Crisis por el envejecimiento y exceso de gastos

Los transportistas alarmados por la pérdida de profesionales y los nuevos costes que sufre el sector

El envejecimiento de los profesionales, el aumento de los gastos y las subidas de impuestos que soportarán los transportistas está llevando al sector a una profunda crisis. Los autónomos del transportes exigen al Gobierno un plan para frenar la pérdida de negocios.
Los transportistas alarmados por la pérdida de profesionales y los nuevos costes que sufre el sector

Los autónomos dedicados al transporte ven peligrar el futuro de su sector. La escasa rentabilidad de su trabajo, el envejecimiento del colectivo, los altos costes de la transición ecológica que se les ha impuesto, los futuros peajes en las carreteras que planea establecer el Ejecutivo, o la exponencial subida del precio de la gasolina... Son sólo algunos de los factores clave que -sumados a la crisis derivada de la pandemia-  están ahogando a todo un sector y acelerando la pérdida de negocios.

Ante ello, los representantes del  sector del transporte exigen al Gobierno  un plan de impulso que alivie los excesivos gastos de los transportistas y haga atractivo a un sector del que depende todo el tejido productivo. Según apuntó Antonio Villaverde, presidente de la Asociación de Transportistas Autónomos (ATA), estas medidas que se le exigen al Ejecutivo no son un capricho  sino consecuencia de una crisis económica y social. El cambio de carteras en el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana en esta legislatura, de José Luis Ávalos a Raquel Sánchez Jiménez, ha dificultado el diálogo entre el colectivo y el ministerio. “Mientras ellos no establezcan un diálogo, hablen con nosotros y propongan un plan de impulso, seguirán desapareciendo muchas empresas”, aseguró Villaverde.  

 Ahora mismo, "el transporte no es rentable. Hay un gran desequilibrio entre oferta y demanda”, añadió el presidente de la asociación de transportistas. La subida del carburante es uno de los factores clave del gran deterioro que sufre el sector, dado que en el último año, según Villaverde, su precio se ha incrementado en un 30% en plena crisis económica. 

Los jóvenes no quieren ser transportistas y eso puede provocar problemas de abastecimiento en las ciudades

Según el presidente de Fetransa, la actividad del transporte “ha entrado en el Top 5 de los sectores en los que más difíciles es encontrar profesionales”. Situación que catalogó de “gravísima” y sobre la que animó a tomar medidas más allá de la bajada de edad para acceder a la profesión.

“Si bien es cierto que se decidió hace unos mese bajar la edad legal para acceder a la profesión, ya hora con 18 años se puede conducir un vehículo pesado, no es una medida que por sí sola ayude al problema de rejuvenecer el sector. Para ello es necesario dignificar la profesión para que sea más atractiva para las nuevas generaciones, porque ahora mismo no lo es” dijo González.

En estos momentos, contaron desde Fetransa, se requieren unos requisitos muy altos de formación, aparte de unas exigencias familiares y de horas de trabajo, que no les compensan por los rendimientos que obtienen. “Ahora un camión lleva mucha tecnología. Los conductores deben hacer un esfuerzo económico y formativo para sacarse el carnet y aprobar el CAV. Aparte de eso, deben aprender ofimática y conceptos en digitalización para desempeñar la actividad” apuntó el presidente de Fetransa.

Unido a ello, estos autónomos deben soportar unos horarios de trabajo complicados, con muy poca conciliación familiar. “A las nuevas generación ya no les compensan esa carga de trabajo por la escasa compensación económica que perciben por ejercer la profesión. Esto es lo que ha hecho que el transporte pierda el atractivo” lamentó el presidente de Fetransa. Que subrayó que lo mismo que está ocurriendo en España, está ocurriendo en otros países como Inglaterra, China… donde están faltos de conductores.

