de los 185.605 empresarios restantes y que tributan por atribución de rentas este tipo fue incluso superior, del 21,90%. Cabe recordar que el IRPF es un impuesto progresivo, es decir, que, a mayor base imponible, mayor tipo de gravamen. Por tanto, el tipo efectivo medio de los autónomos y pequeños empresarios está por encima del 20% lo que significa que que sus rendimientos netos se sitúan de media en la franja de entre los 12.450 y los 20.200 euros. Y esto supone a su vez que la gran mayoría de los autónomos, afortunadamente, no son milieuristas. Lo son tan sólo quienes desgraciadamente su profesión hoy se encuentra en sectores precarios o acaban de iniciar su negocio. 

AEAT_Rendmientos_Declarantes

Es el autónomo quien asume el riesgo

A diferencia de una sociedad jurídica, los trabajadores por cuenta propia son ellos mismos quienes asumen todo el riesgo, por tanto “si el autónomo no societario tiene pérdidas no es que gane menos, sino que pierde. Por supuesto que hay algunos que declaran ingresos superiores a los 20.000 o 30.000 euros, pero también hay muchos otros con balances en negativo. Por tanto, a la hora de hacer una evaluación de la realidad fiscal del colectivo no se puede establecer una regla general”, explica Javier Martín, catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Complutense de Madrid y socio de Ideo Legal. Y añade, “además, hay que segmentar por tipo de actividad".

Lo cierto es que la gran mayoría de autónomos que están por debajo de los 12.000 euros lo hacen porque su negocio no les da para más. “La actividad económica está siendo muy dificultosa y las rentabilidades en muchos casos no son altas”, explica Jesús San Martín, presidente del REAF (Registro de Economistas y Asesores Fiscales) del Consejo General de Economistas, quien coincide con la tesis de que “las generalizaciones en materia tributaria, más si se refieren al colectivo de autónomos, son muy complejas”.

Pagar a los empleados antes que a uno mismo

Efectivamente otra de las realidades que diferencia al colectivo de autónomos del resto es que, alguno percibe salarios inferiores a los de sus empleados. La razón dista bastante del fraude o la elusión fiscal como alguna vez se ha apuntado. En primer lugar, hay negocios que para poder funcionar requieren más de una persona trabajando, es decir, se hace necesario contratar asalariados. Pongamos el caso de un taller mecánico, que como mínimo necesita a dos personas; o incluso un bar donde se hace complicado pensar que el mismo autónomo puede dar basto para servir la barra, las mesas y preparar los menús.

Por tanto, el autónomo se ve obligado a contratar o mantener a sus trabajadores si quiere que el negocio continúe abierto. Sin embargo los costes salariales son elevados y, algunas veces, se da el caso de que el autónomo tiene que restar de su beneficio para aportarlo a la nómina de sus empleados. Con lo que se da la paradoja de que, en negocios pequeños, y según el momento del ciclo el empleado puede ganar más que el dueño del negocio. 

El presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, resaltaba que "efectivamente hay muchos autónomos con trabajadores que cobran menos que sus empleados. Pero es que si despidiesen a estos trabajadores para tener un sueldo superior tendrían que cerrar sus negocios".

Hay que recordar que los costes laborales en el sector de los servicios asciende a 2.583 euros por empleado y mes, en la construcción a 2.802 euros y en la industria a 3.252 euros. En este apartado Javier Martín, de Ideo Legal, señala que “cualquier incremento de costes salariales, como la subida del Salario Mínimo (SMI), supone menor rendimiento neto en la actividad”.

Desde el Consejo General de Economistas, su secretario técnico Luis Del Amo, abunda en la idea de que “cuando los ingresos son menores que los gastos es lógico que sus rendimientos estén por debajo de que lo que pagan a sus empleados”. Asimismo, explica que el ratio beneficio por empleado es decreciente cuanto mayor sea el tamaño de las empresas, por norma general. “La estructura y los costes fijos suelen ser superiores si la empresa es de mayor tamaño”.

Tesis que matiza Martín, “resulta complejo hablar de medias cuando se trata de actividades diversas y si bien algunas necesitan mucha mano de obra, otras no”. Se añade que el ratio beneficio por empleado no es un cálculo que se pueda “hacer a la ligera. Hay que vincular las declaraciones de cada uno de los autónomos y, a su vez, vincular éstas con los sueldos de los empleados”, asegura Del Amo.

Revisión del sistema de módulos

Los módulos o método de estimación objetiva fue creado en los años 80 como una herramienta de lucha contra el fraude. Así, el objetivo era sacar de la informalidad muchas actividades que pasaban de perfil ante el Fisco.

Fue entonces cuando se establecieron las magnitudes e índices de cálculo de un sistema de tributación al que pueden acogerse decenas de actividades, desde guarderías hasta reparación de vehículos, pasando por comercio, hostelería y transporte. Nunca se ha revisado. “No tiene sentido que los autónomos paguen en función de un estudio económico que se hizo hace 20 años”, denuncia Javier Martín.  

Según Martín, asociaciones de autónomos como ATA consideran necesaria una revisión del sistema que pase, en primer lugar, por una actualización de los citados estudios económicos. Pero nunca se ha hablado de su supresión. Es importante destacar que, de eliminarse los módulos, el transporte por ejemplo podría perder hasta 110.000 profesionales autónomos. Daño irreparable que haría mella en un sector estratégico para la economía española (representa un 2,9% del PIB).

Gestha ya dijo que el fraude no estaba en los autónomos

El Informe de Recaudación Tributaria correspondiente a junio de 2019 vuelve a demostrar que los autónomos y las pequeñas empresas aportan cada vez más a las arcas del Estado. Por ejemplo, el IRPF de las pymes creció un 5,4% entre enero y junio, hasta los 9.007 millones de euros. También aumentó un 9,3%, alcanzado los 6.193 millones de euros, la recaudación por impuesto de hidrocarburos, que afectan en una parte importante a los profesionales autónomos.

Atendiendo a todo lo anterior se deduce que no se puede acusar a un sector tan heterogéneo como el de los trabajadores por cuenta propia de defraudadores sin tener un análisis pormenorizado y segmentado de los datos, tanto por sistema de tributación como por sectores y actividades. Incluso, el Sindicato de Técnicos de Hacienda, Gestha, destacó en un informe que el 70% del fraude fiscal que se comete en España se puede atribuir a las grandes empresas y fortunas, mientras que en el caso de los autónomos la cifra era de apenas un 8,6%.