Según un estudio de Cepyme y Ceprede

Este sería el panorama desolador que dejaría un nuevo confinamiento en los pequeños negocios

Con un nuevo confinamiento, y la consecuente paralización de las actividades, los pequeños negocios perderían 1.100 millones de euros a la semana y se verían afectados unos 300.000 trabajadores.

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Este sería el panorama desolador que dejaría un nuevo confinamiento en los pequeños negocios

Uno de los mayores miedos – sino el principal – de los pequeños negocios es el decreto de un nuevo confinamiento generalizado. Si bien la incidencia del virus es muy alta en casi todo el territorio, las consecuencias de volver a implementar las medidas adoptadas el pasado mes de marzo tendrían un efecto desolador en el tejido productivo, con pérdidas milmillonarias. Precisamente un reciente estudio elaborado por el Centro de Predicción Económica (CEPREDE) y CEPYME (la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa) subraya la complejidad de mantener en estos momentos un equilibro entre economía y salud.

Según revela el documento, un nuevo confinamiento por la tercera ola provocaría pérdidas anuales de 1.800 millones de euros a la semana como consecuencia de la paralización de las actividades económicas. De los cuales, 1.100 millones de euros se concentrarían en los eslabones de menor tamaño del tejido productivo: los autónomos, pequeñas y medianas empresas.

De hecho, el estudio calcula que estas actividades absorberían en torno al 60% de las pérdidas originadas por la paralización de la actividad, que estarían “distribuidas, casi a partes iguales, entre las micorempresas, las pequeñas y las medianas empresas”.

El estudio de CEPREDE y CEPYME , titulado Efectos de la tercera ola en las pymes. El delicado equilibrio entre economía y salud, que analiza como “las medidas de restricción de movilidad y distanciamiento social dirigidas a evitar una mayor propagación de la enfermedad, mientras que no se extienda el proceso de inmunización de la población mediante la vacunación, tienen un significativo impacto en la actividad económica”. También incide en las consecuencias de su aplicación para el empleo.

En concreto, los datos del documento muestran cómo un nuevo confinamiento afectaría 480.000 trabajadores. De éstos, el 63% (unos 300.000 empleos) se localizarían en los negocios de menor tamaño, siendo las pequeñas y las micropymes las más perjudicadas. Se estaría hablado de 111.034 y 102.680 trabajadores afectados en los pequeños negocios, frente a los 91.937 y los 79.680 de las medianas y grandes.

Los sectores más perjudicados de un nuevo confinamiento

Otro de los aspectos que adelanta este estudio de Cepyme y Ceprede, es el impacto del confinamiento en cada uno de sectores de actividad que “sería muy diferente según las distintas ramas de actividad, desde impactos prácticamente nulos, o incluso ligeramente positivos, hasta reducciones superiores”. Un afectación desigual del mercado que ya se dio durante el primer confinamiento.

En base a los datos del informe, el 50% de las pérdidas  se producirían principalmente en la construcción, hostelería, comercio mayorista, comercio minoristas, inmobiliarias y transporte terrestre. Se trata de sectores de actividad en la que se concentran muchos pequeños negocios.

Los negocios están al límite y necesitan ayuda

Para el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, la pequeña y mediana empresa “está al límite. Y cada día que pasa, las actividades están más perjudicadas, más dañadas”. En este sentido, desde la Confederación explicaron que la continuación de la pandemia, y por tanto de las restricciones autonómicas, “está provocando un grave deterioro de los balances de las empresas, que acusan no solo problemas de liquidez, como se contempló en un primer momento, sino que dichos problemas de liquidez están derivando en preocupantes problemas de solvencia que pueden lastrar la viabilidad de las empresas”.

Una opinión sobre la delicada situación del tejido productivo con la que también coincide el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) que prevé que “la mitad de los autónomos que hay cobrando el cese de actividad (unas 350.000 personas) no van a volver a levantar la persiana". Para Amor, los pequeños negocios han soportado muchas dificultades y no pueden más. "Hay un agotamiento físico, económico y financiero. Hasta ahora, los autónomos han aguantado, pero mantener un negocio con 600 euros (que reciben por el cese de actividad) es complicado y no van a poder hacerlo durante mucho más tiempo” comentó el presidente de ATA.

Reclaman distintas medidas para paliar la situación actual

Tanto desde ATA, como de Cepyme reclaman al Gobierno la puesta en marcha de más medidas para afrontar el efecto de la tercera ola en el mercado. Especialmente, piden, que siguiendo el ejemplo de sus homónimos europeos, habilite ayudas directas.

Asimismo, entre las peticiones de la Confederación al Ejecutivo, también se encuentra incrementar la cuantía de los préstamos del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para los pequeños negocios.

También, y para facilitar el cumplimiento de sus obligaciones con la Administración, solicitan el incremento de los aplazamientos hasta 24 meses con la Seguridad Social y con Hacienda; recudir el recargo por retrasos al 5% (ahora mismo es del 20%); o, cuando la pérdida de facturación sea un 30% con respecto a 2020, dar vacaciones fiscales. Y que las diferentes administraciones públicas abonen las facturas pendientes que tienen con los pequeños y medianos negocios.

Otra de las propuestas para ayudar a los pequeños negocios es la puesta en marcha de incentivos fiscales para quienes inviertan en pequeños negocios.

La evolución del impacto de las restricciones en los negocios 

Para obtener todos estos datos, en el estudio se compara el Índice de Rigurosidad que elabora la Blavatnik School of Government de la Universidad de Oxford, que utiliza nueve indicadores (como son el cierre de colegios y centros de trabajo, la cancelación de eventos públicos, restricciones a las reuniones, cierre de transportes públicos, confinamiento en domicilios, restricciones a los desplazamientos internos y externos y las campañas de información pública), frente a la evolución de las cifras de negocios, la afiliación total de los trabajadores, y el número de personas afectadas por un ERTE.

A partir de ahí, se comprueba como en abril la facturación media de las diferentes actividades se redujo en casi un 30% con respecto al año anterior, dice el documento. No obstante, los efectos negativos de las restricciones sobre el empleo alcanzaron su máximo nivel en mayo, cuando más de 3 millones de trabajadores (17% del total) estaban en ERTE.

Tras “la progresiva relajación de las medidas de distanciamiento se fue amortiguando los impactos nocivos sobre la actividad económica y el empleo” detalla el estudio. Que revela que los efectos negativos en el mercado fueron menores gracias a la progresiva adaptación de las diferentes ramas de actividad a los nuevos condicionantes sociales.