Emprendieron hace 5 años y salieron al mercado en 2020

Dos hermanos triunfan vendiendo sidra en negocios de barrio durante el COVID

Dos emprendedores han triunfado vendiendo su propia sidra en negocios de barrio durante la pandemia. Su producto cuenta ya con 21 puntos de venta nacionales y exportan a cuatro países extranjeros.

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Dos hermanos triunfan vendiendo sidra en negocios de barrio durante el COVID

Después de cinco años de trabajo y más de un millón de euros invertidos en el proyecto, la familia Exner lanzó a principios del año 2020 su sidra artesanal al mercado. Lo hicieron justo dos meses antes de que se desencadenase la pandemia del Covid-19, situación que, lejos de frenar su emprendimiento, ha hecho que su producto triunfe tanto a nivel nacional como internacional. Éstos emprendedores cuentan, en apenas siete meses, con 21 distribuidores y más de 200 establecimientos de venta en España, y presencia en cuatro países extranjeros: Finlandia, Republica Dominicana Alemania y Portugal.

Una de las claves del éxito en plena pandemia de esta sidra artesanal llamada ‘Exner Craft Apple Cider’ radicó en su fórmula de comercialización. “Vimos que el sector de la hostelería empezaba a ser uno de los más perjudicados por el Covid-19, y decidimos orientar nuestro producto hacia el mercado de alimentación en tiendas de barrio especializadas. Por suerte estos negocios han funcionado muy bien durante todo este periodo”, explicó Daniel Exner, uno de los hermanos.

Estos autónomos se decantaron por un producto alimenticio y su venta negocio local, lo que les hizo crecer a pesar de la crisis. Y es que, algo que es ya muy conocido en el mundo emprendedor, es que emprender con un producto o servicio de alimentación es casi siempre un acierto, puesto que, en época de crisis, lo último que las personas dejan de hacer es comer.

Prueba de ello son los hermanos Exner, quienes, además, explicaron a este diario digital que “es muy diferente emprender algo desde cero con inversiones controladas, que ser una gran empresa consolidada y tener el reto de superar los resultados de años anteriores. Nosotros no tenemos nada que nos pare”, señaló. Aunque reconoció que, evidentemente, "las circunstancias no son las más favorables, porque la incertidumbre es lo que hace que muchas decisiones de compra o de introducción de estos productos se retrasen", añadió el autónomo.

Un impasse profesional le llevó a emprender

El origen de esta historia de emprendimiento viene de un impasse profesional por parte de uno de los dos hermanos Exner. "En el 2014 decidí dejar mi trabajo y lanzarme a emprender. Mi primera idea era crear un negocio de comercialización de vino en el extranjero, pero me di cuenta de que la competencia era muy fuerte y las probabilidades de viabilidad complicadas, por lo que la rechacé", explicó Daniel Exner a este digital.

Sin embargo, de lo que no se deshizo Exner fue de su idea e ilusión por emprender un proyecto. Algo que pudo culminar gracias a sus raíces asturianas, que le llevaron a decantarse por crear una nueva sidra. Junto a su hermano, José Ignacio, empezaron a analizar el sector y descubrieron como "la sidra, aunque esté muy alejada en el tiempo de lo que es el vino, tiene un recorrido muy evidente en potencial", señaló Daniel. Es por ello que "la oportunidad de mercado nos llevó a pensar que podíamos invertir en hacer las cosas de forma distinta para elaborar no solo una nueva sidra, sino cultivar mejor manzana. La innovación y traducir el vaso de sidra hacia un enfoque de nuevos segmentos de mercado para ofrecerles nuevos formatos de producto, ha sido una de las claves". 

Además, a través de su estudio, ambos emprendedores llegaron a la conclusión de que existe una "demanda creciente de productos más naturales, saludables y de menos graduación alcohólica. Y eso, unido la escasa oferta actual de un producto como la sidra con esas características, fue lo que nos terminó de convencer para convertir nuestra idea en una realidad", concluyó el emprendedor. 

Hasta ocho años para recuperar la inversión

Tal y como contó Daniel Exner, desde que en 2015 pusieron en marcha el proyecto hasta día de hoy, la inversión total que ha tenido que llevar a cabo esta familia ronda los 1,2 millones de euros. Dinero que, a pesar del buen arranque de comercialización y venta del producto, tardarán como mínimo otros tres años más en rentabilizar

“Acabamos de empezar esta semana la quinta cosecha de manzana, y probablemente hasta la octava no equilibremos ingresos y gastos. Eso únicamente referido a la finca, aún no producimos suficiente manzana para equilibrar los gastos fijos que tiene una finca así de eses proporciones”, explicó el emprendedor.

En un proyecto agrícola, -comentó Exner- no es tanto la inversión inicial, sino lo que tienes que prever todo lo que vas a invertir hasta que generas fruta. “Desde los terrenos, que supone aproximadamente la mitad de la inversión, hasta todo lo demás: plantación, sistema de riego por goteo, pozos para el suministro de agua, sistemas electrónicos, campañas de marketing… Son muchísimos gastos con los que tienes que contar, pero que a su vez son la base para el arranque y la viabilidad de un negocio de estas características".

No obstante, las previsiones de futuro de estos autónomos son muy positivas. “Sabemos que a base de dinero se puede crecer más rápido, pero también tenemos que ser prudentes en estas circunstancias. Lo primero que queríamos hacer era demostrarnos a nosotros mismos que el producto es tan bueno como creíamos y esto ya lo hemos conseguido viendo la acogida y las ventas, lo que nos anima a valorar cada día nuevas inversiones”, aseguró Exner. Éstos emprendedores señalaron también que "como partimos de cero, hemos optado por ser muy prudentes. Vamos a intentar mantener siempre un gasto que podamos soportar y no sacrificar unas necesidades de financiación que nos puedan en ir bien en un futuro cuando la situación epidemiológica se vaya resolviendo".

Priorizaron el mercado internacional

Un aspecto muy concreto por lo que se caracteriza este proyecto de sidra artesanal es haber empezado su comercialización de forma distinta, y casi contraria, a la mayoría de emprendedores españoles: priorizando la exportación de su producto a otros países. Y es que, la familia Exner explicó que desde el principio, la concepción de la nueva sidra artesanal se pensó para orientarla hacia el mercado internacional.

“Nuestras prioridades iniciales eran primero los merados exteriores, luego el territorio nacional -grandes ciudades o ciudades de costa- y, por último, los mercados domésticos locales fuertes en sidra, como por ejemplo Asturias y País Vasco”, aseguró Daniel Exner.

La idea de iniciar la venta de la sidra lejos de las fronteras españolas surgió a raíz de que los hermanos vieron como el producto "tiene una demanda creciente en muchos mercados. Las sidras están creciendo en Estados Unidos, en Canadá, países anglosajones, Países Bajos,..., Por ello, al encontrar una demanda sobre este tipo de producto, decidimos empezar por esos países antes de meternos en el mercado nacional". 

Además, estos emprendedores también pensaron que un producto como el suyo “iba a ser demasiado innovador para un mercado tan arraigado en el consumo de sidra”. Algo que, con el tiempo verían que no era así. "Cuando empezamos a comercializar en Asturias hemos visto que la acogida ha sido muy buena. Nos estamos dirigiendo a un segmento de consumo más gourmet y vemos cómo están valorando el producto donde más conocimiento tienen de él, lo cual nos enorgullece mucho", destacó uno de los hermanos Exner.