Las subidas del SMI están lastrando la productividad de los pequeños negocios, demuestran los economistas
La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y el Consejo General de Economistas (CGE) afirmaron que las últimas subidas del SMI están perjudicando la productividad de los pequeños negocios, quienes cuentan con menor capacidad para invertir en crear empleo y mejorar su competitividad.
Las sucesivas subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) con una “prácticamente inexistente negociación con los agentes sociales” son una de las principales causas del estancamiento de la productividad en los negocios españoles. Así lo afirmaron desde la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y el Consejo General de Economistas (CGE), durante la presentación esta semana de un informe conjunto en el que repasaron las causas de este problema, que afecta especialmente a los pequeños negocios.
Sobre este asunto, los economistas explicaron que los incrementos del SMI aprobados en los últimos años, en algunos casos sin el acuerdo de las organizaciones empresariales, han afectado especialmente a la productividad de los negocios más pequeños. Especialmente, los dedicados a sectores como el agrario o la hostelería, donde a menudo el salario mínimo tiene mayor peso en la estructura salarial.
Todo, en un contexto en el que la productividad de los negocios -el rendimiento por cada hora de trabajo- se ha estancado en los últimos años. Algo que, para los economistas, es un problema, “ya que los aumentos salariales compatibles con un aumento del empleo en el largo plazo siempre están asociados con mejoras de la productividad.”
Asimismo, el informe de Fedea y el CGE destacó la escasa incidencia de los fondos europeos Next Generation en el aumento de la productividad de los negocios, “aunque es de esperar que estos fondos impacten positivamente en la eficiencia de los distintos sectores y regiones, pero posiblemente dentro de unos años”, afirmaron.
Los incrementos del SMI están impidiendo que los pequeños negocios mejoren su productividad
En primer lugar, los economistas de Fedea y el CGE consideraron que una de las principales causas del estancamiento de la productividad -y, en algunos casos, su descenso- se debe a los sucesivos aumentos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que se ha elevado un 47% desde 2018.
En este sentido, el economista Javier Ferri afirmó que el aumento del salario mínimo tiene un efecto negativo sobre la productividad, teniendo en cuenta la “la caída del número de horas trabajadas, especialmente en los sectores con mayor peso del SMI en la estructura salarial. El aumento del SMI ha reducido la ocupación en esos sectores y ha provocado un cierto desplazamiento hacia otros sectores con mayor productividad.”
Además, el aumento del SMI en los últimos años “ha provocado una caída en la inversión empresarial, lo que podría afectar negativamente a la productividad a medio plazo.” Sobre todo, en términos de empleo y la adopción de nuevas herramientas que permitan aumentar la producción en los negocios mientras se mantiene el número de horas trabajadas.
En el mismo sentido, Juan Pablo Riesgo, profesor de Economía del Sector Público de la Universidad Francisco de Vitoria, explicó que, si bien las subidas del SMI han sido una de las medidas sociales más importantes de la pasada legislatura, “el proceso de negociación con los agentes sociales ha sido prácticamente inexistente, hasta el punto de que la última subida se anunció y aprobó sin acuerdo con las organizaciones empresariales”, algo que sí ocurrió en otros países europeos, como Alemania o Portugal.
Por ello, el economista aseguró que “subidas tan intensas y rápidas generan tensiones en algunas empresas, sobre todo pymes, y en determinados sectores, como el campo o la hostelería”.
Ante este análisis, desde Fedea concluyeron que, mientras que la productividad de los negocios españoles es diferente, dependiendo del sector, el tamaño o la ubicación de las pymes, el salario mínimo es el mismo para todos. “Esto provoca que los trabajadores menos productivos vean peligrar sus puestos de trabajo, las empresas menos productivas su supervivencia, y las regiones menos productivas sus empleos”, valoraron.
Los fondos europeos no están sirviendo para mejorar la productividad de los pequeños negocios
Además de los sucesivos incrementos del SMI, desde Fedea y el CGE valoraron que “no existe evidencia de que los fondos Next Generation hayan contribuido a aumentar la productividad” de los negocios en los últimos años. Sin embargo, afirmaron que “es de esperar que estos fondos impacten positivamente en la eficiencia de los distintos sectores y regiones, pero posiblemente dentro de unos años.”
Estas afirmaciones concuerdan con los datos de ejecución de los fondos europeos que este diario repasó hace unas semanas. A menos de dos años para la fecha límite, España ha adjudicado sólo 42.642 millones de euros de los 163.000 millones disponibles en fondos Next Generation EU.
Los economistas proponen fijar diferentes salarios mínimos por edad o sector de actividad
Ante esta situación, que podría agravarse en los próximos años si el Gobierno vuelve a imponer nuevas subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y se materializan otras medidas, como la reducción de jornada a 37,5 horas semanales, los economistas pidieron “mayor seguridad jurídica y estabilidad política como condiciones necesarias para sostener niveles elevados de inversión.”
En su opinión, las siguientes subidas del salario mínimo “deberían ser más prudentes para evitar efectos indeseables en la generación de empleo. Esto podría pasar por vincular, al menos parcialmente, tanto los incrementos sectoriales como los del SMI a las mejoras de productividad”, propusieron.
En esta tarea, los economistas propusieron establecer salarios mínimos diferenciados para diferentes grupos de población, como los jóvenes, o para los sectores más dependientes del SMI, como el agrario. Incluso, “por comunidades autónomas”, concluyeron.