Un código de buenas prácticas para las pymes frente al fraude fiscal

Las pequeñas y medianas empresas deberían intensificar la relación cooperativa entre ellas a través de asociaciones y colegios profesionales de asesores fiscales. De esta manera, se propiciaría que los que se adhieran a un código de buenas prácticas se responsabilizarían “de la validación de ciertos aspectos de las autoliquidaciones presentadas por sus clientes”. Así se recoge en el catálogo de propuestas que ha publicado el REAF-REGAF para intentar reducir el fraude fiscal.
Un código de buenas prácticas para las pymes frente al fraude fiscal

Entre estas propuestas destacan las siguientes:

-Facilitar las regularizaciones espontáneas “con unos costes sensiblemente inferiores a los de la regularización por la Administración”. Esto se traduciría, por ejemplo, en rebajar los porcentajes de los recargos y de los intereses de demora, para reducir la distancia con las sanciones, en las declaraciones presentadas fuera de plazo.

-Mejorar la forma de trabajar de las administraciones tributarias “perfeccionando la explotación de la información de que disponen, cuidando la formación de sus empleados y trabajando de forma coordinada”.

-Realizar un seguimiento especial a los nuevos empresarios que, en países como España, entran y salen constantemente del sistema tributario por la fragilidad de las empresas creadas.

-Potenciar la utilización de medios de pago electrónicos.

-Mejorar la imagen pública de las administraciones tributarias ante los contribuyentes para potenciar la imagen de eficacia y de los servicios de ayuda.

-Difundir con rapidez los criterios interpretativos.

El estudio “Reflexiones sobre el fraude fiscal y el problema de las estimaciones. 20 propuestas para reducirlo”, elaborado por el Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF), además de insistir en que el fraude fiscal y la economía sumergida son conceptos diferentes (el primero, jurídico y el segundo, económico) da por válida la cantidad de recaudación perdida por fraude de 26.000 millones de euros.

Impuesto sobre Sociedades

El REAF-REGAF ha hecho público, asimismo, un documento sobre la Declaración de Sociedades 2016 y novedades 2017, en el que se destaca que los ingresos por este impuesto en 2016 aumentaron casi un 5% respecto a 2015 debido a la subida “importantísima” de los pagos fraccionados.

Sin embargo, a las pymes las devoluciones por estos pagos adelantados no les van a suponer apenas ingresos porque, como ha explicado uno de los autores del estudio, el fiscalista Jesús Quintas, “no han adelantado tanto como otras empresas”. Quintas ha explicado que las que tendrán devoluciones de importancia serán, sobre todo, aquellas empresas con proyección internacional, o lo que es lo mismo, con participaciones en el extranjero. “A las que tengan sus bases en España y se dediquen a una actividad directa, sin participaciones en otras, las devoluciones les van a afectar poco”, ha concluido.

Un dato importante del estudio se refiere al censo de sociedades: más del 50% del mismo tiene ingresos por debajo de los 60.000 euros y dos tercios, por debajo de los 150.000 euros. Siete de cada diez empresas declaran bases negativas, según los datos aportados por el REAF.

Los economistas asesores fiscales han destacado, en cuanto a la gestión del impuesto, que en el modelo 200 de 2016 no consta “el modelo de documentación para pymes”. Por lo tanto, el documento normalizado lo facilita la Agencia Tributaria.