Se enfrentan también al intrusismo laboral

La otra cara de la podología: autónomos que trabajan 10 horas diarias y están mal pagados por las aseguradoras

Los podólogos, al igual que muchos autónomos sanitarios, se quejan de que las aseguradoras les llegan a pagar 5 euros por servicio. Pero además es una profesión que requiere largas jornadas, con pocos ingresos.
La otra cara de la podología: autónomos que trabajan 10 horas diarias y están mal pagados por las aseguradoras

Los autónomos dedicados a la podología han presentado un informe -resultado de una extensa encuesta entre estos profesionales- cargado de revelaciones que muestran la difícil situación del colectivo. Sector que casi en su totalidad (un 91,3%) está conformado por trabajadores por cuenta propia, dado que el sistema público sanitario, salvo contadas excepciones, no cuenta con ellos. Al margen de su situación, se ven perjudicados por el intrusismo laboral y por la dependencia de las aseguradoras sanitarias que, demás les ofrecen tarifas mínimas por sus servicios.

“Sentimos que se nos falta el respeto”, afirmó Rosario Correa, vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP).  “Se trata de un tema que las empresas y profesionales deben valorar y negociar para que la remuneración profesional  de los podólogos sea adecuada y acorde a la calidad prestada”, añadió Correa. En este sentido, la vicepresidenta valoró que es necesario que las compañías de seguros  establezcan un diálogo “fluido y ordenado” con los podólogos para negociar sus compensaciones compensar. Consideran que su trabajo va más allá de eliminar callos o problemas en las uñas, por lo que exigen a las aseguradoras mejores tarifas y la ampliación de sus servicios.

En el estudio presentado por los podólogos colegiados junto a la Federación de Trabajadores Autónomos (ATA), también intervino José Luis Perea, secretario general de la federación. Para Perea, el problema de la baja remuneración por parte de las compañías es común a todos los autónomos incluidos en el sector de la sanidad, en la que se integran más de 200.000 trabajadores por cuenta propia. “En el caso de los podólogos, la mayoría de las aseguradoras solo incluyen la quiropodia, un servicio muy básico y de menor valor añadido. Y a veces, pagan por estos servicios cinco euros al profesional. Esta realidad se ha agravado durante la pandemia: los profesionales que trabajaban con aseguradoras han visto como su histórica baja remuneración hacía inviable atender a estos pacientes con los costes derivados de las nuevas medidas sanitarias”, explicó Perea.

El intrusismo laboral entre los principales problemas de los podólogos

La vicepresidenta de los podólogos también hizo referencia a otro problema importante de la profesión: el del intrusismo. Entre 2018 y 2020, el CGCOP tiene registrados 496 casos de intrusismo en la podología, “algunos de ellos con consecuencias graves para los pacientes tratados por personas sin titulación”, afirmó Correa. “De hecho hace tiempo tuvimos un caso de una peluquera que hacía las uñas y derivo en una situación desafortunada para un paciente. La gente no se da cuenta de lo que es poner en riesgo su salud en manos de alguien que no está capacitado”, sopesó la vicepresidenta de la CGCOP.

Los podólogos exigen estar en el sistema público de salud

La inmensa mayoría de los podólogos encuestados en el estudio, un 87,5%, creen que es necesario la inclusión de esta profesión en la cartera básica del sistema público de salud. Y no sólo los servicios primarios, sino todas las competencias que ejercen estos autónomos a diario, desde el pie diabético a la atención primaria.

Asimismo, el porcentaje de quienes defienden la incorporación de la Podología a la Sanidad pública es muy similar al de profesionales que consideran que no existe reconocimiento social de la profesión (85,5%). Ambos aspectos parecen estar muy relacionados, dado que la presencia en la sanidad pública aportaría conocimiento y prestigio social a la Podología. “Actualmente sólo algunos territorios como Baleares o Cantabria incluyen este servicio en su cartera básica, lo que genera desigualdades territoriales entre los pacientes, algo inconcebible”, afirmó Correa.

Además, según Correa, supondría un ahorro económico para las arcas públicas.  “El cuidado del pie de las personas diabéticas, por ejemplo, está cada vez más desatendido, y genera un enorme gasto al sistema público cuando se desencadena la amputación de los miembros inferiores. El  coste del tratamiento de una úlcera de pie diabético supera los 7.100 euros”, añadió la podóloga.

Largas jornadas laborales y bajos ingresos

La jornada laboral media de podólogas y podólogos es de unas 10 horas y el 78% trabaja cinco o seis días a la semana, en horario de mañana y tarde. El 9,3% de estos los profesionales dedicados a la podología trabajan entre 11 y 15 horas al día, muy por encima de una jornada ordinaria. Muchos se ven obligados a dedicar mucho más tiempo de lo normal a su negocio para que sea rentable aunque, en algunos casos, sus  ingresos apenas si alcanzan los 500 euros mensuales, “una cifra irrisoria para profesionales sanitarios universitarios”, según la vicepresidenta.

Grandes costes de inversión en las clínicas

Los profesionales de la podología invierten de media más de 5.000 euros al año en acondicionar su clínica. De ello se deduce que el colectivo intenta ofrecer un servicio de vanguardia y calidad al usuario. Las personas encuestadas  por los colegiados consideran que en la profesión se necesitan reformas a nivel formativo, de gestión, desarrollo profesional y visibilidad ante la sociedad.

Los podólogos se pusieron al servicio de la sociedad durante la pandemia

Según la vicepresidenta, los podólogos también pasaron dificultades durante la pandemia. En sus inicios, ofrecieron atención primaria y de urgencia para compensar el gran volumen de casos de coronavirus en los hospitales. En este sentido, los podólogos ofrecieron todo el material sanitario disponible, desde batas a mascarillas, para aquellos médicos que se estaban enfrentando al virus. Sin embargo, una vez retomaron con normalidad su actividad, se enfrentaron a los altos costes de mercado para recuperar el material básico sanitario y la falta de stock generalizada. Finalmente, los podólogos fueron incluidos en las ayudas directas definidas por el Gobierno y se sienten agradecidos por las compensaciones económicas recibidas calificándolas de rápidas y efectivas.