Una actividad vocacional que está saliendo de la crisis

Las floristerías mueven 600 millones de euros al año

Las floristerías en España facturan 600 millones de euros al año. Un sector que cuenta con 5.673 establecimientos y al que se dedican 15.633 trabajadores autónomos. Se trata de una actividad compleja que requiere de una formación específica.

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Imagen de un centro floral. | Foto: Oficina Holandesa de Flores.
Las floristerías mueven 600 millones de euros al año

Las flores y plantas son el regalo perfecto para muchas personas, son capaces de transformar una estancia en un espacio acogedor y de servir de decoración para cualquier evento. Para que ello sea posible, las floristerías se encargan de su cuidado, de su composición visual y de su venta. Toda esa actividad proporciona al sector una facturación aproximada de 600 millones de euros al año.

Así lo cuenta Olga Zarzuela, directora de la Asociación Española de Floristas: “Cada floristería puede llegar a facturar anualmente entre 60.000 euros y 120.000 euros y, si se tiene en cuenta que en España hay casi 6.000 floristerías, la facturación total del sector puede alcanzar los 600 millones euros”. Y es que, como afirmó Zarzuela, “el sector está en una incipiente recuperación después de la larga crisis que hemos pasado. Aunque la incertidumbre política que estamos viviendo está afectando a la economía general y por tanto también a nuestro sector”.

Este crecimiento se observa también en el número de trabajadores que emplea el sector. Así, y según los últimos datos de afiliación a la Seguridad Social que maneja la AEF, “se ha producido un cambio de tendencia superando, por primera vez en los últimos años, el número de trabajadores por cuenta ajena al de por cuenta propia: 16.335 frente a los 15.633. Este año ha disminuido el número de autónomos en 144 personas, mientras que el número de trabajadores por cuenta ajena ha experimentado un incremento de 918 personas”.

La existencia de más autónomos que floristerías (5.673), explicó Zarzuela, se debe a que un alto porcentaje de estos negocios son familiares en los que trabaja tanto el marido como la mujer, o sociedades en las que colaboran los tres hermanos. Son en su mayoría, autónomos con autónomos colaboradores”. En cuanto al número de empleados que tienen, “la media está en 1,04 trabajadores por floristería”, explicó.

La competencia desleal

Las floristerías en su día a día tienen que hacer frente a una competencia desleal que en muchas ocasiones está permitida y no se penaliza. Como es el caso, explicó la directora de la AEF, de la venta de flores en cubos o por la calle. “Hay ayuntamientos que autorizan este tipo de ventas en fechas de mayor demanda, como el día de San Valentín, el día de la Madre, Sant Jordi (en Cataluña) o el día de Todos los Santos. No entendemos por qué se autoriza y permite la venta de flores en la calle, cuando no se autoriza la venta de otros productos de mayor demanda como los bolsos, los perfumes o los móviles”.

Además, “cuando se produce la venta sin autorización, no sentimos que haya una respuesta contundente por parte de la policía local requisando la mercancía, lo que creemos que sería un desincentivador para que otros hagan lo mismo”.

También muchas iglesias les hacen competencia desleal. Según afirmó Zarzuela,“hay personas que ofrecen la decoración floral de la iglesia para eventos como bodas, bautizos, etc y que no son profesionales y adquieren las flores al por mayor”.  En otras ocasiones "llegan a acuerdos exclusivos con floristerías, impidiendo a los novios encargar la decoración de la iglesia al profesional que deseen. Esto ocurre muy frecuentemente”.

Estos problemas se suman a “la falta de reconocimiento de la profesionalidad y el valor del trabajo del florista” pues muchas personas, cuando buscan o necesitan decoraciones florales, no acuden a profesionales y aceptan “flores en tarros de yogures de cristal. Una flor de por sí es bonita y ponerla en un tarro luce, pero no es el trabajo digno que ofrece un profesional”.  

Formación y vocación

La creación de ramos de flores, de centros, de coronas…es un proceso que requiere de una formación y unos conocimientos previos. La directora de la AFE explicó que hay dos maneras de obtener la técnica: mediante formación no formal (se adquiere de la experiencia trabajando en floristerías) o con formación formal. “Hay escuelas privadas en Madrid, Barcelona y Sevilla que enseñan, dan cursos y ofrecen un certificado. Desde la Asociación, cuando teníamos subvenciones, organizábamos cursos formativos, con distintos profesionales para enseñar nuevas técnicas y conocimientos”.

Asimismo, Zarzuela insistió “en que la gente no es consciente de la técnica y la formación que tienen los profesionales que están en una floristería…Antiguamente muchos acudían a Alemania e Italia a formarse -era allí dónde había cursos y escuelas específicas-“. De hecho, es precisamente esa técnica lo que distingue a los profesionales, pues “ser creativo y tener buen gusto, si no va acompañado de una formación floral, no asegura un buen trabajo”.

Es esta necesidad de estar formados, de seguir avanzando lo que hace progresar a una floristería. “Las floristerías son un negocio vocacional y los floristas suelen ser grandes apasionados de su trabajo. Además, el negocio suele ser rentable para aquellos que “están en constante evolución, adaptándose a la nuevas demandas de los consumidores que están cambiando”.

Problemas con el IVA

Aunque parezca paradójico, todas las flores y plantas no tributan por el mismo IVA, sino que a algunas se les aplica un tipo reducido del 10%, mientras que al resto se les impone el 21%. Esto se debe, según aclaró la directora de la AEF, a que “se aplica el IVA reducido del 10% a flores y plantas vivas -según indica el art. 91. Uno. 1.8º de la ley 37/1992 del Impuesto sobre el Valor Añadido-. No resultando aplicable a aquellas plantas que, aun siendo de carácter ornamental (decorativo), no tengan la consideración de vivas. Y no tienen esta categoría las flores y plantas artificiales, los verdes ornamentales (ramas, hojas y tallos cortados), que si bien son naturales, no son consideradas como plantas vivas”.

Asimismo, los ramos de plantas y flores que tributen al 10% se venderán con ese IVA reducido. “Esto significa que, si el florista ha comprado el papel que lo envuelve o algún otro elemento decorativo al 21%, lo tenga que vender aplicando el tipo del 10%”, con la pequeña pérdida de beneficio que ello supone.