La historia de tres emprendedores

Pasar de una situación de vulnerabilidad a liderar una empresa

Aparentemente una academia de enseñanza, una tienda de reparación de móviles y una agencia de viajes no tienen por qué tener nada en común. Pero cuando se trata del Centro de Apoyo al Estudiante Estrella, SOS Móviles y Viajes Astroboy la cosa cambia, pues a pesar de que son negocios completamente distintos, sus historias de creación son muy parecidas. Sus emprendedores pasaron de encontrarse en una situación de vulnerabilidad a montar su propia empresa, gracias a la participación en el programa Incopora de AD Los Molinos.

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Pasar de una situación de vulnerabilidad a liderar una empresa

De las 42.176 altas producidas al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) durante el primer cuatrimestre del año, cuatro llevan el nombre de Estrella Barrionuevo, Rubén , Luis Alonso y Leyson Ponce. Cuatro personas que decidieron apostar por la vía del emprendimiento y abrir su propio negocio, dejando atrás una situación de vulnerabilidad.

El camino y el negocio que cada uno optó para darse de alta en el RETA fue distinto, pero todos tienen en común el programa Incorpora y AD Los Molinos. Se trata de una entidad social que se dedica a desarrollar y fomentar el empleo, ya sea como asalariado o como autoempleado.

Esta asociación destaca porque, de las 38 entidades sociales que hay en la Comunidad de Madrid, es una -solo hay dos- que incluye la vía del emprendimiento. “De entre todos nuestros programas tenemos uno enfocado al autoempleo con la fundación bancaria La Caixa que se llama Incorpora. Éste conlleva todo el asesoramiento inicial, formación -un itinerario formativo sobre competencias emprendedoras-, valoración del negocio y la posibilidad de solicitar un microcrédito social a La Caixa” explica Guillermo Guerrero asesor de AD Los Molinos.

La forma de microfinanciación del programa es muy ventajosa, llega hasta los 25.000 euros sin avales, “porque son personas en riesgo de exclusión y no tienen posibilidades de avalar con nada. Entonces, se les ofrece un tipo de interés más competitivo, seis años para devolver el préstamo y los seis primeros meses con posibilidad de carencia”. Este programa de apoyo al emprendimiento está disponible a nivel nacional y ha permitido en dos años que 72 emprendedores puedan poner en marcha su negocio.

Tres negocios y cuatro emprendedores

“Es un placer trabajar con ellos. Están muy motivados y lo hacen todo super rápido”.  Así describe Guillermo Guerrero de AD Los Molinos cómo ha sido su experiencia al trabajar este año con los tres emprendedores seleccionados del programa Incorpora (se han concedido cuatro proyectos, tres están ya funcionando y uno está pendiente). “Nosotros estamos con ellos durante todo el recorrido, asesorándoles en la puesta en marcha, durante la elaboración del plan de negocio, acompañándoles en la financiación y ahora, tras la puesta en marcha en lo que necesiten”.

Este acompañamiento y dedicación ha hecho que cuatro personas puedan abrir las puertas de su propio negocio y tomando por primera vez la riendas de su vida laboral.

1.- Una academia de matemáticas para salir de economía sumergida.

A mitad del curso escolar y con un cambio en el horario académico -se han eliminado los exámenes de septiembre-..así abrió sus puertas el Centro de Apoyo al Estudiante Estrella, un proyecto y negocio de Estrella Barrionuevo, emprendedora y madre soltera de dos hijos, que llevaba unos diez años en paro y que vivía de dar clases particulares de matemáticas a domicilio.

“Yo ya llevaba tiempo dando clases particulares y quería montar mi propio negocio” dice Barrionuevo. Con esa idea en mente fue pasando por bancos, el Ayuntamiento y la Cantera de Empresas de Villalba hasta dar con la asociación AD Los Molinos, que le ayudó dar valor a su trabajo y a crear su propia academia.

Esta emprendedora confiesa que le han ayudado “sobre todo con el tema burocrático y de gestión, porque hay que cumplimentar muchos papeles e, incluso, en los que te vienes a bajo, ellos te animaban diciendo que quedaba poco y que los íbamos a conseguir”.

Y lo consiguieron. El 8 de febrero Estrella Barrionuevo abría su propia academia de estudios en la sierra de Madrid y tres meses después “casi cubro gastos”.  

2.- Montar una tienda de reparación de móviles y tablets con 57 años

Con 57 años y tras pasarse dos años buscando trabajo sin éxito, Rubén llegó a una conclusión: “tengo que ponerme a hacer algo por mi cuenta”. Para ello volvió a sus orígenes: la electrónica (fue lo que estudió). Pero necesitaba primero a alguien que le asesorase y en el Ayuntamiento de Villalba le hablaron de la AD Los Molinos.

“Hice el curso formativo sobre emprendimiento y, tras su finalización, tomé la decisión de hacerlo”. Desde que Rubén se puso en marcha hasta que abrió su tienda de reparaciones SOS Móviles el pasado 15 de enero, pasaron cuatro meses en los que, junto con la asociación, iba elaborando el plan de empresa, viendo las vías para ejecutarlo y buscando la forma de financiación. “Fueron cuatro meses de correos electrónicos de esto sácalo de aquí y ponlo aquí, esto mejóralo, esto quítalo…” admite Ruben.

Otros cuatro meses después, “aquí estoy, con mi tienda. Sigo en rojo, pero este mes llegaré a un punto de equilibrio; y espero ver el mes siguiente o el otro algo de dinero. Pero es duro”.

3.- Crear en pareja una agencia de viajes online.

“Queríamos emprender en algo que nos gustase muchísimo y cómo a los dos nos encanta viajar decidimos crear una agencia de viajes”. Con estas palabras Leyson Ponce resume cómo, junto a su marido Luis Alonso, decidió montar su propio negocio. Pero desde la idea hasta la salida de su web el pasado 17 de abril, han pasado varios meses y un curso formativo de por medio.

Luis Alonso y Leyson Ponce son un matrimonio venezolano de “españoles retornados” que llegaron en julio del año pasado a huyendo de la situación política de Venezuela. Ambos tienen estudios, uno es modista y el otro es coreógrafo, pero al no encontrar trabajo y tras navegar en internet dieron con la web de AD Los Molinos.

Ambos realizaron el curso formativo “porque queríamos tener seguridad en lo que estábamos haciendo”. Y poco a poco, con la ayuda de la entidad, fueron dando forma a su idea hasta convertirla en una agencia de viajes diferente especializándola hacia los colectivos más desfavorecidos.