La diseñadora de joyas que empezó haciendo pulseras de hilo

Cuando el emprendimiento y la afición se juntan, nacen proyectos como el de Insignificante. Una tienda de bisutería que comienza con su creadora haciendo pulseras de hilo en la piscina y que actualmente tiene dos tiendas y una página web en construcción, que es el futuro.
La diseñadora de joyas que empezó haciendo pulseras de hilo

“Un detalle que se ve”. Esto es Insignificante: pulseras, colgantes y pendientes que aportan el detalle final a un conjunto. Como dice Cristina Pérez-Sierra Feduchy, su creadora: “Son cosas muy pequeñitas, que cuando te las pones significan un montón”. Pero no son solo las piezas de Insignificante las que representan esa apuesta por la simplicidad y la naturalidad, sino que acompañan a la historia de emprendimiento que hay tras ellas.

La creación de Insignificante empieza el verano en el que Pérez-Sierra decide retomar una de sus aficiones de cuando era pequeña: hacer pulseras de hilos de petit point. “Bajaba a la piscina a hacerlas y como a la gente les encantaba… me pasé todo el verano regalando pulseras”.

Al año siguiente, esta emprendedora volvió a hacer lo mismo, pero en esta ocasión en vez de regalarlas decidió venderlas y para su sorpresa la gente las compraba. “Las vendía entre la gente conocida. Y sobre todo vendía algo que la gente se podría permitir”. Sus diseños ese verano se vendieron entre 10, 12 y 15 euros, así obtuvo dinero que le permitió reinvertir en el negocio para comprar nuevas piezas y crear nuevos diseños.

De la piscina a mercadillos

La bisutería de Pérez-Sierra llega a diferentes mercadillos, pero el más importante es cuando asiste al Zielo de Pozuelo, porque es en ese momento cuando tiene que darse de alta como autónoma y darle nombre a la marca.

Me costó mucho encontrar el nombre y al final lo encontré viendo la película La delicadeza, con Audrey Tautou, al escuchar una frase que le dicen a la protagonista: ‘No entiendo como puede ser posible que te guste alguien tan insignificante’. Este es el nombre del negocio. Porque algo como comprar un collar, que para una persona es insignificante, para otra puede ser mucho”, explica Pérez- Sierra.

Este cambio de lugar de venta trajo consigo una evolución en las piezas, “más grandes, con color, de plata y bañadas en oro, pero sin perder su sencillez”. Este progreso conllevó también un aumento en los precios, que hoy varían entre 25 y 40€. A pesar del cambio sufrido, Pérez-Sierra confiesa que “he seguido manteniendo unos precios que yo considero asequibles y sobre todo que son diseños únicos a precios asumibles”.

Montajes únicos

Todos los pendientes, pulseras y colgantes de Insignificante están fabricados a mano y han sido diseñados por Pérez-Sierra. “Las piezas se compran al peso y cuando las adquieres no tienes ni idea de lo que vas a hacer”, revela. Confiesa también que suele estar tres días mirando las piezas hasta que por fin les encuentra una salida.

Se trata, según la diseñadora, de un proceso muy creativo en el que revela no inspirarse en nada, ni si quiera en ver páginas de otras compañeras, porque “todas compramos las piezas en los mismos sitios, pero los montajes tienen que ser únicos”.

Sus diseños únicos tienen que cumplir una condición: yo me lo pondría. “Por muy bonito que sea la pieza, si yo no me lo podrían no sale del estudio, porque luego no sé defenderlo ante una clienta. Nuestro público es muy exigente y pregunta sobre el producto y si no confío totalmente en él luego no sé aconsejarles. Yo las piezas la vivo y las defiendo”.

Asimismo, admite ser muy estricta con la política de cambio. “Esto son piezas que compras porque te tienen que encantar […] Yo no quiero vender un producto que se haya podido poner otra persona, y vendérselo a otra como si fuese nuevo. No cambiamos pendientes bajo ningún concepto, cambiamos los colgantes, pero con unas condiciones que exigimos”, afirma Pérez Sierra.

¿Cuál es el futuro de Insignificante?

La creación de una página web es el siguiente paso para esta emprendedora: “Es mi aspiración más inmediata”. Una web con la que espera tener más ingresos, aparte de los que obtiene del puesto en el centro comercial Zielo de Pozuelo y de la pequeña tienda en Majadahonda y con la “que al fin poder vivir de ello”.

“Yo estaría feliz y orgullosa -aunque esto se fuese al garete- porque he conseguido dar trabajo a tres personas”, confiesa Pérez-Sierra. Algo que nunca se habría imaginado cuando empezó a hacer pulseras un verano y es que su historia –“la de una ama casa que se pone a currar en la piscina haciendo pulseras y que se le ocurre el nombre con una película”, tal y como ella la resume-, es como las piezas que fabrica. Una historia llena de detalles y de casualidades que la hacen muy significante.