“Cada día hay que levantarse dispuesto a dar lo máximo”

Espíritu de remontada, publicado por Ediciones Urano, es el primer libro del exjugador de baloncesto José Luis Llorente Gento. Una “guía de larga distancia con las claves del éxito”.
“Cada día hay que levantarse dispuesto a dar lo máximo”

José Luis Llorente Gento, pucelano, vino al mundo un recién estrenado 1959. De familia de deportistas (tíos, hermanos, sobrinos, hijos…) puede presumir de tener la primera medalla de plata en unos juegos olímpicos en Baloncesto con la Selección Española (1984). Licenciado en derecho, presidió la ABP (Asociación de baloncestistas profesionales) y ahora ha dado un giro a su vida como escritor, conferenciante y explorador de nuevos horizontes. 183 centímetros de puro espíritu de lucha.

Espíritu de remontada es un libro de… ¿autoayuda?

Creo que es más una guía de larga distancia; un manual con muchos relatos que contiene algunas recomendaciones acerca de cómo incorporar a la personalidad un espíritu que afronte las contrariedades y reveses de la vida con ánimo de superarlas.

Muchas son las comparaciones que hace usted entre la vida y el deporte. Los ejemplos que nos dan deportistas como Gasol, Beitia o Nadal, sirven en todos los aspectos de la vida. ¿Cómo puede ayudar el empuje hasta meter la canasta ganadora a alguien que quiere levantar su pequeña empresa?

En el libro hay historias, anécdotas y opiniones de deportistas, claro, pero también de filósofos, profesores, músicos, empleados, cineastas, psicólogos y…empresarios. Muchas personas de muy diferentes ámbitos que han leído ya el libro me comentan sentirse muy identificados con lo que cuento. Es normal, porque la motivación es una de los focos de la psicología y la psicología no es una ciencia que distingue por profesiones.

En cuanto a los pequeños empresarios, creo que es una de las profesiones que más tiene que ver con el deporte: ganamos y perdemos a diario; cada día hay que levantarse dispuesto a dar lo máximo; hay que estar atento a las innovaciones para no quedarte atrás; tenemos que marcarnos objetivos intermedios para llegar al final; y la clave del éxito está, no en ser infalible, sino en seguir adelante con cada fallo. El fallo solo es una parte más del proceso.

El espíritu de la remontada que usted defiende se entrena. Entonces… ¿todo es trabajo y la motivación nace de uno mismo? ¿Dónde queda la inspiración?

Claro que existe la inspiración, pero cuando llegue te tiene que pillar trabajando, como dijo Pablo Picasso. O como le gustaba decir al gran Severiano Ballesteros, “cuanto más entreno, más suerte tengo”. La aparente facilidad con la que crean los genios es fruto de un talento trabajado al máximo en incontables horas de práctica. Si es así para los genios, ¡cómo va a ser diferente para el resto de los mortales! Por eso es importante que encontremos la forma de apasionarnos con lo que hacemos.

En momentos críticos tener un espíritu de remontada, será lo que nos permita salir airosos. Son los valores los que nos marcan el camino. ¿Qué valores son esos?

Los que todos conocemos: la humildad, la perseverancia, la resiliencia, el respeto por los rivales y las situaciones, los deseos permanentes de innovación.., etc. Lo que ocurre es que los valores no se aprenden como la lista de los reyes godos o la tabla periódica de los elementos químicos. Los valores se experimentan, se perciben sus beneficios, se asimilan poco a poco y se interiorizan hasta que los convertimos en creencias inherentes a nuestra personalidad.

El baloncesto de los 80 es para muchos la cumbre del baloncesto español… hasta que llegó la generación de oro. Y aquella y esa selección tienen en común que son una pequeña familia. ¿O sólo lo parecían? ¿Es esta confianza en tus compañeros lo que consigue resultados y metas tanto en el deporte como en la vida o la empresa?

La confianza es un elemento básico para el trabajo en equipo y cada vez más. Cada día el conocimiento está más pormenorizado y las múltiples ramas en las que se va desplegando están en manos de especialistas. Dependemos todos de todos. Y solo confiando en ellas, las personas podrán desarrollar todo su potencial para la consecución del objetivo común. Sin confianza, además, se resquebrajaría el grupo en los momentos de tomar decisiones rápidas, en los momentos de tensión.

Por lo demás, sí, es cierto que nos llevábamos y nos seguimos llevando muy bien. Nos vemos a menudo y nos reímos mucho cuando nos reunimos. A la selección de ahora les ocurre lo mismo. Son grandes jugadores y personas con una gran capacidad de compartir.

En los tiempos que corren la paciencia no suele ser siempre la mejor consejera. Hay quien ni la conoce. ¿Cuándo se sabe que se ha fracasado? En el deporte puede recordártelo el marcador, pero en la vida, ¿cuál es el punto de inflexión para iniciar la remontada?

De las acepciones que ofrece la RAE para la palabra fracaso, solo hay que admitir la primera en nuestro diccionario particular: “resultado adverso de una empresa o negocio”. Y yo añadiría: “situación de normalidad que ocurre con frecuencia a todo el mundo.” Todos tenemos resultados adversos con mucha frecuencia en nuestra vida. Errare humanum est y, por tanto, perdemos todos los días.

La vida, no solo el deporte, también te ofrece marcadores. La cuenta de resultados es el marcador de las empresas. Y fuera de ellas, en la mayoría de los casos podemos medir nuestros avances o retrocesos en relación con el objetivo que buscamos. En muchas ocasiones, el punto de inflexión es un asunto personal que no tiene tanto que ver con las cifras, sino con que lo que buscamos siga teniendo sentido para nosotros. Mientras lo siga teniendo lo seguiremos intentando.

Deportista, abogado, ahora escritor… lo suyo son los retos. ¿Cuál es el siguiente?

Ahora mismo, conseguir que Espíritu de remontada alcance su tercera edición; consolidarme como conferenciante; y terminar la “Lapponia-Hiihto” (la carrera de Laponia), una carrera popular de esquí de fondo en tres etapas el próximo abril (60, 50 y 80 kilómetros en cuatro días).