 Factor que, junto a los futuros impuestos de circulación que el Ejecutivo socialista puso sobre la mesa para amortizar los costes de la red viaria, ahogan a una pieza clave del comercio nacional e internacional en nuestro país. Además, cumplir con los requisitos medioambientales para la renovación de las flotas es otro escoyo donde los transportistas se sienten desamparados. “No tenemos conductores, porque casi nadie quiere trabajar. Los salarios en función del trabajo que se realiza están desequilibrados”, expuso el representante de los transportistas.

Asimismo, la falta de transportistas no es sólo un obstáculo en España. “En Inglaterra existe un gran problema de abastecimiento, incluso han tenido que contar con el ejército para poder desarrollar con normalidad la actividad”, comentó Villaverde. En nuestro país, según datos del colectivo, la media de la flota supera los 14 años de actividad y con conductores mayores de 50 años. “Nadie quiere trabajar como caminero o furgonetero, está mal visto y las administraciones no ayudan a ello. Hace años la DGT publicó un anuncio donde se usaba como reclamo ‘A mi marido lo ha matado un camión’. Nos han criminalizado y devaluado, por eso las nuevas generaciones no acuden al camión, a pesar de ser un sector que necesita trabajadores”, sopesó el presidente de ATA.

Finalmente, emocionalmente el colectivo se siente desgastado. El estar permanentemente en la carretera hace que la conciliación familiar sea especialmente dramática para los transportistas. A esto se añaden algunos detalles que denigran al sector como las áreas de vialidad invernal. “Son jaulas. No tenemos un aseo donde lavarnos la cara o hacer nuestras necesidades. A veces sentimos que piensan que somos otra pieza más del camión”, concluyó Villaverde.

Los factores de la gran crisis que viven los autónomos del transporte

Los transportistas ven “utópica” la transición eléctrica en 14 años

La Comisión Europea presentó un nuevo paquete de medidas de sostenibilidad y transición verde que afectará a todo el tejido productivo, especialmente a los autónomos dedicados a la movilidad. En este sentido, el Ejecutivo europeo prohibirá la venta de vehículos diésel e híbridos a partir del 2035. Medida que ha sido recibida con escepticismo por los profesionales del transporte y taxistas, que ven inviable esta transición si no hay un gran desembolso en infraestructuras y ayudas por parte de las administraciones para alcanzar el objetivo.

A pesar de que la tecnología de la electrificación para vehículos avanza a marchas forzadas, los autónomos del transporte ligero y pesado ven todavía "lejanas y utópicas" las recientes medidas definidas por Europa. En este sentido Victor González, presidente de la Federación Española del Transporte por Carretera (FETRANSA), cree que las administraciones se aferran a medidas que sobre el papel resultan “bonitas” pero que realmente no tienen en cuenta los distintos inconvenientes a las que el sector se enfrenta cada día. “Si realmente quieren cumplir con esas fechas del calendario, tendrían que tomar medidas que condujeran a que el sector fuera rentable y atractivo”, añadió González.

El presidente de FETRANSA explicó que la compra de un camión eléctrico es inasumible para la mayoría de los autónomos del sector. Actualmente el precio medio del mercado de estos vehículos impulsados por electricidad oscila entre los 130.000 y 160.000 euros, sin contar que el remolque sumaría otros 30.000 euros más, un coste 30% superior al que vienen pagando ahora por sus vehículos. Asimismo, España cuenta en la actualidad con aproximadamente 340.000 transportistas, entre pesado y ligero, por lo que una transición ecológica tendría un coste aproximado para el transporte de 44.200 millones de euros. 

Además, González cree que Europa no valora lo que supone para estos autónomos la inversión en un camión. “No sólo se trata de comprarlo y ponerse a trabajar. Un camión tiene una vida útil de entre 10 y 14 años. Cuando lo compras debes estudiar el retorno de esa inversión, la segunda vida del camión y muchas variantes, explicó el presidente de FETRANSA.

