¿Acogerse a una franquicia? Consejos básicos de un consultor y un franquiciador

Entre los variados sistemas de comercio asociado, la franquicia ha ganado terreno en los últimos tiempos. Se aprecia como una opción segura, muy apta para una actividad primeriza. Efectivamente, es un sistema que ofrece garantías, aunque el emprendedor que tenga intención de abrir un negocio debe valorar unas cuantas máximas.

¿Acogerse a una franquicia? Consejos básicos de un consultor y un franquiciador

Dos actores principales del proceso de franquicias, un consultor y un franquiciador, han detallado a AyE las características de este sistema.

“Una recomendación básica es tener espíritu empresarial”, afirma Santiago Barbadillo, director general de la consultora Barbadillo y Asociados. “Puede parecer obvio, pero nosotros observamos muy a menudo que quieren franquiciarse gente harta de su trabajo, personas que tienen una ocurrencia, que siguen un pálpito o que pretenden cambiar su vida y creen que esto es lo menos inseguro”, explica.

Barbadillo quiere que los posibles franquiciados sepan sin ningún género de dudas que, al acogerse a este proceso, hay tres elementos imprescindibles: la franquiciadora cede el derecho de uso de una marca; se transmiten conocimientos y experiencias “que han resultado exitosas” al franquiciado; y la relación entre franquiciador y franquiciado va a ser “continua, de apoyo, formación, control permanente para evitar errores”. Estas tres cosas, “que son las distintivas del sistema”, suponen un compromiso por ambas partes que debe mantenerse.

Santiago Barbadillo apunta unos consejos de primer orden para el que se inicia en este mundo:

  1. Realizar un análisis específico de la actividad escogida. “Cada negocio requiere un estudio particularizado y cada negocio tiene unas condiciones económicas concretas”, declara.
  2. “Elegir cuidadosamente la forma en la que se va a financiar la relación con el franquiciador”. Ésta varía según la actividad sea de servicios (por ejemplo, negocios de hostelería o inmobiliarias) o de venta de productos concretos. En el primer caso, recuerda Barbadillo, lo más normal es pagar royalties al franquiciador, una cantidad que puede ser variable (porcentaje sobre ingresos de las ventas) o fija. En el caso de venta de artículos, se puede elegir entre pagar al franquiciador unos márgenes sobre el producto suministrado por él o entre tener la mercancía en depósito y abonar el margen al franquiciador cuando se vende. Esto último es lo habitual en las cadenas de moda.
  3. “Tener paciencia”. Hay que tener en cuenta que el periodo de consolidación de un negocio franquiciado es, como mínimo, de tres a cinco años. Si no se ven resultados a corto plazo, es conveniente esperar. El responsable de Barbadillo y Asociados explica que la consultora se dedica fundamentalmente a asesorar a las empresas franquiciadoras pero que a los franquiciados les realizan guías para asesorarles hasta el momento de la firma de contrato de franquicia.

La parte franquiciadora

La empresa No + Vello, dedicada a la fotodepilación, tiene casi 10 años de existencia. Sus franquicias están presentes en 15 países a través de 1.000 centros. En España es el primer franquiciador en el sector de la fotodepilación. En general, belleza y estética son actividades en auge de cara a franquiciar.

José Luis Ruiz Escariz, el director nacional de franquicias, indica las tres condiciones que, desde el punto de vista del franquiciador, debe cumplir el negocio aspirante: que sea fácilmente replicable, es decir, que pueda enseñarse a terceros; que sea novedoso; y que tenga un recorrido de entre seis meses y un año como mínimo “para que sea sólido”. “El negocio tiene que ser sostenible en el tiempo, tener un producto fiable, probado y testado”, añade.

El directivo de No + Vello advierte, igualmente, de lo que no hay que hacer: dejarse llevar por las modas de un momento determinado. Como ejemplo señala los recientes fracasos de muchos comercios dedicados a la venta de cigarrillos electrónicos o de chalecos de estimulación.

Ruiz Escariz define las ventajas para un franquiciador: evita costes añadidos, es un proceso más rápido y permite crecer. Pero el principal inconveniente también está ahí y hay que saber manejarlo: se deja la marca en manos de terceros. A su vez, el franquiciado está atado a las directrices del franquiciador, no puede innovar.

Y ofrece los siguientes consejos al franquiciado: no tener más iniciativa de la necesaria porque aquí lo esencial es la disciplina; practicar gestión empresarial continuamente, ya que estar franquiciado no vale sin más, “no es invertir en bolsa”; y, sobre todo, que el sector escogido sea del agrado del franquiciado.