Sólo un tercio de las empresas familiares planifica con tiempo su relevo generacional
A pesar de que el 60% de los pequeños negocios dirigidos por autónomos podrían desaparecer en los próximos años a causa de la falta de relevo generacional. Sin embargo, los datos del Instituto de Empresa Familiar muestran cómo apenas un tercio planifica con tiempo la sucesión.
Una de las mayores dificultades a las que se enfrentan los autónomos y pequeños negocios es la falta de relevo generacional. Sin embargo, los datos del Instituto de Empresa Familiar mostraron cómo apenas un tercio de las empresas familiares están planificando con tiempo este proceso, vital para la continuidad de los negocios.
Todo, a pesar de que “las empresas familiares tienen unos índices de mortalidad más elevados que el resto de los negocios, en buena parte como consecuencia de las dificultades mezclar la familia con los negocios y debido a los problemas que surgen en el seno de la familia al traspasar la empresa a la siguiente generación”, explicó Ricard Agustín, fundador de la consultora Family Business Solutions.
En este sentido, sólo el 33% de las empresas familiares logran transmitirse a la segunda generación de la familia, y únicamente el 13% llega a la tercera generación, según los datos recogidos por la consultora.
Estas cifras se han publicado en un momento donde el relevo generacional es uno de los mayores problemas para los autónomos. Prueba de ello es que, como recogió este diario hace unas semanas, el 60% de los pequeños negocios podrían desaparecer en los próximos años por no encontrar un sustituto joven al frente. Sobre todo, en el Transporte o el Comercio.
La mayoría de las empresas familiares no están planificando su sucesión
Desde Family Business Solutions afirmaron que la asignatura pendiente de las empresas familiares sigue siendo planificar adecuadamente su sucesión. En este sentido, Ricard Agustín señaló que “el relevo generacional todavía es el talón de Aquiles de las empresas familiares del país. La generación saliente normalmente quiere transmitir el negocio a la siguiente generación de la familia para que continúe con el legado familiar, pero le cuesta encontrar el momento de preparar su salida del negocio y de planificar cómo cederá las riendas de la empresa a los hijos”.
Entre los motivos, explicó, podría encontrarse “la pereza, porque entran en juego las emociones familiares o porque es un asunto complejo y delicado y abordarlo significa abrir la caja de pandora de los conflictos familiares”.
Sin embargo, el consultor resaltó la importancia de regular la relación entre familia, empresa y propiedad en un Protocolo familiar para conseguir traspasar el negocio con éxito a la siguiente generación, sin afectar a la eficacia empresarial ni dañar a la armonía familiar.
Sobre este asunto, “el éxito de un Protocolo familiar radica en cómo se ha gestado, en si se ha alineado la estrategia empresarial y la familiar -las expectativas de los firmantes- y en si posteriormente se utiliza como una herramienta de trabajo en la toma de decisiones que implican a la familia y la empresa o, por el contrario, se deja olvidado en un cajón”, concluyó Agustín.