Sin embargo, desde el sector no niegan que realmente se tenga que hacer un esfuerzo por conseguir unas infraestructuras sostenibles, pero piden que para ello se les den facilidades, como puntos de repostaje de carga rápida que suplan las deficiencias actuales que presentan las baterías de los camiones eléctricos. Éstas no alcanzan aún la media de kilómetros que anualmente recorren los transportistas (entre 100.000 y 140.000 km). “No podemos permitirnos estar una hora parados para repostar, el sector ya se enfrenta a falta de personal, subida de impuestos en la gasolina y posibles tributos en las carreteras como para seguir perdiendo dinero”, afirmó González.

La subida del precio de la gasolina da la puntilla a la pésima situación de los autónomos del transporte

El pasado 10 de junio,  el precio de la gasolina alcanzó niveles que no se registraban desde el 2014. Un encarecimiento del combustible que dificulta todavía más la ansiada recuperación económica para autónomos y negocios que dependen de la energía para desarrollar su actividad. En especial para los trabajadores por cuenta propia del sector del transporte y la movilidad, que prevén que el 2021 podría ser un año más duro que el de la pandemia por este aumento de costes que limitan su margen de beneficio. Gasto que aumenta semanalmente para este colectivo.

Según los datos recogidos en el Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio de la gasolina en España, tanto diésel como gasoil, aumentó hasta 14 euros por depósito respecto a 2020. En el caso de la gasolina, un depósito de 55 litros de combustible cuesta ya casi 75 euros. Cifra que es superior en 13,6 euros respecto al pasado año. En el diésel y empleando la misma cantidad de combustible, los trabajadores por cuenta propia deberán pagar 68 euros, casi 12 euros más por depósito que el anterior ejercicio.

Desde el sector del transporte autónomo señalan que el encarecimiento del gasoil viene dado por el valor de la materia prima, la cual es muy difícil de regular. Un incremento que supondría 5.000 euros más de gastos anuales para estos trabajadores por cuenta propia.

“Esta situación nos viene fatal, el aumento del precio de la gasolina supondrá 500 euros al mes de gastos extra para los transportistas”, aseguró José Carlos López Jato, vicepresidente de la Federación Española de Transportistas Autónomos (Fetransa). Según el vicepresidente, un transportista gasta unos 6.000 euros al mes en carburante. Por lo que, dicho aumento, es un gasto insostenible que les deja con un margen de beneficio más bajo que los que existían en el año de la pandemia.

Respecto a las soluciones a esta problemática, López Jato señaló que  “si bajamos los impuestos, bajamos el precio del transporte. La solución no está ahí, pues el precio final de nuestra actividad se pondera en función del precio del gasoil. Los márgenes serían los mismos”. Ante ello, el colectivo pide una regularización más estricta a los proveedores del carburante. Sin embargo, saben que la legalidad vigente no permite dicho control sobre el combustible. Por lo que la solución, dependerá  exclusivamente de la autorregulación del mercado.  

Los costes por impuestos y peajes que se plantean para los autónomos

La medida expuesta por el Gobierno, que se recoge en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, forma parte de un paquete de reformas en el que, además, se incluyen subidas en los impuestos de matriculación y circulación, así como el tributo al diésel. Con el fin de sostener las arcas públicas, lo que se pretende en este caso es financiar los costes asociados a la conservación de la infraestructura viaria, habida cuenta de que acumula un déficit de inversión que ya se aproxima a los 8.000 millones de euros.

Aunque hasta el momento se desconoce de qué forma se llevaría a cabo y cuál sería la tarifa que pagarán los autónomos, en especial del sector del transporte, desde el Gobierno se baraja un modelo que oscilará entre los tres y cinco céntimos por kilómetro recorrido en la red viaria española. En el caso de que dicho sistema se implementara, un trabajador por cuenta propia debería pagar en tres y cinco euros por 100 kilómetros en autovía. Asimismo, esta no es la única novedad en la presión fiscal de los autónomos; en el caso del combustible aproximadamente la mitad de lo gastado se lo lleva directamente el Estado a través del 21 por ciento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y del Impuesto Especial de los Hidrocarburos (IEH). Según la Agencia Tributaria, en 2019 la recaudación total a través del gravamen a los carburantes ascendió a 19.804 millones de euros.