Por la escasa rentabilidad y la falta de ayudas al sector

El modelo de negocio familiar de agricultura y ganadería está en riesgo

El modelo familiar de producción de alimentos es la mejor receta para luchar contra el despoblamiento del mundo rural. Los pequeños agricultores y ganaderos de carácter familiar son un modelo de futuro, debido a que hacen que los pueblos continúen manteniéndose vivos. Pero, para su mantenimiento, habrá que sortear muchos retos. 

El modelo de negocio familiar de agricultura y ganadería está en riesgo

El COVID-19 puso en peligro la continuidad de muchos negocios obligados a cerrar por el confinamiento. Otros que, sin embargo, pudieron seguir con su actividad, tampoco se libraron de grandes caídas en su facturación. Es el caso de los pequeños negocios dedicados a la agricultura y ganadería. 

Ambos sectores reúnen a más de 267.000 autónomos en España. En la mayoría de los casos, se trata de negocios familiares que dan vida a los pueblos y sustento a las ciudades. El problema es que, de antes de la pandemia, estas pequeñas actividades regentadas por familias venían arrastrando múltiples problemas. Fundamentalmente relativos a la continuidad generacional y a los márgenes de beneficio, que siguen siendo muy reducidos. 

Estos negocios se enfrentan a la dificultad  añadida de que están perdiendo a aquellos emprendedores que podrían relevarles. También a la falta de formación adecuada o a la dificultad para informatizarse e innovar”, según indican en el Anuario de la Agricultura Familiar 2020 presentado por la Fundación de Estudios Rurales, organismo dependiente de la UPA - Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos -.

Radiografía de la agricultura y ganadería familiar en España

La cadena agroalimentaria, sustentada por familias, siguió funcionando durante la pandemia,  garantizando así el suministro de alimentos para toda la sociedad. Sin embargo, y a pesar de las últimas reformas en la Ley de cadena alimentaria que se aprobó justo antes del estado de alarma, “siguieron produciéndose casos de abuso e incumplimiento de esta norma. Los agricultores y los ganaderos familiares han tenido que hacer frente a una importante crisis de bajos precios y altos costes, hundiendo así su rentabilidad”, explicaron desde UPA.

A la crisis provocada por el COVID-19 se une el hecho de que estos pequeños negocios familiares no cuentan con gran capacidad de inversión y tienen que soportar precios cada vez más bajos mientras los costes, en algunos casos, aumentan. También, apuntan desde la asociación, sufren todavía los problemas de la sequía que lastraron las producciones agrícolas, sobre todo de aceite de oliva, cereales, leguminosas, oleaginosas, frutas y uvas para vino.

En el caso de los negocios familiares dedicados a la ganadería, uno de los subsectores más afectados fue el del ovino y caprino, por su gran dependencia del canal hostelero, que se vio completamente paralizado por la crisis del COVID-19 y todavía sigue lejos de recuperarse.

Durante la crisis, las familias al frente de negocios en el campo han visto como subían los precios de sus productos para el consumidor final, mientras ellos no percibían este aumento. Por ello, estas pequeñas actividades familiares reclaman que se paguen precios justos y se respeten las relaciones contractuales, garantizando así la rentabilidad de la agricultura familiar.

El modelo familiar: receta para la España vaciada

El modelo de negocio familiar en el campo está cambiando. “Estas explotaciones sufren las consecuencias de la modernización e industrialización de la agricultura. Ésta ha dejado de ser una forma de vida para muchas familias campesinas, que empleaban a sus miembros en las tareas del campo y buscaban la autosuficiencia. Ahora es un negocio en el que, en muchas ocasiones, sólo trabaja el titular de la explotación, mayoritariamente un hombre”, indicaron desde UPA.

Esto hace que se incremente el problema de la 'España vaciada'. “El modelo familiar de producción de alimentos es la mejor receta para luchar contra el despoblamiento del mundo rural. Los pequeños agricultores y ganaderos de carácter familiar son un modelo de futuro”, añadieron desde la asociación. “Tanto los agricultores como los ganaderos deben ser parte fundamental en la solución y puesta en marcha de políticas transversales de lucha contra esta lacra que está vaciando los pueblos de nuestro país”,explicaron desde UPA.

