Acaba siendo rentable si sufrimos una contingencia

¿Por qué debería el autónomo intentar cotizar más si sus ingresos lo permiten?

Muchos autónomos siguen viendo la cuota como un impuesto, en vez de una inversión. Siete de cada diez cotizan por la mínima, mientras que los expertos y organizaciones insisten en la importancia de que intenten subir su bases. Estos son los motivos por los que el autónomo debería cotizar más: asegurar su presente y futuro. 
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¿Por qué debería el autónomo intentar cotizar más si sus ingresos lo permiten?

La cuota de autónomos no es un gasto, es una inversión. Eso a lo que muchas organizaciones del colectivo se refieren como 'cultura de la cotización' no es otra cosa que la conciencia -mucha o poca- que tienen los trabajadores por cuenta propia en España sobre sus aportaciones al sistema y, sobre todo, los efectos de tener una base u otra en su protección presente y futura.

Si se habla sólo de esta cultura de la cotización respecto a los autónomos es porque los asalariados no la necesitan, ya que únicamente los trabajadores por cuenta propia pueden elegir voluntariamente sus bases. Es decir, pueden y tienen que escoger las bases por la que cotizan y de esta decisión dependerá la cuantía de las prestaciones que percibirá si sufre un percance o en el momento de su jubilación. Sin embargo, tal y como demostró el estudio "El trabajador autónomo ante la previsión social" de la Fundación Mapfre, el colectivo sigue sin conocer cuales son los verdaderos beneficios de cotizar más y eso, según aseguran los expertos, hace que en España siete cada diez autónomos coticen por la base mínima. 

Desconocimiento de las prestaciones

Según el estudio de Mapfre, una parte importante del colectivo “acumula un alto grado de desconocimiento o desinformación” sobre el tipo de prestaciones a las que tienen derecho. Y tampoco son conscientes de las mejoras que ha incorporado la Ley de Medidas Urgentes del Trabajo Autónomo, como la baja por maternidad o la cobertura por accidente in itinere. Ni tampoco de lo que ha implicado la universalización a todos los autónomos que las mismas prestaciones que gozan los asalariados, entre otras, la extensión de la prestación cese de actividad (antes voluntaria) que entró en vigor en enero de 2019 y que garantiza una prestación por desempleo en caso de que el autónomo se vea obligado a abandonar su actividad, o la baja por accidente, o la formación.

Incapacidad Temporal o Permanente, Viudedad, Paternidad y maternidad, Cese de actividad, Formación u Orfandad , son sólo algunas de las coberturas a las que opta el autónomo, y que mejorarían de forma exponencial con una pequeña subida de la cuota. Tras la negociación entre el Gobierno y las organizaciones de autónomos, hace dos años, vio la luz el Real Decreto Ley 20/2018 que logró para los autónomos la universalización de todas estas prestaciones, al igual que los asalariados. España se convirtió en el país de la Unión Europea donde los autónomos gozan de una mayor protección socialLa subida del 1,25% de las bases de cotización (apenas cinco euros euros para la gran mayoría) permitió que, por primera vez, los 3,27 millones de afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) tuvieran acceso a algo tan básico como la cobertura frente al accidente laboral.  Sin embargo, de poco sirve tener acceso a muchas coberturas si no se cotiza lo suficiente para que éstas, realmente, protejan al autónomo y a su entorno cuando lo necesite. De poco sirve si la cuota que se paga es baja porque se cobra en función de ésta. 

Parece que la desinformación de los autónomos españoles tiene una consecuencia directa en la cotización. El desconocimiento deriva en desconfianza. De hecho, los encuestados suspenden a la Seguridad Social española, el 59,8 % no le da ni un suficiente. Hay un 16,3 % de sujetos de la muestra que creen que el sistema es muy deficiente frente a tan sólo un 12,1 % que lo califican como notable o sobresaliente. Sin embargo, la Seguridad Social española está considerada como una de la mejores del mundo y, como se ha dicho, desde enero del 2019 los autónomos están cubiertos por todas las contingencias posibles, es decir, lo que sucede es que pocos saben que, en realidad, nuestras prestaciones están por encima del resto de países europeos, excepto Luxemburgo.  

Muchos autónomos cotizan menos de lo que podrían permitirse

Mientras que, según el informe de Fundación Mapfre, sólo el 8% de los afiliados al RETA cotiza por bases superiores a los 2.000 euros, los datos de Hacienda revelan que un 33% declara en su IRPF rendimientos netos superiores a los 30.000 euros. Incluso, según los datos de la Agencia Tributaria, cerca del 2% (algo más de 25.000) estarían tributando por cifras superiores a los 150.000 euros. 

Esto quiere decir que uno de cada tres autónomos podría permitirse cotizar -al menos- por bases superiores a la mínima. Sin embargo siete de cada diez cotizan lo mínimo. Las tablas publicadas por la Seguridad Social para 2019 -que, de momento, se mantendrán para 2020- establecen la base de cotización mínima en 944,40 € al mes y la máxima en 4.070,10. De entre estas dos cifras, los trabajadores pueden escoger la cantidad por la que deseen pagar (el 30 % de la base elegida es lo que se cotiza). Ese 30 % se distribuye entre un 28,30 % para contingencias comunes, un 20,90 % para contingencias profesionales; un 20,70% para cese de actividad y un 20,10 % para formación profesional.

