Dependiendo de los casos, pueden perder su pensión

Los autónomos con discapacidad siguen luchando contra la discriminación y piden que se les ayude

Ser trabajador por cuenta propia y tener una discapacidad implica una serie de dificultades añadidas, como mayores gastos, la discriminación o la posible pérdida de la pensión estatal por culpa de ejercer una actividad. Hoy se celebra el Día Internacional de la Discapacidad.

Los autónomos con discapacidad siguen enfrentándose a sobrecostes y luchando contra la discriminación
Los autónomos con discapacidad siguen enfrentándose a sobrecostes y luchando contra la discriminación
Los autónomos con discapacidad siguen luchando contra la discriminación y piden que se les ayude

El 3 de diciembre se celebra el Día internacional de la Discapacidad, un día creado con el objetivo de resaltar las necesidades que tienen las personas con capacidades reducidas y su inclusión social. Si darse de alta como autónomo ya implica una serie de dificultades, ser trabajador por cuenta propia y tener algún tipo de discapacidad hace que se añadan otro tipo de impedimentos y problemas a la ecuación. 

Los últimos datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones constatan que en el último año el número de autónomos con discapacidad afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) creció un 4,1%, hasta alcanzar los 23.889. Unas cifras que aunque aumentan con el paso de los años, no lo hacen de forma exponencial.

El coordinador de Diversidad e Inclusión Social de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), Francisco Zuasti, explicó que la falta de autónomos con discapacidad es “una importante consecuencia de la falta de ayudas” para este colectivo, ya que “principalmente se debería bonificar la cuota de la Seguridad Social durante más tiempo”.

Las personas con discapacidad tienen que lidiar con costes añadidos y discriminación 

Los autónomos que tienen una discapacidad tienen que enfrentarse a gastos añadidos, que, además, actualmente se suma a la situación de inflación y al aumento de los costes que atraviesa el país. En este sentido, Francisco Zuasti explicó que faltan ayudas en lo que respecta a la adaptación de los puestos de trabajo, ya que “un autónomo con discapacidad tiene un sobrecoste para crear una actividad con respecto al resto de personas”.

Este sobrecoste puede verse reflejado, por ejemplo, a la hora de encontrar una oficina o un local adaptado a las necesidades de la persona con discapacidad. “Las oficinas accesibles se encuentran, normalmente, en edificios modernos, que suelen ser los más caros. Los autónomos con discapacidad ya entran en esa desventaja con respecto al resto de autónomos”.

Además, tienen que lidiar constantemente con la “discriminación” que se produce con respecto a los trabajadores por cuenta ajena. “Es discriminatorio que las personas con discapacidad que trabajan por cuenta ajena sí tengan esa bonificación en las empresas indefinidamente, mientras que si lo hacen por cuenta propia tienen la cuota bonificada durante un tiempo limitado”, denunció Zuasti. 

A su juicio, el número de autónomos con discapacidad que hay en España es bajo. "Este número demuestra que los autónomos con discapacidad estamos discriminados en cuanto al número de ayudas. Se debe promocionar la empleabilidad por cuenta propia con bonificaciones permanentes en la cuota de la Seguridad Social, igual que ocurre por cuenta ajena”. 

Desde ATA, afirmó Zuasti, “la postura es clara”, ya que la Federación luchará para que los autónomos con discapacidad tengan los mismos derechos. “No estamos pidiendo más. Luego se ve reflejado en que hay pocos autónomos con discapacidad debido al sobrecoste y a las dificultades. Tiene que haber alternativas para que ese autónomo tenga un incentivo a la hora de crear empleo”. 

La pensión por discapacidad puede verse afectada al hacerse autónomo

Las personas que tienen una discapacidad y que, por tanto, reciben una prestación del Estado, tienen otra gran preocupación añadida en lo que respecta a dicha ayuda. La pregunta sobre qué puede pasar con la pensión y qué se tiene que hacer para darse alta en el RETA sin ponerla en riesgo suele ser bastante frecuente entre el colectivo. 