En cuanto a los acuerdos y desacuerdos comerciales, indican que han continuado perjudicando a la agricultura y ganadería familiar. “Los aranceles impuestos por EE.UU. o los diversos acuerdos injustos han seguido marcando la política comercial en lo que respecta al campo”, apuntaron desde la asociación.

Previsiones del sector agrario en un futuro cercano

Igual que en otros sectores de los que dependen las familias agrarias, los efectos del Covid-19 seguirán notándose también en el campo. “Los más enfocados al canal Horeca (Hostelería, Restauración y Cafeterías) seguirán sufriendo bajadas en sus ventas, destacando el ovino y caprino (tanto lácteo como de carne) y el vino, así como la flor cortada”, apuntaron desde UPA. A lo que añadieron que “las expectativas para 2020 pueden ser mejores que 2019 en producción, pero de poco servirán mejores cosechas si no se traducen en mejores precios y una mínima rentabilidad”.

Asimismo, señalan que las amenazas de recortes en el presupuesto de la PAC - Política Agrícola Común - para los próximos años seguirán causando una gran preocupación entre los agricultores y ganaderos españoles. “La propia supervivencia del modelo familiar está en juego si se siguen reduciendo las ayudas. La sociedad debe saber que recortando la PAC no perdemos los agricultores y ganaderos, pierde toda la sociedad”.

Cada día continuarán cobrando mayor relevancia cuestiones como la sostenibilidad de las producciones, el respeto al medio ambiente y a la biodiversidad, y la adaptación al cambio climática. Los agricultores apostarán por la investigación, la innovación y la digitalización para producir más con menos, siendo más sostenibles. Eso sí, para ello es imprescindible asegurar una rentabilidad justa, aseguran en el informe.

Por todo ello, el modelo familiar de producción de alimentos seguirá cobrando relevancia como el más adecuado para garantizar la salud de los ciudadanos. Según el documento, éste el modelo que mejor garantiza un uso sostenible de los recursos, una producción variada y respetuosa con el medio ambiente y una distribución de la población equilibrada por el territorio, evitando el despoblamiento de las zonas rurales, algo que hoy cobra también especial relevancia.

Concluyen indicando que, para darles todo el apoyo, en otoño se constituirá el Comité Nacional de la Agricultura Familiar, que guiará las acciones que se llevarán a cabo en España en el marco del Decenio mundial de la Agricultura Familiar que se extenderá hasta 2029.

Los ganaderos se enfrentan a la lucha medioambiental

Por otro lado, las familias ganaderas se enfrentan a los cambios y novedades sobre contaminación del aire y  restricciones medioambientales. “Las informaciones sobre las emisiones de CO2 del ganado vacuno nos perjudican mucho”, apuntó el ganadero José Ramírez.

Mientras que la producción de carne no ha parado su actividad, la paralización económica e industrial por la pandemia de la Covid-19 ha supuesto una reducción de gases de efecto invernadero (GEI). Tanto es así que un estudio desarrollado en el Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València con datos de la Agencia Espacial Europea, indicaba que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno habían disminuido una media del 64% en las principales capitales de España tras las restricciones decretadas por el Gobierno.

Por ello, las voces del sector destacan el papel de la producción de carne en la pandemia y su poca incidencia en la emisión de gases de efecto invernadero “La pandemia ha dado la razón al sector y, por tanto, es un buen momento para hacernos valer”.

Detrás de estos sectores hay familias que sufren. Las asociaciones "no solamente estamos para mantener una raza sino también para mantener un ganadero y una ganadería para que ésta sea productiva”, explicó Laura García Pastor, veterinaria y secretaria técnica de ASPI - Asociación Aragonesa de Ganaderos de Bovino de Raza Pirenaica -.

Las tendencias y la mentalidad de los consumidores está cambiando. Así lo indican desde ASPI, quienes aseguran que "la gente se ha informado y está buscando productos con identidad, productos de referencia, de venta directa. En definitiva, productos que tengan detrás no a una gran multinacional sino a personas, ganaderos. Con esto se nos abre una posibilidad de ofrecer al consumidor y de ser más visibles".

Desde la asociación añadieron también que el usuario está empezando a dar "prioridad a un producto más natural y de cercanía, siendo a su vez consciente de la importancia del sector ganadero como suministrador de alimentos durante el estado de alarma. Creo que las razas se mantendrán si el consumidor las elige, si no, no vamos a poder mantener ninguna raza autóctona".