Recomendaciones de Fundación MAPFRE

Diez consejos para que los autónomos ahorren a partir de 2022

Queda menos de un mes para que empiece 2022 y los autónomos podrían tener una oportunidad para empezar a ahorrar si la economía remonta. Los expertos de Fundación MAPFRE ofrecen diez recomendaciones. 
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Diez consejos para que los autónomos ahorren a partir de 2022
Diez consejos para que los autónomos ahorren a partir de 2022

Falta menos de un mes para que termine 2021 y empiece un nuevo año, que vendrá cargado de novedades para los autónomos, a nivel fiscal, de Seguridad Social y pensiones. En 2022, el colectivo tendrá que hacer frente a varias subidas de costes.

A pesar de ello, los expertos ven también en este año que viene una gran oportunidad para que los autónomos empiecen a ahorrar, si todavía no lo hacen, y se hagan con un colchón capaz de protegerles ante posibles imprevistos. Entre otras cosas porque se espera que haya un repunte de la actividad económica que podría ser beneficioso para los ingresos de los negocios.

Los expertos de Fundación MAPFRE ofrecen varias recomendaciones para comenzar a ahorrar y una lista de errores a evitar a partir de 2022 con el fin de que, aunque sea poco a poco, los autónomos logren crear una bolsa que les permita vivir con mayor holgura y poder capear momentos de crisis. 

Diez claves para que los autónomos multipliquen sus ahorros desde 2022

1. Empezar a ahorrar cuanto antes y adaptar el ahorro a la edad e ingresos:

La primera recomendación parece lógica, pero es la más importante: empezar a ahorrar cuanto antes. Diferentes estudios demuestran que dos personas que aportan el mismo capital a un mismo tipo de interés en un mismo plan pero con diez años de decalaje pueden obtener una diferencia de más de 140.000 euros de ahorro en el resultado final. 

Sin embargo, no hay un porcentaje de ahorro fijo para todo el mundo. La cantidad que debe separar un autónomo todos los meses dependerá sobre todo de su edad y de sus ingresos, así como de su situación personal, profesional y sus objetivos.

Teniendo esto en cuenta, desde Fundación MAPFRE recomiendan que siempre se tenga un ahorro mínimo del 10% de los ingresos. En el caso de los autónomos este porcentaje se debería aplicar sobre los rendimientos netos. Como estimación, entre los 25 y los 35 años, el ahorro recomendable sería un 17% de los ingresos. A partir de los 36 y hasta los 65, este porcentaje de dinero a apartar sería del 15%.

En cuanto a los ingresos, el mínimo recomendado seguiría siendo en todo caso un 10%, pero se debería ir elevando según aumentan los beneficios. Así, para unos ingresos de menos de 1.600 euros mensuales, el ahorro ideal sería un 15%. A partir de los 1.600 euros en adelante, ese porcentaje debería ser del 17%.

2. Hacer un presupuesto sólido y realista 

El presupuesto es la herramienta más eficaz para sacar partido a nuestro dinero. Tener un presupuesto nos permite identificar en qué gastamos nuestros ingresos y hacer los ajustes necesarios para lograr nuestros objetivos a corto, medio y largo plazo.

Antes de nada, hay que tener cuidado con la organización de ingresos y gastos, ya que los autónomos, normalmente, suelen utilizar una misma cuenta para su negocio y para sus gastos personales. Los expertos advierten que  lo más recomendable sería separar una de otra. Esto es muy importante para identificar cuánto dinero se tiene y cuánto se puede gastar.  

Una vez separadas las cuentas, llega el momento de establecer y controlar con la mayor exactitud posible cuánto se ingresa y cuánto se gasta. Por otro lado, casi más importante que los ingresos pueden llegar a ser los gastos. Si bien es cierto que lo que se puede ahorrar depende de lo que se ingresa, también es cierto que la clave del ahorro está siempre en lo que se gasta.  

Una vez identificados y separados los ingresos y gastos, éstos se pueden dividir entre los principales o fijos, aquellos que no se pueden eludir y difícilmente se pueden recortar -como el pago del alquiler de local, el alquiler de casa, o la cuota de devolución de un préstamo, de una hipoteca- y los secundarios, que son prescindibles y que sí se pueden recortar. Éstos últimos se pueden dividir en dos grupos: los recurrentes - comer fuera de casa todos los días, utilizar taxi para ir al negocio o tener contratada una plataforma de películas y series, el gimnasio, el carburante del vehículo,...- y los puntuales -como puede ser un viaje, comprar ropa, cenar fuera con los amigos de vez en cuando, un regalo para una boda...-

3. Construye un fondo de emergencia

Al final, el ahorro depende de tener un fondo de emergencia, y también es la vía para llegar a tenerlo. Hay muchas cosas que no se pueden controlar: el coche que se avería, la caldera que no funciona o la lavadora que se estropea.

