Hay unos criterios establecidos

¿Cómo calcular tu hora de trabajo?

Una de las cuestiones más complicadas a la hora de realizar trabajos por cuenta propia o freelance se plantea a la hora de ponerle precio y realizar la factura al cliente. En la mayoría de los casos, si el trabajador se inicia en las actividades por cuenta propia, lo difícil es encontrar la cantidad adecuada, aquélla que no se queda corta o, por el contrario, que no es desorbitada. Hay unos criterios ya establecidos que pueden ayudar en gran manera a todo aquel que pretende cobrar sus trabajos. El cálculo del tiempo y los gastos incurridos son los principales.

  

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¿Cómo calcular tu hora de trabajo?

Empezar a realizar trabajos para terceros por cuenta propia que no tienen carácter regular presenta una dificultad: saber cuánto valen, qué se le cobra al cliente al que va destinado. Es muy frecuente que asalte la preocupación de no acertar, de no dar con un precio adecuado, por demasiado bajo o por demasiado alto. Si alguien se queda corto cobrando una tarea, viene, además de la frustración, el descuadre de las cuentas y la insuficiencia económica. Si, al contrario, se plantea una cantidad más alta de lo habitual, lo que ocurrirá es que el trabajo se rechace o que, si ya se ha realizado, el cliente no vuelva a encargar nada más.

Existen una serie de criterios establecidos, con carácter general, para solucionar este problema y que son muy útiles cuando se pretende cobrar un trabajo o un proyecto por cuenta propia. Todos los consejos que se ofrecen para resolver esta situación de manera satisfactoria se resumen en dos cálculos: tiempo empleado y gastos realizados.

Los cálculos para obtener un precio justo por un trabajo freelance, bien en el momento de presupuestarlo o bien a la hora de facturarlo, son los siguientes:

-Tiempo dedicado o, lo que es lo mismo, horas invertidas en la realización. La forma de obtener esta variable es fijar una jornada laboral con un número de horas. Así resultan las horas efectivas de trabajo, a las que hay que poner precio. En este cómputo entra el tiempo empleado en reuniones, entrevistas, preparación de documentación, del propio presupuesto, llamadas telefónicas y contactos, etc, es decir, todas las horas reales dedicadas a la tarea en sí, que son también las de preparación de la misma.

-Poner precio a la hora trabajada. Hay un punto de partida del que, en teoría, no se puede bajar: el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Este año, el SMI está fijado en 735,9 euros al mes. Lo que ocurre es que la valoración de las horas, no de las jornadas laborales por contrato, varía considerablemente según el trabajo realizado. Hay una horquilla que va de 5,75 euros para las tareas menos cualificadas (menos que el SMI) a los 27,5 euros o incluso los 30 euros por hora. La diversidad de trabajos, desde los puramente físicos o mecánicos a los proyectos innovadores, es inmensa. Para solventar las dudas, existe una página web, tusalario.es, que ofrece un listado por orden alfabético de casi 1.500 ocupaciones profesionales actualizada a enero de 2018. Al pinchar en la elegida, se informa de los salarios mínimos y máximos que se están pagando en España por su desempeño, así como del salario promedio. Si el trabajo por cuenta propia se encuadra en alguna de ellas, y lo más normal es que sí se encuadre pues la relación es amplísima, se puede hallar fácilmente el precio de la hora trabajada en cada ocupación.

-Medir económicamente los gastos realizados para la realización de la tarea. Estos gastos van desde los de suministros como luz, telefonía o papelería hasta combustible si hay que trasladarse y, por supuesto, gastos de materiales cuando éstos sean necesarios.

-Establecer siempre el beneficio que se quiere obtener por el trabajo. Cuando a un cliente se le presupuesta, siempre se hace en bruto. Hay que tener en cuenta que los impuestos van siempre incluidos, porque de lo contrario no hay factura. Por tanto, hay que informarse de las retenciones del Impuesto sobre la Renta aplicables al tipo de trabajo a realizar e incluirlas en el precio. El IVA también se le repercute. 

Todo lo anterior lleva al ejemplo que sigue a continuación: si se presupuesta un trabajo en 100, hay que tener presente que habrá una parte de impuestos y que al cliente se le atribuye parte de los gastos, con lo que si al final por el trabajo quedan 50 euros. ése es el beneficio del que se debe partir para calcular el precio en tareas subsiguientes. Es lo que los expertos consideran "poner un sueldo realista para ganar al mes" con este tipo de tareas. 

Si se prefiere contar con cantidades concretas, por tipo de trabajos y proyectos y por actividades profesionales, es muy conveniente recurrir a las diversas webs que las ofrecen al introducirse precio por hora, gastos, impuestos y beneficio deseado.