Así viven la crisis los autónomos más tecnológicos

Muchos CEO's de startups dejaron de cobrar para no tener que cerrar durante la pandemia

Renunciar al sueldo para no tener que cerrar su proyecto fue la decisión que tuvieron que tomar muchos de los emprendedores de una startup. Así se vivió el confinamiento dentro de la aceleradora Lanzadera.

lanzadera-startup-negocio
Muchos CEO's de startups dejaron de cobrar para no tener que cerrar durante la pandemia

Y de repente, en un abrir y cerrar de ojos, proyectos que estaban siendo rentables dejaron de ser viables, se frenaron sus pedidos y su actividad pasó de cien a cero. Las startups, o pequeños negocios tecnológicos, al igual que el resto de actividades, han visto como la pandemia ha trucando sus posibilidades de crecimiento. Una situación que les ha puesto contra las cuerdas y le ha obligado, a pesar de su breve tiempo en el mercado, a tener que tomar decisiones muy duras para evitar la quiebra de su proyecto, desde solicitud de ayudas, hasta despidos, pasando por renunciar a sus sueldos.

“Por el momento, ninguna de las startups que han pasado por aquí ha quebrado. Hemos tenido muchas que lo han pasado, y lo siguen pasando, muy mal. Por ejemplo aquellas dedicadas al retail, al turismo o al deporte. Pero aún así, hemos conseguido que ningún emprendedor disuelva la compañía” afirmó Salvador Aliaga, director de proyectos de Lanzadera, la aceleradora de startups de Mercadona. Aliaga reconoció que “han sido momentos muy duros y en los que los CEO's de las startups, para conseguir que éstas sobrevivan, están renunciando a su sueldo”.

Desde su creación hace cinco años, han pasado más de 500 negocios emergentes por Lanzadera, que han conseguido generar más de 2.000 puestos de trabajo. Una labor de fomento del emprendimiento, impulsada por su creador Juan Roig, que se vio ferozmente frenada de la noche a la mañana. “Todos los planes que habíamos hecho de crecimiento dejaron de ser válidos y los tiramos a la basura” confesó el director de proyectos de Lanzadera.

¿Cómo afrontaron la pandemia la startups?

Para hacer frente a la emergencia sanitaria, el primer consejo que le dieron desde Lanzadera a todas y cada una de las startups que habían pasando por sus instalaciones fue: ser honestos. “Los emprendedores tenían que ser transparentes con la situación en la que se encuentra su proyecto. Pero no sólo para ellos, sino con sus trabajadores, con sus accionistas, proveedores e, incluso, con los bancos. Hacerles partícipes y conocedores de su situación” comentó Aliaga.

Y el segundo, tomar decisiones. Para muchos negocios emergentes la toma de decisiones es un tarea realmente complicada, especialmente, por su escasa experiencia en el mercado. “Les recomendamos tomar decisiones fuertes, aunque fuesen dolorosas. Estamos hablando de pedir ayudas estatales, de hacer ERTE, de re-negociar los alquileres o el pago a proveedores, aplazar el pago de impuestos e, incluso, ajustar plantilla teniendo que despedir” explicó.

El objetivo, contó, era y es sobrevivir. Y para ello había que tener caja o, lo que es lo mismo, dinero en el banco. “Había que parar las inversiones, realizar recortes, ajustar al máximo los equipos o pedir ayudas estatales para conseguir tener caja” apuntó Aliaga.

Una meta complicada si se tiene en cuenta que “no fue fácil para las startups acogerse a las ayudas del Estado” apuntó. De hecho, desde la Asociación Española de Startups reclamaban al Gobierno, durante los primeros meses de confinamiento, la puesta en marcha de medidas específicas para los negocios emergentes. Explicaban que muchos de los requisitos que pedían para acceder a las ayudas implementadas por la Covid-19, requerían alegar una serie de condiciones y de estabilidad, que para muchas startups era inviable. “No puedo ofrecerte el dato con exactitud, pero al menos la mitad de las startups que solicitaron un ICO no lo han conseguido” apuntó el director de proyectos de Lanzadera.

Aliaga explicó que tuvieron que, para conseguir los avales estatales, probar que “la empresa estaba funcionando bien antes de la pandemia. Y que cuando volviera todo a la normalidad, iba a seguir funcionado, sin tener ningún tipo de problema”. Otra de las medidas por la que también apostaron las startups para afrontar la pandemia fueron los ERTE.

El secreto para sobrevivir en estos momentos

A pesar de que muchos de estos negocios tuvieron que, en sus primeros años de vida, hacer frente a la toma de decisiones difíciles. Lo cierto es que ninguno ha tenido que verse en la obligación de tener que cerrar. Para ello, desde Lanzadera les animaron a cambiar la forma en la que trabajaban o hacían sus planes.

Antes de la pandemia, en la aceleradora trabajaban con las startups con previsiones a largo plazo, de una media de nueve meses, “pero ya no podemos funcionar así, porque no sabemos cómo, ni que va a pasar en el futuro” apuntó Aliaga. Es por ello, que han empezado a trabajar con la realización de previsiones del negocio a corto plazo, de un máximo de dos meses y siempre bajo el peor marco posible. “Hacemos los planes bajo el prisma del peor escenario posible. De tal forma, que las previsiones que estamos haciendo ahora para enero o febrero, las estamos haciendo sin que haya vacuna, por ejemplo. Te preparas para lo peor y si luego viene algo mejor, pues sacas más tajada” enfatizó el director de proyectos.

Asimismo, también les animaron a potenciar sus fortalezas. “Una emergencia no es el momento de hacer mejoras en el negocio, hay que apoyarse en las fortalezas que tiene el proyecto e intentar obtener un rendimiento” apuntó.

En cuanto a reinventarse, Aliaga reconoció que la mayoría de los negocios emergentes no pudieron reinventarse. Sólo lo han hecho un 20%. “Tenemos algunos casos muy curiosos, como el de una startup de venta de cosméticos que se pasó a la fabricación de gel hidroalcohólico. U otra que hacía rótulos y que empezó a hacer mamparas de metraquilato, que servían de protección” ejemplificó.

Por último, Aliaga comentó que las rondas de inversión que se pararon durante los primeros meses de la emergencia habían vuelvo a reactivarse levemente. “Excepto las que ya estaban firmadas, todas las rondas de inversión se pararon. Ahora estamos empezando a volver a notar un interés”.

De gestores, asesores, psicólogos y consultores

El director de proyectos de Lanzadera, Salvador Aliaga, admitió que “hemos currado más teletrabajando, que dentro de las oficinas de Lanzadera”. La incertidumbre y la situación hizo que los pequeños negocios acudiesen a ellos en búsqueda de apoyo e, incluso, consuelo.

Aliaga contó, que cada director de proyectos lleva una medida de 60 startups. “Hablábamos con todos los CEOs de los proyectos todas las semanas, unos 30 minutos. Queríamos saber cómo estaban sus proyectos, y sobre todo, cómo estaban afrontando ellos la situación. Si estaban al pie del caño o en la trinchera” explicó.

Una labor en la que podían hacer una semana de asesores, otra de consultores o a la siguiente de psicólogos. “Su ánimo era muy malo conforme pasaban las semanas. Y aunque era una situación estresante, al final era excitante ver que al final sus planes salían adelante, que les daban un ICO o que conseguían que les bajasen el alquiler”.