Una lacra que afecta a buen número de autónomos

La legislación es demasiado benévola con el intrusismo

Los trabajadores autónomos están en pie de guerra con el intrusismo profesional. Son varios los sectores que han denunciado esta práctica que les perjudica enormemente. Los expertos juristas aseguran que se trata de un delito que es muy difícil de denunciar y cuyas sentencias finales son excesivamente laxas.

emprendedor-negocio
La legislación es demasiado benévola con el intrusismo

Personas que ejercen una profesión sin la titulación necesaria o, si no se requiere, sin tener los conocimientos técnicos para desempeñarla. Esto es el intrusismo profesional, una práctica muy común entre el colectivo de autónomos como los podólogos, detectives, tatuadores, veterinarios, fotógrafos… y prolifera en la construcción, en la reforma de viviendas, en la venta de inmuebles, o en los guías turísticos por citar algunos colectivos. Son muchos los sectores conformados mayoritariamente autónomos que llevan tiempo denunciando publicamente, y en muchos casos también de forma legal, esta mala práctica.

Lo primero que hay que saber del intrusismo profesional es que es un delito, recogido en el artículo 403 del Capítulo IV del Código Penal y que fue modificado el 2015 para agravar las penas. Entre ellas se incluye el ingreso en prisión.

Hay dos formas de cometer intrusismo profesional:

  • La primera se produce cuando una persona ejerce el acto propio de una profesión “sin poseer el correspondiente título académico expedido o reconocido en España de acuerdo con la legislación vigente, incurrirá en la pena de multa de doce a veinticuatro meses”.
  • La segunda se pena con el ingreso en prisión de seis a dos años y se produce cuando el intruso hubiese publicitado “la cualidad de profesional amparada por el título referido”. O cuando llevara a cabo la actividad en un “local o establecimiento abierto al público en el que se anunciare la prestación de servicios propios de aquella profesión” según el Código Penal.

Normalmente las personas que practican el intrusismo profesional lo comenten, según expertos jurídicos, mediante la primera modalidad, es decir, se extralimitan en las funciones de su verdadera profesión. Éstos incluso imitan la apariencia (uso de uniformes y materiales específicos, por ejemplo) y utilizan los términos específicos de la actividad.

El intrusismo profesional es también, en muchas ocasiones, calificado como una forma de competencia desleal dentro de los sectores. No obstante, los abogados consultados aseguran que “cuando hay intrusismo no hay competencia desleal, porque ésta se produce entre iguales”. Un ejemplo de ello sería un podólogo autónomo que tuviese una clínica abierta al público, que pagase todos sus gastos y tuviese en regla todo el protocolo que conlleva tener un establecimiento sanitario. Frente a un podólogo autónomo que realizase la actividad en su casa -algo que no está a día de hoy legalizado-. Esto es un caso de competencia desleal porque el autónomo que trabaja desde casa puede establecer unos precios más baratos que el de sus compañeros porque no tiene que hacer frente a todos los trámites y gastos que conlleva tener una clínica abierta.

¿Por qué es difícil luchar contra el intrusismo profesional?

Los sectores de autónomos afectados por el intrusismo profesional y los abogados consultados coinciden en que es muy difícil luchar contra este tipo de delitos. Borja Pérez, presidente del Colegio de Podólogos de Galicia y miembro de la Comisión de Intrusismo del Consejo General de Colegio de Podólogos considera que “el problema es la tipificación que tiene este tipo de delitos y la complicación que se tiene a la hora de poder llegar a una sentencia o, incluso, a la hora de poder llevar los casos a juicios”.

Los problemas a los que se enfrentan los autónomos y abogados a la hora de denunciar el intrusismo profesional son:

  • Dificultad para encontrar testigos dispuestos a declarar

El intrusismo se da en España, es un delito y se puede denunciar. El problema es que los clientes de los intrusos no están dispuestos a declarar y a denunciar a esa persona. Se han dado casos en los que los propios perjudicados no han querido implicarse en el proceso judicial y presentar cargos.

  • La permisibilidad de las instituciones

Aunque hay muchas actividades profesionales que están correctamente delimitadas legal y académicamente, se dan situaciones en las que el profesional puede llegar a extralimitarse en su trabajo y realizar tareas para los que no está específicamente cualificado. En estas ocasiones, los expertos jurídicos consideran que no se están poniendo los medios e inspecciones necesarias para exigir el cumplimiento de las competencias de cada actividad.

Además, actualmente los intrusos pueden encontrar muy fácilmente los materiales que muchos profesionales utilizan para ejercer su actividad ya sean instrumentos médicos o herramientas.

  • La poca conciencia social

En general, existe “una excesiva permisibilidad a nivel social. Es decir la gente no está muy concienciada del problema de no ser atendido por un profesional verdaderamente cualificado. Es muy difícil que un usuario que se comprometa a recurrir un, a no ser que le ocurra una cosa muy grave o muy hiriente” explicó Pérez.  

  • Penas muy laxas

Cuando finalmente se consiguen los testigos e información pertinente para denunciar al intruso profesional, las penas que se le imputan son, según Borja Pérez, “muy laxas desde nuestro punto de vista, dado que es muy complicado que el intruso llegue a entrar en la cárcel sobre todo si carece de antecedentes penales. La mayoría de los casos no entran en prisión y la pena económica es también muy reducida”. Un ejemplo que contó Pérez fue el caso de una persona que sin tener la formación ejerció como podólogo durante 20 años y que fue condenado a pagar unos 4.000 euros y a 10 meses de prisión

¿Cuáles son los sectores más afectados por el intrusismo profesional?

Son muchos los sectores azotados por el intrusismo profesional. Tanto es así que los abogados especialistas lo califican de “tema muy actual”. En este sentido, los expertos consideran que las profesiones en las que es necesario que los trabajadores estén colegiados para poder ejerce la actividad tienen un mayor control. Aún así, detallan las fuentes, el intrusismo profesional se da entre los abogados, los podólogos, los fisioterapeutas... y en todas ellas es necesario estar colegiado.

Ya sea una profesión colegiada o no, el intrusismo están presente en el mercado laboral. Según advierte el portal de educación Emplea Universia algunas de las profesiones “con mayor grado de intrusismo laboral o con mayor probabilidad de que esto ocurra son: nutricionistas, community managers, periodistas, profesores de educación física, personal trainers, fotógrafos, secretarios, guías turísticos, peluqueros y diseñadores gráficos. No obstante, el electricistas, fontaneros, sector de la construcción, agentes inmobiliarios y profesionales de la limpieza también han denunciado el intrusismo que existe en su sector.