No pueden acceder ni a bases de datos, ni a convocatorias

En España hay científicos por cuenta propia y estos son sus problemas

Los investigadores no sólo trabajan para universidades y prestigiosos centros.También los hay que trabajan por cuenta propia. Según María Beltrán -pedagoga, doctora en Psicología, científica y autónoma- este tipo de profesionales no lo tienen nada fácil para desarrollar su actividad en España.

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María Beltrán, pedagoga, doctora en Psicología, científica y autónoma.
En España hay científicos por cuenta propia y estos son sus problemas

Ser autónomo y científico en España no es sencillo. Estos profesionales, que suelen compaginar el desempeño de una actividad por cuenta propia con la investigación científica, se encuentran en una situación de "desventaja profesional", frente al resto de investigadores asalariados y "olvidados por las instituciones". Es lo que opina María Beltrán Catalán, autónoma, pedagoga, doctorada en Psicología y científica que lleva años denunciando las dificultades a las que, como ella, tienen que enfrentarse algunos científicos que desarrollan su actividad por cuenta propia en España.

“La mayoría de los que conozco acaban desistiendo, porque no pueden soportar las inversiones necesarias para realizar sus trabajos” comentó Beltrán. Según aseguró, los investigadores autónomos se encuentran "en una posición de desventaja" con respecto al resto porque no pueden acceder a bases de datos y, por tanto, carecen de la información que necesitan para llevar acabo sus avances.

Esta investigadora explicó que, para acceder a bases de datos relevantes, es necesario trabajar para alguna Universidad o Centro de Investigación: “Al ser autónomos no podemos acceder a la información estatal del Ministerio de Ciencia e Innovación porque requiere de claves que sólo disponen los investigadores universitarios o que trabajan para determinados centros”añadió.

Para ella, se trata de una situación injusta “cuando, incluso, los estudiantes tienen acceso a más información que nosotros”. Según la doctora, existen otras bases de datos “más accesibles” -como ScienceDirect- pero que, en la mayoría de las ocasiones, sólo ofrecen el abstract (resumen) de las investigaciones.

Esto dificulta y encarece enormemente la actividad de estos científicos ya que, al final, se ven obligados a pagar para acceder al material que necesitan. “La mayoría de los artículos suelen tener un coste de entre 50 o 60 euros. A veces, puedes intentar ponerte en contacto con el autor para conseguirlo, pero el proceso es mucho más largo y en el transcurso pueden haberse producido avances en la materia que dejan tu investigación obsoleta” reconoció Beltrán.

Para hacerse una idea de la inversión necesaria, esta investigadora detalló que tan sólo para su último trabajo necesitó adquirir unos 30 artículos de bibliografía aunque, "cuando estás investigando revisas muchos más” añadió.

Tampoco pueden acceder a convocatorias estatales

Otra de las grandes dificultades a las que se enfrentan es que la mayoría de las convocatorias de ayudas y subvenciones que se lanzan a nivel estatal para la investigación están vetadas para los autónomos. “Como trabajadores por cuenta propia no lo tenemos nada fácil. No podemos presentarnos a premios o cualquier otro tipo de convocatoria de investigación, ya que la mayoría de ellas van dirigidas a equipos de universidades o centros de investigación” comentó.

Hasta el momento, esta investigadora sólo ha podido presentarse a una convocatoria, de la que resultó ser galardonada: “Gané el Premio Joven a la Cultura Científica en 2019, que otorga la ciudad de Sevilla”.   

Todo esto les impide además dar a conocer sus descubrimientos porque “las revistas especializadas tienden a publicar más  tu trabajo cuando ya ha sido reconocido o tienes otros artículos publicados” explicó.

Investigadora y autónoma

María Beltrán Catalán es trabajadora autónoma, pero también es investigadora. Lleva desde principios de 2018 desempeñando estas dos actividades y a ambas se dedica por "pura vocación. Siempre he querido ser autónoma. Sabía que si no montaba mi propio despacho, buscaría otra forma de emprender” reconoció Beltrán.

A finales de 2017, tras haber acabado su Grado en Pedagogía, su Máster en Psicología Aplicada y sacarse el Doctorado con honores, consiguió poner en marcha una pequeña clínica de atención terapéutica online. A través de ella, Beltrán atiende principalmente a adolescentes y personas que hayan sufrido algún tipo de acoso o bullying. Aunque éste no ha sido el primer proyecto que ha emprendido. Ya en 2015 lo intentó, “pero no existía la Tarifa Plana y, como al principio no tenía clientes, no pude afrontar los gastos de la actividad y tuve que darme de baja” detalló.

Beltrán compagina su día a día como pedagoga con su labor de investigación. Algo que no le resulta difícil, ya que ambas van en la misma línea. La clínica es su fuente de ingresos principal porque, por el momento, la investigación no le reporta demasiados beneficios: "ni si quiera puedo acceder a becas, pero me gusta. Es una vocación que tengo, aunque no pueda vivir de ella” añadió.

Beltrán ya ha conseguido publicar tres artículos en importantes revistas especializadas. En el último de ellos ofrecía una perspectiva de la duración del bullying desde el punto de vista de las víctimas. Según explicó, la novedad que aportó fue que "en vez de plantear la pregunta 'En los últimos tres meses, ¿cuánto veces has sufrido acoso?', como hacen la mayoría de estudios, plantee la pregunta de forma más general. Resulta que la media de duración del bullying es, en realidad, de dos a tres años". 

Facilidades de investigación sí, pero no en todos los sectores

Desde la Asociación de Investigadores Precarios, que reúne -sobretodo- a los más jóvenes del sector, explicaron que no tiene sentido investigar por cuenta propia, "porque existen muy pocos mecanismos y herramientas que ayuden a sustentar tu trabajo”. 

Según esta asociación, la forma que se debería fomentar para trabajar por cuenta propia en el ámbito científico es la contratación. "Que contraten a un autónomo en un centro de investigación, por ejemplo, para estar ciertas horas. De este modo, el investigador por cuenta propia puede acceder a  bases de datos y demás recursos necesarios para su labor". Una fórmula que, si bien es posible, no es fácil para todos, pues primero es necesario que algún centro apueste por ellos. 

Desde el punto de vista de la organización, la investigación por cuenta propia no es aplicable a todas las áreas de estudios, dado que hay campos -como, por ejemplo, la biomedicina- que requieren de una maquinaria y unos instrumentos a los que no  puede acceder un profesional sin el respaldo de un organismo. Además, "si se diera pie a este formato de investigación, es muy probable que la ciencia terminara convirtiéndose en un nicho de falsos autónomos”.