Nuevas tendencias de negocio

La polémica de los patinetes o cómo no se debe emprender sin contar con la legislación

El boom de patinetes eléctricos en muchas ciudades españolas ha hecho que algunos emprendedores se hayan lanzado a este negocio o tendencia en micromovilidad. El problema viene cuando, en ocasiones, no han tenido en cuenta la reglamentación de cada municipio. No hacerlo, puede suponer tener que modificar el negocio que podría dejar de ser rentable o, incluso cerrarlo, con la consiguiente pérdida de la inversión o con una deuda bancaria.

kok
Los emprendedores de la startup Koko.
La polémica de los patinetes o cómo no se debe emprender sin contar con la legislación

Los patinetes eléctricos son la apuesta de muchas startups en España. Una idea de emprendimiento prometedora que se está encontrando con cierta incertidumbre porque, en muchas ciudades, la legislación municipal deja dudas al respecto. La innovación y avances que introducen estos jóvenes negocios se ha ‘topado de bruces’ con este problema. ¿Qué va a pasar en las ciudades en las que estos vehículos no pueden circular por las aceras? ¿Qué pasa cuando un negocio se adelanta a una norma o la legislación no regula con precisión su actividad económica? Se trata de un ejemplo de emprendimiento que puede ser rentable pero que se puede topar con problemas si no se ha tenido en cuenta de antemano con las normas que lo regulan o pueden regularlo en el futuro. Estas dificultades las padecen tanto las pequeñas stratups como alguna oferta que se ha lanzado auspiciada por multinacionales. 

Es el caso de Lime, una empresa respaldada por los gigantes Uber y Google (a través de Alphabet) que desde que desembarcó su flota en ciudades como Madrid o Valencia ha comenzado a tener numerosos problemas con los ayuntamientos porque se consideran vehículos y éstos no pueden circular por las aceras, pero tampoco aparcar en la vía pública. Porque un patinete es un vehículo de movilidad personal (VMP) que, para unas cosas, ciertos ayuntamientos o la Dirección general de Tráfico lo considera un juguete y para otras es similar a automóvil.  

Lo mismo ha sucedido en Valencia, dónde esta empresa tuvo que ver cómo la policía local retiraba parte de su flota porque desde el ayuntamiento “no se puede invadir el espacio público de esta manera”. Las multas por la recuperación de los patinetes ascendieron hasta 10.000 euros, un ejemplo más de cómo un negocio aparentemente rentable puede salir caro cuando no se tiene en cuenta la normativa de cada municipio. La última en desplegar su flota ha sido la pequeña startup Koko que, en este caso, ha preferido Zaragoza como ‘ciudad piloto’ para su emprendimiento. Tras seis meses de gestación en una incubadora de empresas lleva tres días en funcionamiento con una flota de 200 patinetes.

La proliferación de startups dedicadas al patinete eléctrico no es casual, está ligada al aumento de la micromovilidad en los últimos años. “En Europa, gran parte de los trayectos que hace un ciudadano a diario son de menos de cinco kilómetros, no es de extrañar que cada vez seamos más los negocios que apostamos por este modelo de economía compartida. Es un negocio rentable, con una demanda creciente” explicó Oriana Circelli de Koko.

Este joven negocio es uno de tantos que han apostado por la economía compartida, por la prestación, en este caso, de patinetes eléctricos que pueden utilizar varios usuarios al día. Circelli explicó que este, es un negocio atractivo por no necesitar un desembolso muy elevado “La mayor inversión es a la hora de adquirir los patinetes, lo demás son cuestiones como la experiencia de usuario o el servicio al cliente”.

Para la representante de Koko, el negocio tiene riesgos como el índice de vandalismo o el desgaste de los patinetes a consecuencia del uso diario, sin embargo, no cree que estos vehículos vayan a tener restringido el acceso a las aceras. “En Zaragoza, la ciudad en la que acabamos de asentarnos se puede circular con el patinete eléctrico tanto por el carril bici como por la acera, siempre y cuando -insistió- se respete al peatón y la velocidad de circulación”. No obstante, Fernando Navarro de la asociación Acera Peatonal recordó que en el Reglamento General de Circulación se establece en su artículo 121.5 que “La circulación de toda clase de vehículos – entre los que está recogido el patinete eléctrico- en ningún caso deberá efectuarse por las aceras y demás zonas peatonales”.

Esta startup es uno de tantos negocios cuya innovación puede verse limitada por el entorno donde desarrolla su actividad. La reciente implantación de patinetes eléctricos en varias ciudades españolas ha creado polémica entre negocios, usuarios y peatones. Para los emprendedores, se trata de un modelo de negocio atractivo ya que, gracias a los avances en tecnología, estos patinetes cada vez tienen mejores prestaciones a menor precio. Para los usuarios es una alternativa cómoda y económica para moverse por la ciudad. Sin embargo, para muchos peatones es una invasión de su espacio, una pérdida de movilidad y seguridad en la acera.

El falso limbo

La polémica se debe a lo que muchos han calificado de “limbo jurídico”, el patinete parece no ser exactamente un vehículo ni por supuesto un peatón ¿por dónde circula entonces? Para Fernando Navarro, portavoz de la asociación Acera Peatonal se trata de un falso limbo, una confusión provocada por una confluencia de intereses para facilitar a toda costa el crecimiento de estas startups. Navarro se muestra claro al respecto “los patinetes eléctricos son vehículos y como tal, no pueden circular por la acera. Estos negocios han pretendido beneficiarse de normas antiguas que permitían la circulación de patinetes por la acera, cuando en realidad la legislación se refería a patinetes sin motor que ni mucho menos podían alcanzar los 30 kilómetros por hora”.

Sin embargo, la realidad es que estos vehículos continúan circulando libremente por las aceras de las capitales españolas. La startup Koko es un ejemplo que representa el impacto de esta tendencia en micromovilidad. En tan solo un día ha conseguido 1000 inscripciones de usuarios. Para este joven negocio, la solución no es restringir el acceso de los patinetes eléctricos a las vías peatonales sino educar, adaptar sus servicios a las normas sociales a través del sentido común y la educación para facilitar la convivencia. No obstante, la situación de estos negocios debe servir de lección para cualquier emprendedor, a la hora de poner en marcha un negocio hay que tener en cuenta todos los factores externos en los que, por supuesto, está incluida la legislación que regula la actividad que va a desarrollarse.