Periodismo económico y poesía

Se confiesa a través de sus versos que añoran libertad y viven de recuerdos. Al abrigo de una luz tenue de salón, José María Triper muestra la humildad de los grandes hombres, aquéllos cuya única pretensión es “transmitir”.
Periodismo económico y poesía

“Carpe diem” son las palabras con las que cierra un encuentro que dura apenas siete minutos. Tiempo suficiente. Quizá sea la concreción del veneno periodístico lo que le lleva a decir tanto en tan poco. De un periodismo económico al que se refiere como “vacío de poesía pero no de literatura” aunque sólo sea por género. Al igual que en la política, que conoce bien de rondas y guardias en los pasillos de las Cortes, y donde hay “mucho teatro, mucho postureo”. Sin embargo, y más allá de las imágenes, “los políticos tienen alma”.

Libertador de almas, o lo que viene a ser lo mismo poeta en la era digital

Dos pasos más allá, ‘mientras moría la tarde’ del pasado 12 de diciembre, Triper, redactor jefe del diario El Economista y José María, libertador de almas, o lo que viene a ser lo mismo poeta en la era digital, recibía el premio Sial Pigmalión de poesía 2016 por su último poemario, “Luz de gas”. Su primer libro, “Canciones para un recuerdo”, cumplirá en 2017 los cuarenta. Si bien la esencia del alma aterida por el miedo a la soledad que deja el amor de besos escondidos tras las esquinas es una constante desde 1977, dice haber ganado en “madurez”.

De su último poemario poco hay que añadir a las palabras del “prologuillo” de Jesús Fonseca “un largo poema que todo lo nombra. Que no tiene límites”. Ni siquiera la dedicatoria, donde un “siempre” delata la inmortalidad de las palabras, las emociones y el amor más sincero. Dudas, incomprensión y silencios que abrasan. En definitiva “existencialismo” que no oculta la esperanza que negro sobre blanco busca “transmitir” a sus lectores de día y de noche. “Que alguien diga yo también he sentido eso”.