Según Caixabank Research

¿Cuáles son los sectores que ya se están viendo obligados a subir los precios por la factura de la luz?

A los autónomos no les está quedando más remedio que incrementar el precio de sus productos o servicios por el impacto de la factura de la luz y por otros costes inducidos. Estos son los sectores que están subiendo los precios.

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¿Cuáles son los sectores que ya se están viendo obligados a subir los precios por la factura de la luz?

Aunque son muchos los autónomos y pequeños negocios que han intentando contener una subida generalizada de sus precios, la inflación ha acabado abriéndose paso y en 2022 se prevé que se mantengan en alza, especialmente durante los primeros meses del ejercicio. La fuerte subida de la factura de la luz y otros suministros como el carburante, junto con las tensiones de abastecimiento de productos y el impacto de otros costes inducidos como las cotizaciones e impuestos, han obligado a los trabajadores por cuenta propia a tener que repercutir el incremento de estos gastos en el precio de venta de sus productos o servicios. Algo que se ha notado especialmente en algunos sectores.

El informe económico-financiero de febrero realizado por Caixabank Research explica que “la inflación comenzó 2021 en el 0,5% y cerró el año en el 6,5%. Este rápido y pronunciado ascenso, que la ha llevado a su nivel récord desde 1992, ha alimentado las dudas sobre si realmente se trata de un repunte transitorio (y volveremos a niveles poco preocupantes en 2022) o si podría generar tensiones inflacionistas más persistentes en el tiempo”.

Según explican los expertos, la inflación se produce por los precios de la energía y los cuellos de botella en los suministros. Y aseguran que los negocios tendrán que seguir a medio plazo enfrentándose al “aumento inesperado de la inflación y la aparición de cuellos de botella en buena parte de la cadena de producción con los elevados niveles de endeudamiento generalizados, el giro de la política monetaria en un buen número de países y la incertidumbre asociada a la evolución de la COVID”.

De continuar en el tiempo estos factores, el informe de Caixabank Research expone que “el shock alcista de la inflación podría acabar siendo mucho más perseverante y perdurar incluso después de la hipotética moderación de los precios energéticos y otros inputs”. Pese a ello lanza un mensaje de calma asegurando que “aunque la situación actual es preocupante, no puede decirse que resulte alarmante: a excepción del sector de alimentación, la repercusión de los efectos de segunda ronda sobre el consumidor final está siendo relativamente contenida hasta la fecha”.

Los sectores en los que se han subido los precios

Para analizar el efecto de la inflación, el informe analiza la evolución del IPC (Índice de Precios al Consumo) desde 2018 y concluye que el 23% de la cesta de la compra ha sufrido un incremento de los precios. Esto significa que hay actividades económicas que han tomado la decisión de elevar sus precios para poder seguir a flote en el mercado tras la subida de la factura de la luz, que en los casos más sangrantes ha llegado a cuadruplicar sus facturas.

Es el Instituto Nacional de Estadística (INE), el encargado de publicar el IPC, quien realiza un análisis detallado de los sectores dónde se ha producido un incremento de precios. Encabezan el ranking los hoteles, hostales, pensiones y servicios de alojamiento similares con un incremento de un 31,9% de sus precios; seguidos de los aceites comestibles, que subieron un 30,5%; el aceite de oliva con un 26,7%; y la carne de ovino y de caprino con un 21,8%.

Bajando de los 20 puntos de incremento, se encuentran productos de alimentación como la pastas que subieron un 15,2%, los refrescos que se elevaron un 11,7% y la margarina que subió un 11%. En la mitad, se encuentran las comisiones bancarias y de oficina de correos que subieron un 10,6%. A las que le siguen otros artículos de consumos como las frutas frescas o refrigeradas (9%), los paquetes turísticos nacionales (8,9%); las frutas en conserva y otros productos hechos a base de frutas (8,9%), las bicicletas (8,1%) y las legumbres y hortalizas frescas o refrigeradas, excepto patatas y otros tubérculos (8%).

Las cafeteras, teteras y similares subieron un 7,4%, el pescado fresco o refrigerado se incrementó un 6,6% y la carne de ave un 6,5%. La entrada a museos, biblioteca y parques zoológicos elevó su coste un 6,4%; los zumos un 6,3%, los huevos un 6,2%, las plantas un 6,2% y la carne de vacuno un 6%.

Llegando al rango del 5%, se encuentra las cámaras (5,7); las harinas y otros cereales (5,6%), alimentos para bebés (5,4%); muebles y accesorios (5,4%); muebles para el hogar (5,3%); el marisco (5,1%); la leche entera (5,1%); los servicios de alojamiento en otros establecimientos (5,1%) y la leche desnata (5%).

A este listado habría que añadirle otros productos como la electricidad, que subió un 72%; los combustibles un 45,4% o los hidrocarburos que subieron un 33,3%.

Subir precios o cerrar el negocio

El director general de GESE, una compañía especializada en la gestión energética de negocios, Diego Mateos, explicaba a este diario que la subida de la factura de la luz ha llevado a los autónomos y pequeños negocios a una situación límite, en la cual tienen dos salidas: o bien suben los precios de sus productos o servicios; o bien cierran su negocio.

“En los últimos meses nos han llegado muchos autónomos, muy agobiados para ver cómo pueden protegerse de la subida” dijo Mateos. Según la sensación que tiene este experto, “la mayoría de la población está esperando a que la situación se calme. Creen que es algo temporal y que se solucionará. Por eso, la mayoría de los autónomos aguantan. La cuestión es que durarán más o menos en el mercado en función de su tesorería”. A su modo de ver la situación está tan “enquistada” que los negocios sólo tienen dos formas de actuar ante la subida de la luz: o subir precios o cerrar el negocio.