La reinvención del oficio familiar

Artesanía y digitalización en un taller de vestidos de novia sostenibles

Crear partiendo de cero una marca con identidad propia con la que las novias pudiesen sentirse identificadas con su vestido fue el objetivo que tenía Ernesto Terrón cuando decidió emprender hace tres años. Apostó por crear su propia tienda, reinventado el negocio familiar y apostando por unos diseños de alta costura sostenibles. Sus diseños han cruzado las fronteras nacionales y se venden en los principales países de Europa. El boca a boca y las redes sociales le han servido de mucho. 

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Ernesto Terrón y su equipo trabajando.
Artesanía y digitalización en un taller de vestidos de novia sostenibles

Diseñar, confeccionar y crear “uno de los vestidos con más valor e importancia que una persona va a tener a lo largo de su vida” es el trabajo de Ernesto Terrón y de sus ocho trabajadores. Un diseñador y emprendedor de Valladolid, que en 2015 dio vida a la idea que desde hacía dos años le rondaba la mente: crear su propia tienda de vestidos de novia. Tres años después, sus diseños han cruzado las fronteras nacionales y están disponibles en más de 50 puntos de venta, tanto fuera como dentro del país.

La vocación por diseñar vestidos de novia es algo que le viene de familia. “Mi abuela fue una pionera, fue una de las primeras a nivel nacional en poner una tienda de vestidos de novia -1965-“explica Ernesto Terrón, diseñador y creador de la marca Ernesto Terrón a Diario AyE.  Su madre y su tía serían las encargadas luego de seguir con el negocio familiar y durante todos esos años él siempre estuvo interesado “por lo que se hacía en ese taller”.

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Tras finalizar sus estudios de Administración y Dirección de Empresas (ADE) decide “probar suerte” y abrir su propio taller teniendo muy claro lo que quería crear. “Podría haber continuado de alguna manera con la empresa familiar, pero quise empezar desde cero, creando mi propia marca y mi propia identidad” afirma Terrón. Esta idea le rondaba la mente desde 2013, pero cuando finalmente se hizo realidad fue en 2015 con la apertura de su propia tienda física, en una de las calles más céntricas de Valladolid.

Desde ahí y desde su taller -muy cercano a la tienda- sigue los primeros pasos de su abuela creando vestidos de alta costura en un taller artesanal, labor que además dignifica la profesión, pues desde hace unos años la tendencia de consumo era comprar vestidos de novia de colección, “donde la novia llega, se lo prueba y lo compra sin intervenir en el proceso más allá de la elección. Nosotros lo que aportamos es un valor añadido, para que se sientan partícipes del proceso y teniendo como resultado un vestido totalmente exclusivo”.

Ventas físicas, online y en redes sociales.

Ernesto Terrón asegura que el mejor escaparate para sus diseños es la propia boda, pues es dónde las amigas de la novia e invitadas lo ven, se fijan y se interesan. No obstante, sus diseños no solo se exponen, se venden o se hacen conocidos el día de la boda, sino que su modelo de negocio se basa en diferentes vías, que hacen que “todo sume” y cierren el último año con una facturación de 400.000 euros.

Sus diseños se pueden comprar de la forma tradicional en su tienda física de Valladolid. “Encontrar el establecimiento fue un golpe de suerte, la zona es muy céntrica y lo hemos decorado de tal forma que parece una galería de arte” señala el diseñador. También se pueden adquirir en alguno de los 50 puntos de ventas que tienen repartidos tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales.

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La internacionalización de sus diseños fue hito en su historia, pues la consiguieron el año pasado, cuando decidieron acudir a ferias internacionales sobre vestidos de novia, como, por ejemplo, la Barcelona Bridal Fashion Week, que se celebra todos los años en Barcelona. “Aunque dicen que el primer año es muy difícil conseguir contactos, nosotros los hicimos y ahora estamos vendiendo en Francia, Holanda, Alemania, Italia…”.

La tienda online es otra de las vías por dónde les llegan pedidos internacionales, principalmente de tocados y de zapatos. El diseño de estos dos productos nace a raíz de complementar y añadir más valor a sus vestidos: “Los tocados son algo tradicional y los zapatos son una línea de negocio importante, principalmente las alpargatas de novia. Hemos encontrado un nicho de mercado al ofrecer un producto de calidad novedoso en un mercado tradicional” resalta Ernesto Terrón.

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La utilización de redes sociales ha sido uno de los mecanismos que han incrementado sus ventas online, pues les han permitido llegar a más clientes. A base de publicar imágenes y pequeños vídeos han conseguido crear una comunidad de seguidores importe -principalmente en Facebook-. Además, han colaborado con influencers -personas que tienen miles de seguidores en redes sociales-  como @lachampanera y @apetitemafalda para dar a conocer sus productos. Asimismo, sus diseños también han llegado a las alfombras rojas, por ejemplo, la actriz Marta Nieto vistió un vestido de Ernesto Terrón en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).

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Moda ecológica y sostenible

Un vestido de novia, aunque solo se vaya a usar un día puede tener otro carácter más artístico, con más valor, y dejar de ser un producto banal de la moda. Esta es la filosofía que Ernesto Terrón ha querido seguir en su marca, por esos sus diseños, a parte de destacar por su sencillez y sus encajes, son ecológicos y sostenibles. “Nos consideramos artesanos y queríamos realizar un proceso sostenible en el que se respetase el medio ambiente, consiguiendo y trabajando con materias primas respetuosas”.

De esta forma Terrón trabaja, desde su tienda y su taller, para frenar la tendencia del mundo de la moda de hacer “que la mitad del planeta esté confeccionado a precios muy reducidos, para que la otra parte del planeta esté consumiendo”. Esta concienciación por la protección del medio ambiente ha llamado la atención de la organización WWF, quien colabora con ellos apadrinando sus líneas ecológicas.

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A pesar del esfuerzo que le supone a este diseñador crear vestidos de novia sostenible, por los pocos distribuidores, reconoce que su mayor dificultad es concienciar a sus clientes sobre la importancia de apostar por la moda sostenible y ecológica, pues la industria de la moda es una de las contaminantes.

Su primera vez como empresario  

Ernesto Terrón -la marca- le ha dado a Ernesto Terrón -el diseñador- “muchos días malos”, porque cuando este autónomo se decidió a emprender no pensaba que iba a ser tan sacrificado. Reconoce que una de las dificultades, a la que más le ha costado enfrentarse como dueño de un negocio, ha sido la falta de experiencia y formación. Destaca en este aspecto la labor de la Administración pública de Castilla y León, quien le ha respaldado mediante cursos formativos y ofreciéndoles nuevas oportunidades como la asistencia a ferias internacionales.