Económica y anímicamente

Pautas para remontar tras el cierre de un negocio

Verse obligado a cerrar un negocio es algo que le puede pasar a cualquier autónomo y no debe tomarse como algo negativo sino como un paso en el aprendizaje. Recuperarse para reemprender es posible. Pero hacerlo, tanto económica como anímicamente, tiene sus pautas que muchos han seguido y les ha ido bien.

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Pautas para remontar tras el cierre de un negocio

Los mejores consejos para salir a flote tras un cierre de negocio provienen, en muchas ocasiones, de personas que han pasado por esa situación y han sabido salir adelante. Las orientaciones de “veteranos” son las más valoradas y, además, tienen todas un denominador común: identificar las causas de la debacle como primer elemento para no reincidir en los mismos errores a la hora de iniciar una nueva actividad.

Ell 90% de los testimonios recogidos por Autónomos y Emprendedores de aquellos que han sufrido un descalabro en su negocio coinciden en las causas de un cierre: 

- Ausencia de un capital suficiente en el inicio de la actividad, lo que provoca cada vez mayores endeudamientos. El consejo es no lanzarse nunca a una actividad que no está resuelta financieramente desde el principio.

- Falta de orden financiero en el día a día del negocio, circunstancia que es más frecuente de lo que pudiera parecer incluso en nuestra época digital, con múltiples medios que impiden las “inundaciones” de papel.

- Nulo sentido comercial. Este aspecto es muy importante. El emprendimiento puede ser muy atractivo si la actividad es del agrado de quien lo hace. De hecho, ejercer esa actividad soñada es la causante, en multitud de ocasiones, de que alguien emprenda. Pero si no se entiende que esa actividad no es un hobby, sino que tiene una parte comercial, el fracaso está asegurado. 

- No hacer un plan de negocio. Enlaza con lo anterior y también es fundamental. La primera recomendación es hacerlo por escrito, con ayuda si es necesario, y ceñirse luego al pie de la letra. Sin embargo, no suele ser habitual.

Estas cuatro causas son las que se dan, por separado o varias de ellas juntas, en casi todos los fracasos, aunque lógicamente cada caso es único. 

Enfrentarse a las deudas

La gran consecuencia de un cierre es la ruina económica de quien lo sufre. Lo normal es decir adiós a una actividad cargado de deudas.

El primer paso que aconsejan los que han pasado por ello es “cerrar todos los flecos y por orden”. Si se establecen unas prioridades y se comienza por lo más asumible, el descalabro se puede mitigar. .

Es importante conocer que desde 2015 está en vigor la Ley de Segunda Oportunidad. No es la panacea, pero ofrece algunas ventajas que antes de su aprobación no existían.  En virtud de ella, el autónomo quebrado puede beneficiarse de una quita de hasta el 25% para deudas no superiores a los cinco millones de euros. Es necesario contar con un mediador concursal. Además, es posible llegar a un acuerdo extrajudicial de pagos antes de acudir a los tribunales. Recurrir a este procedimiento  ha permitido a muchos autónomos conservar, por ejemplo, su vivienda habitual.

Lo malo es que las facilidades que otorga esta Ley se aplican sólo a la deuda privada. Los pagos no realizados a Hacienda y a la Seguridad Social siguen ahí, si bien es posible realizar un plan de pagos en el que se cancelan los intereses y las sanciones. Este aspecto de la Ley es muy criticado por las asociaciones representativas de los autónomos, ya que en otros países europeos las deudas con la Administración sí tienen exenciones. Concretamente, la Federación Nacional de Asociaciones de Autónomos ATA ha pedido al Gobierno que se puedan establecer también quitas en las deudas con Hacienda y con la Seguridad Social en el caso de cierres de negocios de autónomos.

Por otra parte, las comunidades autónomas han puesto en marcha sus programas de segunda oportunidad. Éstos, consistentes en la concesión de becas y formación, están financiados por el Programa Operativo de Empleo Juvenil, el Fondo Social Europeo y la Iniciativa de Empleo Juvenil. Como su nombre indica, el programa se dirige a paliar los estragos que el fracaso laboral causa en los jóvenes. Pretende ofrecer una segunda oportunidad a los autónomos que han fracasado y les otorga una ayuda de subsistencia. Estas becas pueden asimilarse a los subsidios que cobran los trabajadores por cuenta ajena. Los programas cuentan con una parte de formación para facilitar a los jóvenes su reincorporación al mercado laboral y corren a cargo de las Consejerías de Educación de las comunidades autónomas.

Salir del pozo anímico

Una secuela de primer orden tras el cierre de un negocio o el abandono de una actividad es la sensación de fracaso personal. Dicha sensación puede llevar incluso a la depresión. Las personas que han vivido una liquidación y que han salido adelante lo tienen claro: “Fracasa una actividad concreta, no una persona”. Sí es admisible una etapa lógica de “duelo”, pero no una vida fracasada.

Un componente negativo es que todavía subsiste cierta vergüenza a reconocer un fracaso empresarial. Es una sensación que se da en España pero no en otros países como Estados Unidos donde es muy normal y está perfectamente asumido que un autónomo debe fracasar en dos o más negocios antes de triunfar. Pero eso también está cambiando en nuestro país.Cada vez más personas se atreven a contar por qué no les ha ido bien y reemprender una nueva actividad. Este es el consejo que suelen dar todos aquellos que hoy tienen un negocio rentable, no amilanarse y pensar en algo nuevo. Ellos normalmente han tenido que reinventarse un para de veces al menos en su trayectoria profesional.

Puede ayudar las sesiones llamadas Fuckup Nights o “noches de los fracasados” que, nacidas en México, se han extendido por todo el mundo incluida España, donde se suelen celebrar dos o tres al mes en distintas ciudades. Los eventos son reuniones de unas tres horas de duración, celebradas siempre a última hora de la tarde, en las que tres personas que han sufrido fracasos en sus emprendimientos exponen al público congregado qué les ha pasado, porqué creen que ocurrió, qué les ayudó a salir adelante o qué hicieron después del bache. Bajo la premisa de que de los fracasos también se aprende, las sesiones cuentan cada vez con más aceptación en España.