Independientemente de cuánto se decida ahorrar, los expertos aconsejan acumular un fondo de emergencia equivalente a entre tres y seis meses de gastos normales, es decir, lo suficiente para pagar la hipoteca o el alquiler y la cuota de los demás préstamos, comida, luz, seguros, colegios, etc. durante ese periodo. La clave está en preguntarse qué cantidad ahorrada te daría seguridad y fijarla como objetivo.  Para hacerlo, es necesario haber elaborado un presupuesto y  conocer la salud financiera de cada uno.  

4. Pre-ahorra 

Preahorrar es un método de ahorro automático que se puede poner en marcha de forma fácil y con el que ahorrarás todos los meses sin tener que hacer nada más. El truco es muy sencillo y consiste en dejar de ahorrar a final de mes y hacerlo al principio. Es lo que también se conoce como pagarte a ti mismo el primero.

De la misma forma que los autónomos muchas de sus facturas a principio de mes, también pueden pagarse a si mismos. Para ello sólo hace falta:

-Decidir cuánto quieres ahorrar cada mes: La forma tradicional de hacerlo es revisando antes tus gastos e ingresos. Es decir, hacer un pequeño presupuesto previo para saber cuál es tu situación financiera actual. Suma tus ingresos por un lado y resta tus gastos por otro. Esa sería la cantidad que puedes ahorrar ahora mismo sin tener que cambiar nada tu estilo de vida.

-Decidir dónde se va a ahorrar: puedes usar una segunda cuenta de ahorro para ese dinero que ahorras todos los meses u otro producto financiero como un PIAS, por ejemplo. Lo único realmente importante es que ese producto cumpla dos requisitos: que no tenga comisiones y que se pueda usar el dinero cuando se necesite.

5. Automatiza tus ahorros:

Una de las claves más importantes del ahorro, y especialmente del pre-ahorro, es automatizar el ahorro. De este modo, lo que se consigue es evitar tentaciones y que el dinero se guarde automáticamente en una cuenta aparte.

Este proceso es tan sencillo de hacer como crear una transferencia automática periódica desde la cuenta en la que recibes los ingresos hacia la cuenta de ahorro. Es algo que no te llevará más de dos minutos a través de la banca online

6. Recortar de los gastos más pequeños 

En cuestión de ahorro, más valen los 'muchos pocos' que los 'pocos muchos'. Según los expertos, es más recomendable ahorrar poco durante mucho tiempo, que intentar ahorrar grandes cantidades en cortos espacios de tiempo. Ésta es precisamente la tesis de la que parte un libro del escritor David Bach, llamado 'Factor Latte” que demuestra que es posible ahorrar más de 22.000 euros evitando consumir un simple café al día.  El método puede ser especialmente útil en momentos tan complicados como el actual, en el que los autónomos y empleados todavía no terminan de ver la luz al final del túnel y, quizás no podrían permitirse grandes sumas para ahorrar a diario.

En una infografía, Fundación MAPFRE recopila de forma interactiva todas las sumas de dinero que se ahorrarían evitando un café de 1,9 euros, en función del tiempo que dure este método. En tan sólo un año, el ahorro obtenido permitiría comprarse un móvil de última generación valorado en casi 700 euros. Conforme pasan los años, este mismo trabajador que ha evitado gastar menos de dos euros al día en un café, podría acabar pagándose unas vacaciones de verano, un sofá de lujo, cambiar la cocina, pagarse un nuevo coche o, si aguantara 25 años, aportar 22.900 euros a un plan de pensiones para mejorar su jubilación o tener un buen colchón en caso de imprevistos.   

7. Evita las deudas innecesarias

Para empezar a ahorrar, es necesario identificar la cantidad de deuda que tenemos, pero también su calidad. En primer lugar, hay que descubrir si estamos endeudados en exceso. Muchos expertos dicen que el total de los pagos mensuales destinados a pagar deudas, es decir, las cuotas e intereses de la hipoteca y de los demás préstamos, incluyendo las tarjetas de crédito, no debe exceder el 40% de los ingresos mensuales. Otros establecen este límite en un 35%.

Por otro lado, hay que identificar la calidad de la deuda, ya que hay algunas que lastran las finanzas y hacen inviable cualquier tipo de ahorro.  Pedir un préstamo, a veces, es inevitable. Sin embargo, es recomendable que ese préstamo siempre se utilice para adquirir un bien o un servicio que aumente su valor con el paso del tiempo y, a poder ser, que se utilice para generar ingresos (por ejemplo, los gastos en formación o el lanzamiento de un negocio) o reducir gastos durante la vida del préstamo (comprar el local del negocio para no tener que pagar alquiler). 

Por el contrario, hay que evitar a toda costa aquellos préstamos cuyos plazos de amortización sean superiores a la vida del producto financiado. Para los expertos todavía peor serían aquellos que tienen una TAE muy elevada; los descubiertos en cuenta, créditos de los cajeros automáticos, pagos aplazados de las tarjetas de crédito y los créditos rápidos.  

