Una startup de drones

Un emprendedor idea la formula para apagar incendios sin arriesgar vidas y reduciendo los costes

Los incendios son una catástrofe con un impacto económico, ecológico y, a veces, humano incalculable. Para extinguirlos, se utilizan cientos de miles de euros de material y dotaciones públicas. La solución para abaratar costes y arriesgar menos vidas podría estar en una startup de drones. 

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Un emprendedor idea la formula para apagar incendios sin arriesgar vidas y reduciendo los costes

Cada año, el verano viene acompañado de incendios que devoran cientos de hectáreas a su paso y generan un impacto humano, ecológico y económico incalculable. Los medios, cada pocos días, desgraciadamente se hacen eco de otra desgracia.

La concejal de seguridad de Segovia, Raquel de Frutos García, en declaraciones a este periódico, admitió que estos fuegos se controlan exclusivamente con material y dotaciones públicas. En otras palabras, cientos de miles de euros del bolsillo del contribuyente se destinan cada año a combatir este tipo de catástrofes. Una vez más, la solución para reducir costes - en todos los sentidos- podría estar en la tecnología. 

Se llama Drone Hopper, una startup que puede abaratar, y mucho, los costes ecológicos, económicos y humanos que generan los incendios. Su creador, Pablo Flores, es ingeniero aeronáutico y lleva años con una idea en mente: los drones pueden ser útiles para extinguir incendios. Más tarde descubrió que también pueden serlo para Paquetería; rescate; vigilancia; pintar invernaderos y, por supuesto, extinguir incendios.  

Un dron es diez veces más barato que un hidroavión y podría sustituirle

Aunque el producto aún no ha salido al mercado, ya tiene fecha de lanzamiento. Como tarde, a finales de este año estará a la venta y los beneficios que trae no son pocos. Flores explicó que sus drones pueden aportar mucho a la extinción de incendios, entre otras cosas, por que son diez veces más baratos que un hidroavión - 3 millones de euros frente a 30, respectivamente-y, lo más importante, "no se arriesgan vidas humanas". 

Sus drones cuentan con una capacidad de carga de 600 litros de agua que, aún siendo muchos menos de los 3.100 litros que es capaz de portar un 'AirTractor' (el hidroavión más utilizado en España, según la web del Ministerio de Agricultura), se utilizan de forma más eficaz gracias a mecanismos de dispersión del agua. Es decir, un dron puede sobrevolar el foco del fuego y lanzar con más precisión el agua, necesitando menos cantidad para apagarlo y actuando directamente sobre el punto necesario. 

Según explicó el emprendedor, estos drones - a diferencia de un hidroavión- pueden crear un cortafuegos que dura hasta 30 días, que puede volar a cualquier hora y que previene la reaparición del incendio.

Mientras que un hidroavión necesita un piloto, -además de muchas otras personas trabajando en tierra-, con los drones, una sola persona puede pilotar a distancia el aparato o los aparatos. Aunque se sigue necesitando personal cualificado- uno de los grandes problemas a los que se enfrentan actualmente los negocios-, Flores aseguró que su propia startup se encargaría de ello. 

La idea no ha pasado desapercibida, ya ha ganado varios premios y actualmente está colaborando con inversores indúes para poder exportar allí su producto.  Nuestro país no es el único mercado al que aspira este emprendedor. Otros como los Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica o Chile ya están interesados en el producto. Y eso que todavía no está a la venta.

¿La razón de su éxito? El emprendedor lo tiene claro: "Drone Hopper es capaz de realizar muchos trabajos aéreos que, a día de hoy, no se hacen y sustituir a otros - más costosos- que ya existen”. Además, el emprendedor se ha tomado las molestias de diversificar. 

Flores explicó, además, que su nicho de mercado se sitúa en cualquier área en la que sea necesario el trabajo aéreo, desde la prevención de incendios hasta pintar invernaderos.. También ha desarrollado un modelo cuya función es fumigar las cosechas, que ha suscitado mucho interés en países de Sudamérica y cuyas previsiones de futuro -según el emprendedor- son optimistas.

Financiación propia y grandes inversiones de capital

Drone Hopper nació con un capital inicial de 25.000 euros, de los fondos propios de su fundador. Su mayor dificultad era compatibilizar el trabajo y la estabilidad financiera. A partir de ahí, además de inversiones personales, ha ido sosteniendo el negocio gracias a distintos premios y ayudas públicas. Primero fue un crédito de ENISA, -empresa pública dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dedicada a la financiación de proyectos empresariales- de unos 60.000 euros.

Después, ganaron un premio de la ESA, la agencia espacial europea, que les permitió participar en una red de incubación europea llamada esa-bic, donde les han otorgado un capital de 50.000 euros. También han conseguido una ayuda del programa europeo Instrumento Pyme, donde alcanzaron la segunda fase, consiguiendo en la primera 50.000 euros y en la segunda dos millones y medio de financiación.

Por último, su proyecto compartido con India está respaldado por el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) que también le ha entregado una cuantía considerable. Sin embargo, admitió que su proyecto necesita de mucha inversión, le cuesta al año unos 120.000 euros. Y eso que fue él mismo quién diseñó el dron. Al final, el esfuerzo ha terminado dando sus frutos: el modelo TH_005, un dron de un metro ochenta de largo por setenta de ancho.

¿Su consejo para los emprendedores? Paciencia y esfuerzo. Flores cree que invertir en el sector tecnológico en España es posible pero admite que se necesita una gran inversión de capital para obtener resultados, casi siempre, a largo plazo.“En países como Estados unidos o Inglaterra es más fácil lograr inversores que en España” admitió.

Después de tanto tiempo dedicado a su proyecto, este emprendedor planea sacar su primer producto a finales de 2019, y dos modelos más en 2020 y 2021.