Pueden darse dos casos: los autónomos con una discapacidad sobrevenida y que quieren seguir en activo, y las personas con discapacidad que quieren convertirse en emprendedores y crear su propio negocio. En ambos casos, la pensión puede verse afectada, por lo que es imprescindible conocer el proceso y tener claro cómo actuar. Una carga añadida que el resto de trabajadores autónomos no tiene. 

Tal y como explicó a este medio la responsable del proyecto “Por Talento Emprende” de la Fundación ONCE, Ana Belén Martínez, “la pensión por incapacidad puede verse afectada al emprender un negocio por cuenta propia, pudiendo disminuir la cantidad percibida o incluso perder la totalidad de la compensación económica. Si bien es cierto que en algunos casos la pensión puede permanecer intacta, esto sucede en contadas ocasiones”. Además, también “puede verse afectada la prestación que perciben sus familiares y que es concedida cuando no pueden compatibilizar su empleo con el apoyo que requieren las personas con discapacidad”, añadió. 

Es cierto que el emprendimiento puede convertirse en una de las mejores salidas para acceder al mercado laboral, pero si se corre el riesgo de perder la pensión, se complica mucho la reinserción laboral por la vía del trabajo autónomo. Esta podría ser una de las causas por las que el número de personas con discapacidad que ponen en marcha un negocio aumenta, pero no a pasos agigantados.

En este sentido, lo primero que se debe tener en cuenta es si la pensión que se percibe es no contributiva o contributiva. En el primer caso, tal y como indica la Seguridad Social, cobrar una pensión no contributiva de invalidez cuando el grado de discapacidad es igual o mayor al 65%, “no impide el ejercicio de actividades laborales lucrativas por cuenta propia o ajena que sean compatibles con la discapacidad”.

Por su parte, en el ámbito de las pensiones contributivas, si bien la incapacidad permanente se otorga a trabajadores que por accidente de trabajo o por causas naturales han visto reducidas sus capacidades de forma grave y, como consecuencia, se ha visto afectada su capacidad laboral, la legislación española distingue entre varios tipos según el grado: incapacidad permanente total para el desarrollo de la profesión habitual o incapacidad absoluta total y gran invalidez. 

Incapacidad permanente total

En este caso, la pensión sí es compatible con emprender una actividad por cuenta propia o ajena, siempre y cuando las funciones no sean las mismas que las que venía desarrollando. Por ejemplo, un transportista que pierde más del 60% de la audición tendrá derecho a percibir la prestación por incapacidad permanente y, además, podrá dirigir un negocio dentro del mismo sector -u otro-, pero no podrá conducir un camión. 

Sin embargo, aquellos que perciban una pensión por incapacidad permanente que hayan cumplido 55 años y que tengan derecho a un incremento del 20% de su base reguladora, no pueden desarrollar una actividad como autónomos, ya que no es compatible.

Incapacidad absoluta total y gran invalidez

A priori, ambas son compatibles con la creación de un negocio por cuenta propia, pero siempre que “no representen un cambio en la capacidad de trabajo y no se excedan las condiciones que marca la Entidad gestora de la Seguridad Social”. Es decir, la compatibilidad está sujeta al examen y aprobación de las gestoras.

“La principal recomendación que damos desde Fundación ONCE es que, una vez hayan creado su plan de negocio y decidan emprender, acudan a la Seguridad Social y expliquen su caso concreto, para que desde allí confirmen cómo podría verse afectada su prestación por incapacidad. También es importante detallar en el momento del alta que se tiene una discapacidad, ya que solo así se podrá optar al descuento en la cuota que los autónomos pagan a la Seguridad Social. Muchas veces se dan de alta sin haberlo especificado y cuando se dan cuenta ya es tarde y no pueden beneficiarse”, explicó Ana Belén Martínez. 

Si, pasado un tiempo, el autónomo se ve obligado a cerrar su negocio y, como consecuencia, se da de baja en el RETA, podrá solicitar que su pensión -en caso de haber sufrido modificaciones- vuelva a su estado anterior. Eso sí, "se trata de un proceso largo y tedioso" que implica pasar por distintos trámites administrativos. Otro problema añadido para los autónomos con discapacidad