8. Empezar a invertir cuanto antes

Según calculan desde Fundación MAPFRE, dos personas que inviertan su dinero en un mismo producto con una misma rentabilidad - de, por ejemplo, el 8%- pueden llegar a obtener hasta 150.000 euros de diferencia o más tan sólo empezando a invertir a diferentes edades. La clave está en el interés compuesto.

Para ilustrar la importancia que tiene empezar a invertir cuanto antes, desde Fundación MAPFRE propusieron un ejemplo: Imaginemos un autónomo que empieza a invertir con sus primeros ingresos a los 23 años. Destina a este fin 1.000 euros de partida y aporta 200 euros al mes o 2.400 euros al año. Luego, mantiene su ahorro hasta los 33 años. A partir de ahí ya no hace más aportaciones, y sólo deja el dinero invertido.

Un segundo autónomo pone el mismo plan en marcha pero, en vez de a los 23, a los 33 años. También invierte 1.000 euros de entrada y aporta 2.400 euros más al año. Luego, mantiene su inversión hasta jubilarse. En ambos casos suman una rentabilidad del 8% anual. En la siguiente infografía, Fundación MAPFRE representa la evolución de los ahorros de cada uno.

Lo que marca la diferencia en este ejemplo es el interés compuesto, que es algo tan simple como reinvertir los beneficios que genera la inversión. La clave del interés compuesto es que los intereses que se generan se van sumando al capital inicial y generando un efecto bola de nieve, ya que se aplican intereses sobre los propios intereses.

9. Estudia las herramientas de ahorro e inversión disponibles

El autónomo, como cualquier trabajador, está expuesto a accidentes, enfermedades y otras circunstancias en su vida familiar y profesional. Sin embargo, al estar al frente de un negocio tiene que asumir un riesgo mayor porque, ausentarse, en muchos casos, puede significar o bien tener que cerrar la persiana, o bien buscar un empleado que le sustituya.

Para su protección, además de poder subir su base de cotización y tomar las medidas para prevenir al máximo cualquier accidente, el autónomo dispone de instrumentos aseguradores con los que puede paliar esta situación. Así, es aconsejable disponer de un seguro de indemnización en caso de incapacidad temporal, ya que garantiza una cantidad diaria al autónomo que interrumpe su actividad laboral por baja u hospitalización, por ejemplo.

Además, también hay planes que aseguran el futuro y que pueden ser también una herramienta de ahorro en sí misma. Se puede complementar la futura pensión pública con diferentes instrumentos de previsión social privada, como los planes de previsión asegurados (PPA), o los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS), las primas únicas o los planes de ahorro inversión

10. Evita los clásicos errores según la edad que tienes

Los expertos de Fundación MAPFRE recopilan en varias guías los errores más típicos según la franja de edad en la que te encuentres, y que suelen alejar a las personas de sus objetivos de ahorro.. 

Por ejemplo, en la veintena y en la treintena, es habitual pensar que el ahorro es para más adelante, ya que se acumulan los planes y opciones de ocio, que hacen que ahorrar requiera un esfuerzo adicional, sobre todo para el largo plazo. Sin embargo, "no hay mejor momento para adquirir el hábito de ahorro que cuando eres joven. Las razones son dos: una vez lo hagas, nunca dejarás de ahorrar y, cuando lo haces de joven, no necesitas realizar grandes desembolsos para ir acumulando en el futuro una buena bolsa", explican desde Fundación MAPFRE.

También a partir de los 30 años es habitual fiarlo todo a la casa y a la hipoteca, ya que es el momento elegido por muchas personas para comprar una casa. El fallo financiero en este caso viene dado por la forma en la que la mayoría comprará su vivienda: con una hipoteca a largo plazo y dilapidando todos sus ahorros en la operación

Además, en esta etapa entre los 30 y los 40 años, es habitual caer en la espiral de deuda de las tarjetas de crédito, que pueden ser muy nocivas para el ahorro. Muchas tarjetas de crédito funcionan hoy en modo revolving, con lo que puedes gastar hasta un límite y después pagar sólo una pequeña cantidad fija cada mes. ¡Pero cuidado! Este tipo de tarjetas ofrecen una forma de pago muy flexible, pero llevan asociado un tipo de interés muy elevado.

A partir de los 40 años, un error frecuente es no contar con un colchón financiero suficiente. Un buen fondo de emergencia siempre debe evolucionar conforme lo hagan los gastos. Mientras que 1.500 euros podían ser suficientes a los 30 años, ya no lo son a los 40.

Un gran error a los 50 años es vivir e invertir como si tuvieras 20 o 30 años. A esa edad, ni tus responsabilidades financieras ni tu situación es la misma que con 20 o 30 años.  

Por supuesto, también es un error no tener todavía la jubilación encaminada. Ahorrar es el primer paso para alcanzar el objetivo de disfrutar de la jubilación que se desea y no de la que puedas permitirte. Al cruzar la línea de los 50 años tendrás por delante 17 años hasta alcanzar la edad de jubilación.