El consumidor debe conocer lo que cobra el productor

Los agricultores siguen viéndose obligados a vender a pérdidas a pesar de la nueva Ley de Cadena Alimentaria

Los agricultores siguen viéndose obligados a vender a pérdidas a pesar de que se haya aprobado la Ley de Cadena Alimentaria. Se quejan de la falta de transparencia en los precios.
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Los agricultores siguen viéndose obligados a vender a pérdidas a pesar de la nueva Ley de Cadena Alimentaria

El Gobierno aprobó en mayo la Ley de Cadena Alimentaria con el fin de solucionar los problemas del sector agrícola y ganadero. Sin embargo, nueve meses después de su aprobación, estos autónomos siguen sufriendo las consecuencias del desequilibrio del precio de sus productos en el mercado. Un importante daño para la actividad que se incrementó aún más a raíz de la pandemia, puesto que los agricultores se vieron obligados a "bajar aún más sus precios y terminar vendiendo a pérdidas", explicó Félix Sanz, responsable de frutas y hortalizas en la Asociación de Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Huelva (ASAJA) .

La clave del Real Decreto que modifica la actual Ley de Cadena Alimentaria estaría en la obligatoriedad de establecer contratos escritos en los que quede reflejada el coste de producción y en obligar a que el precio pactado entre industria y agricultor cubra esos costes. “Ese precio de venta no podrá ser nunca inferior a los costes de producción que libremente habrán determinado el productor y comprador y que tendrán como referencia la guía de precios que publica el ministerio de Agricultura”, explicó en su momento el ministro de Agricultura, Luis Planas. 

No obstante, aún a día de hoy el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación no ha fijado la cuantía de dichos costes. "No nos sirve de nada que haya una ley que nos proteja si casi un año después siguen sin ponerse de acuerdo para aplicarla en nuestro favor", lamentó Sanz. La batalla de estos trabajadores por cuenta propia por fijar unos precios justos para sus productos es ya "histórica. Llevamos años viendo como el precio que tienen que pagar los consumidores finales por los productos triplica lo que percibe el trabajador. Por ejemplo, la fruta se paga entre un 350% y 500% más de lo que cobra por ella el agricultor", señaló Juan Metidieri, presidente de la Asociación de jóvenes agricultores y ganaderos (APAG).

La grave situación que está viviendo el campo

Como era de esperar, la brutal crisis que está atravesando España no ha hecho más que agravar la difícil situación que estaba viviendo el campo. A pesar de que el Covid-19 paralizó las protestas de los pequeños agricultores y ganaderos, que se pusieron de inmediato al frente de sus explotaciones para poder suministrar a los españoles, su trabajo no se ha traducido en beneficios. Si bien la actividad de los autónomos no quedó suspendida, la crisis está generando pérdidas en la mayor parte de las pequeñas explotaciones.

Si bien estas manifestaciones en las calles sirvieron para que el Gobierno diese luz verde a la Ley de Cadena Alimentaria, las mejoras que traería consigo siguen sin llegar. Es por ello que el sector agrícola y ganadero aseguró estar "asfixiado" por la situación y alertó de que muchos profesionales abandonarán la actividad porque están "trabajando muy duro sin apenas generar ingresos. Es intolerable que a los agricultores les acabe costando dinero que les compren su fruta para venderla a los consumidores", explicó José Cruz responsable de sectores de agricultura de Unión de Pequeños Agricultores Huelva Extremadura (UPA).

De ahí la imperiosa necesidad que tiene el colectivo de implantar la obligatoriedad de que el precio pactado cubra los costes de producción del agricultor y que, además, aparezca explicitado en el contrato; o la regulación de las promociones para que no puedan inducir a error sobre el precio o imagen de los productos, y sobre todo, para evitar que éste se banalice. 

"La cuestión de contemplar el coste de producción en los contratos a la hora de fijar los precios, que es crucial, va a ser difícil de aplicar. Tenemos experiencia y hemos visto cómo en muchos sectores, cuando hay una posición de dominio, en este caso, por parte de la industria, y una posición débil, en la que están los agricultores, podrían formalizarse contratos donde se especifique expresamente que el precio cubre los costes y que luego no se cumpla", explicaron desde UPA.

Proponen que el consumidor conozca lo que ha cobrado el agricultor

Además de la regulación de sus costes producción, los agricultores abogan por el doble etiquetado en sus productos. Desde el sector aseguran que es imprescindible la transparencia con sus consumidores finales, y para ello, proponen que implantar una etiqueta en la que se especifique "el coste de toda la cadena alimentaria, y que el consumidor sea consciente de ese sobre coste de los productos agrarios que se repercute en ellos", explicó Cruz.

Esta es una iniciativa que ya se ha puesto en marcha en otros países de la Unión Europea como Francia, donde gracias al doble etiquetado, "el precio de compra al agricultor ha subido entre un 10% y un 20%", es decir, ha dado lugar a que los beneficios se repartan más entre toda la cadena alimentaria. "Es imprescindible que el consumidor sepa lo que se nos paga a nosotros por vender los productos y lo que pagan ellos en el supermercado. De esta forma se darán cuenta de lo que nosotros percibimos del importe que pagan, y que es lo que se llevan las grandes cadenas y las distribuidoras", señalaron desde UPA Huelva.

"Cuando el consumidor va comprar ve sólo el precio que tiene que pagar y, al ser tan elevados en algunos casos, pueden pensar que porqué nos movilizamos si nuestro producto es caro. De ahí la importancia de que sepan lo que en realidad estamos cobrando", apuntó responsable de sectores de agricultura de UPA Extremadura.

Aumenta la despoblación en las zonas rurales

Otra de las preocupaciones que ha manifestado en numerosas ocasiones el sector agrícola y ganadero es que el desequilibrio y "abuso" de precios está aumentando la despoblación en el mundo rural. "El relevo generacional y las nuevas incorporaciones en el campo es prácticamente nulo. Muchos agricultores están abandonado la actividad y, por ende, los pueblos donde se lleva a cabo al no poder mantenerse debido a las ventas a pérdidas", explicó Juan Cruz.

De hecho, se trata de uno de los problemas que el colectivo le trasladó al Gobierno el año pasado: "necesitamos que se propicie un empoderamiento de nuestro sector. Somos un actor clave en el futuro de la sociedad, pero no somos valorados como tal. Mucho se está hablando de la España Vaciada, sin embargo, en ese debate, los agricultores y ganaderos debemos cobrar un mayor protagonismo", señalaron.

Además, las organizaciones coinciden en que la falta de oportunidades y expectativas para el sector es muy perjudicial, no sólo "de cara a que la gente no quiera heredar, sino también frenar la ilusión de muchas personas por trabajar en este mundo y a los que se debería dar viabilidad y apoyar sus proyectos e ideas".