Una afición de moda

Dos emprendedores españoles facturan 6,7 millones vendiendo kits para tejer

Dos emprendedores españoles se dieron cuenta en un viaje a Nueva York cómo los jóvenes de la ciudad empezaban a interesarse por tejer. Una afición que le dio la idea para montar We Are Knitters, que en siete años de vida ha conseguido tener más de 120.000 pedidos al año, facturar 6,7 millones y aumentar su plantilla de 2 a 30 trabajadores vendiendo por todo todo el mundo kits para tejer.

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Dos emprendedores españoles facturan 6,7 millones vendiendo kits para tejer

Pepita Marín y Alberto Bravo son los emprendedores y fundadores de We Are Knitters. Se trata de una startup española que ha conseguido facturar 6,7 millones en 2017 --el 95% fuera de España-- vendiendo kits para tejer. Su éxito se debe a que, según Martín, tejer es para muchas personas “un contrapunto” a la hiperconexión en la sociedad actual. En una sociedad digital en la que ya casi no se hacen cosas con las manos, tejer se ha convertido en un recurso contra la hiperconexión.

“Hacer una cosa con tus propias manos crea una satisfacción tan grande que hace que lo pruebes. No sólo tejer, sino otras manualidades están resucitando. Hay gente que se pone a tejer como una meditación por las noches, porque es más o menos mecánico y ayuda a desconectar”, señaló Marín en una entrevista con EFEemprende. "Es el yoga del siglo XXI" apuntaron los fundadores. We Are Knitters espera cerrar el 2018 con casi 10 millones de euros de facturación.

Después de siete años, la intuición de éstos dos emprendedores que observaron en un viaje a Nueva York (Estados Unidos) cómo los jóvenes más cosmopolitas se interesaban por una actividad tan tradicional como tejer, ha fructificado en un negocio de comercio electrónico que vende sus ‘kits’ en 13 países. Estados Unidos, Alemania y Francia son sus principales mercados y abarcan el 80% de sus ventas. “Ahora somos una pyme multinacional, con 120.000 pedidos al año” que espera cerrar el 2018 con casi 10 millones de euros de facturación.

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La emprendedora huye del concepto “empresa consolidada” pero recuerda cómo ha evolucionado su negocio de los dos primeros años -en los que ella y su socio realizaban todo el proceso solos, desde la preparación del producto, el marketing, el envío o el almacén- hasta ahora, que cuentan con 30 personas en su sede madrileña.

Almacenes en Estados Unidos y Alemania para atender a un cliente multinacional

Para los fundadores de We Are Knitters los pedidos internacionales suponían en sus inicios más costes que beneficios por no tener bien desarrollados los envíos. Así fue hasta que contaron con el apoyo e inversión de fondos como Cabiedes & Partners y business angels como François Derbaix (fundador de Toprural o Rentalia) y Yago Arbeloa (Hello Media Group), que apostaron por su proyecto en 2013.

“En 2015 hicimos la apuesta de poner un almacén en Estados Unidos. Fue una de las cosas más arriesgadas que hicimos y ahora es nuestro país número uno, el 35% de la facturación viene de allí”, señaló Marín. Junto al almacén de Estados Unidos, We Are Knitters trasladó su almacén europeo de España a Alemania para estar más cerca de los clientes de su segundo mercado. Con estos dos almacenes subcontratados, la empresa tiene desarrollada una potente infraestructura tecnológica que permite que cada kit se elabore siempre una vez se ha realizado el pedido en su página web, con un material que eligen cuidadosamente.

“Nuestros ovillos de lana se producen en Perú y se hacen exclusivamente para nosotros. La complejidad es que compramos lana en toneladas y la enviamos en gramos”, añadió la cofundadora de esta compañía. Sus próximas apuestas de futuro son los países nórdicos, una zona que es “un desafío” porque ya tiene un gran volumen de población que teje y la compañía española suele “entrar por los principiantes”. También Reino Unido, donde está establecida su principal competencia pero en el que están descubriendo un crecimiento que quieren aprovechar. “Hemos abierto los envíos a Japón y Australia”, añadió Pepita Marín.

La diferencia la hace la ejecución

Para la cofundadora de We Are Knitters, el suyo es un ejemplo de que un negocio emergente no solo requiere de una buena idea, sino que también depende de cómo se ejecute. En su caso, ellos no fueron los primeros en comercializar ‘kits’ de tejido, pero han centrado sus esfuerzos en pulir su modelo de negocio. “Nos encanta el diseño y la moda, pero estamos muy enfocados en números. Somos muy conscientes de la caja, del dinero, de cómo fluye en la cuenta de resultados”, ha opinado Marín.

Enfocarse en el negocio también les ha obligado a ir perfeccionando su propuesta en diferentes tipos de lana y en la dificultad de las prendas para confeccionar. “Nos dimos cuenta que los clientes aprendían más rápido que nosotros y demandaban más”, ha reconocido Marín. Hoy, los clientes de ‘We Are Knitters’ no solo tejen jerseys y bufandas, también gorros, trajes de baño, chaquetas y chalecos, mantas y accesorios como mochilas o bolsos. “Sacamos colecciones cada dos semanas, con diferentes niveles de dificultad. El objetivo es que al cliente le suponga un reto”, ha finalizado Pepita Marín.