Existen 150.000 explotaciones familiares de producción de carne

Los jóvenes están realizando un verdadero relevo generacional en la ganadería

Hay profesiones en las que nadie repara y que parecen destinadas a desaparecer, sobre todo si están relacionadas con actividades agropecuarias. Pero no es así. El sector de la ganadería vacuna tiene más aceptación de lo que puede parecer entre los jóvenes y es uno en el que existe relevo generacional. De hecho, la crianza y explotación de ganado vacuno sobrevive gracias a este relevo.

vaca berrenda
Los jóvenes están realizando un verdadero relevo generacional en la ganadería

La dedicación a la ganadería pervive. Disminuye, pero pervive. Ahora bien, el espectro de esta actividad es lo suficiente amplio como para que sea necesario acotar los campos. Dentro de la actividad ganadera, diversa según el tipo de animales (porcina, caprina, avícola, etc), hay un sector rentable y que ofrece oportunidades a quien se quiere dedicar a él, el del ganado vacuno o bovino. Éste se explota en dos vertientes económicas, la producción láctea y la de carne. Y es en esta última donde hay que poner el foco ya que el sector lácteo presenta, hoy por hoy, muchas dificultades debido a la caída de los precios. 

El Ministerio de Agricultura informa que las ventas al exterior de carne de vacuno o bovino crecen a un ritmo de más del 9% y la producción supera las 630.000 toneladas al año. España es el cuarto país en valor de la producción de vacuno de la Unión Europea y, según Procavuno, la organización interprofesional de la carne de vacuno, “es el tercer sector ganadero más importante en términos económicos de España”. “Todo esto es un incentivo para que se incorporen personas jóvenes al vacuno”, afirman en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de España (Coag). A ello hay que añadir que la crisis de la ganadería lechera está provocando que muchas explotaciones dedicadas a lo lácteo se estén reconvirtiendo en explotaciones dirigidas a actividades de la carne. 

En la actualidad, existen 150.000 familias que viven del ganado vacuno, 15.000 de ellas en la industria de la transformación, según Provacuno. En Coag están observando que en las explotaciones familiares, el 80% ó 90% del total, los hijos están trabajando en la actividad de sus padres. Hay relevo generacional, uno de los principales problemas de los trabajadores por cuenta propia cuando no se da y más en núcleos rurales.

Una de las razones, explican en Coag, es que empezar en este sector desde cero “es muy complicado”. Más que complicado, muy caro. A pesar de las subvenciones de las comunidades autónomas para que los jóvenes se hagan ganaderos y compren animales, el desembolso inicial es inmenso y supera siempre los 25.000 euros o los 30.000 euros, entre el ganado y las instalaciones necesarias, tirando por lo más barato. 

El auge de la ganadería como sector en algunas autonomías es tal que la Xunta de Galicia ha llegado a afirmar que el 58% de los jóvenes gallegos que se van a dedicar al sector primario van a ser ganaderos.

Perfil del nuevo ganadero

Los hijos de los propietarios de explotaciones ganaderas de vacuno tienen un perfil distinto a sus antecesores. El fenómeno actual del relevo generacional es que el hijo del “dueño de las vacas” ha estudiado y se ha informado. En Coag aseguran que los jóvenes que ahora se hacen cargo del negocio de su familia han pasado por la universidad o han realizado cursos sobre la actividad. Más que sobre la actividad, sobre cuestiones empresariales, digitalización y aspectos de la legislación que en España, como en cualquier europeo, son más importantes. “La Unión Europea es el territorio más exigente en cuanto al estado de la ganadería de todo el mundo y hay mucha normativa”, explican en la Coag.

Lo que para los abuelos y los bisabuelos era cuestión de instinto, de conocimiento del medio natural y del trato con los animales y con el mercado, para el ganadero actual -y también lo fue ya para sus padres- es estudio del negocio, de la competencia y de la legislación. Los jóvenes hoy en día acuden a jornadas, cursos o seminarios organizados por las organizaciones del sector y los conocimientos transmitidos y adquiridos del medio natural los completan con la ayuda de los veterinarios.

Aunque finalmente los requisitos para ser trabajador en la ganadería vacuna no difieren mucho de los que cualquier otra profesión ejercida por autónomos -formación para llevar el negocio-, hay algo que les diferencia, la vocación. El hecho de que haya relevo generacional en esta actividad es que los jóvenes han heredado su afición a la naturaleza y al trato con animales. El que no lo hace, no vuelve.

Razas autóctonas

La vocación es uno de los motivos que mueve a los criadores de razas autóctonas, aquellas originarias de una zona concreta del país. En España existen 165 razas autóctonas de vacuno y muchos ganaderos se dedican a su crianza y explotación, si bien la mezcla con otras razas puede llevar a 153 de ellas a la extinción. Pablo Valera, director técnico de Anabe (Agrupación de Asociaciones de Criadores de Ganado Vacuno de la Raza Berrenda en Negro y en Colorado), asegura que la forma de atraer a los jóvenes a este negocio es la formación que, a veces se echa en falta en actividades tan concretas. 

Valera señala que la dedicación a las razas autóctonas como las berrendas no es una actividad tan esclava, “pues si te organizas es cómoda y hay tiempo libre, por ejemplo, los fines de semana” porque no es un tipo de ganado exigente y tiene más ventajas respecto a su cuidado.

En Anabe también observan que los jóvenes relevan a sus padres “aunque el número de ganaderos cada vez es menor”. Coincide en que el principal problema para empezar es la inversión inicial en cabezas de ganado y pide “más formación específica” para tratar a este tipo de animales.