La cuestión es, si muchos pueden subir su base ¿Por qué la mayoría no lo hacen?

Cambar la base cuatro veces al año

La principal causa para cotizar por la base mínima es la falta de ingresos, según responden el 38,2 % de los encuestados por Mapfre. "No hay que olvidar que los ingresos de los autónomos no son fijos y pueden variar por razones estacionales, por demora en el pago o por cobros a fin de obra y similares. Esto puede hacer que se quieran reducir los gastos corrientes mensuales en la medida de lo posible, asegurándose contar con lo suficiente para poder ir haciendo frente a los pagos". Es decir, muchos autónomos no cotizan más porque, de hacerlo, apenas si les quedaría dinero para vivir. 

Sin embargo, hay otras opciones. En enero de 2018 entraron en vigor las nuevas medidas de la Ley 6/2017, de 24 de octubre, de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo. Entre ellas se encontraba la posibilidad de que el trabajador por cuenta propia pudiese cambiar su base de cotización cuatro veces al año -hasta entonces sólo podía cambiarla en dos ocasiones-. Esta reforma se llevó a cabo con el fin de permitir al profesional autónomo adecuar sus cotizaciones a lo que realmente ingresa en cada momento, y, de esta manera, bajar o subir su cuota.

La estacionalidad de una actividad ha dejado de ser el gran impedimento. Los autónomos cuyos ingresos son variables podrían aumentar su base cuando obtengan una subida de ingresos, y bajarla cuando esperen un descenso. Sería el caso de un profesor particular cuyos clientes potenciales son alumnos de bachiller o universidad, a los que prepara de cara a sus exámenes finales. Sus mayores ingresos podrían ser, por ejemplo, en septiembre, febrero y julio. Durante estos meses podría aumentar sin problema su base y pagar 100 euros más de cuota. Durante los meses que descendieran los ingresos podría, de nuevo, volver a bajarla y mantenerla hasta el próximo aumento de su volumen de negocio.

¿Qué ventajas conlleva subir la cuota?

Como ya se ha dicho, la cuota no sólo da derecho a la futura pensión de jubilación sino que cubre contingencias presentes como la baja temporal por enfermedad o accidente, la incapacidad la permanente, la invalidez, la baja por maternidad y paternidad, la viudedad o la orfandad. Este periódico explicó lo que sucedería en las prestaciones del autónomo  si  éste elevara 100 euros su cuota mensual.  En líneas general supondría elevar hasta 200 euros todas sus prestaciones. 

Hay que tener en cuenta que los autónomos no están exentos de tener cualquier contingencia y es necesario tener en cuenta que, cotizando por la mínima, apenas si percibiría en una baja unos 570 euros mensuales a partir del cuarto día, y alrededor de 680 a partir del vigésimo primero. De ahí tocaría descontar lo que supone la cuota mensual de cotización (286,15 euros en 2020). Es decir, le quedarían apenas entre 280 y 380 euros para vivir mientras está de baja. Aunque gracias a las negociaciones de las organizaciones de autónomos con el Gobierno, éste eximió del pago de la cuota a los autónomos que estén dos meses o más de baja. 

Sólo con mejorar la base mínima de cotización en 100 euros más de cuota cada mes, la prestación del autónomo se vería incrementada  en 201,31 euros.  Es decir, con una cuota de 380 euros mensuales, la misma prestación subiría a 900 euros mensuales y con menos de 500 euros de cuota se superarían los 1.100 euros al mes.

Alberto Sierra, de la editorial Sepin explicó que nuestro sistema de prestaciones permite que los autónomos, con sólo un pequeño esfuerzo al incrementar sus bases, opten a grandes beneficios. "En algunas bajas y prestaciones como la incapacidad permanente, viudedad u orfandad, se ve rápido el beneficio de subir la base. La pensión media del autónomo en estos casos es de 726, 23 euros. Si cotizas por la base mínima, la cuantía aún sería menor. Sin embargo, aumentando en 100, 200 o 300 euros la cuota, la pensión se incrementaría en una cantidad muy superior al 'extra' abonado". 

Además, en otras coberturas como el cese de actividad, la prestación sólo alcanza el 70% de la base reguladora, calculada con el promedio de las cotizaciones de los últimos doce meses de actividad, "por lo que sería recomendable pagar más, de cara a un posible cese. Parece contradictorio porque si las cosas van mal, cotizar más supone tener más gastos, pero el porcentaje para el desempleo será mayor y el paro será más alto". Esto sucede con la mayoría de prestaciones. Todos los autónomos deberían subir sus bases pero "la mayoría de los que cotizan por bases inferiores, que suelen ser aquellos que no tienen un negocio con altos rendimientos, son los que menos cuota pagan y a los que más les interesaría subirla" explicó Sierra. 

Esto también se puede trasladar a la pensión de jubilación aunque, como se ha dicho, no hay que esperar a los 65 años para percibir las ventajas de adecuar voluntariamente las cotizaciones a los ingresos que en cada momentos vaya teniendo el autónomo. 

Pero, incluso en lo que se refiere a la jubilación "los que cotizan por la mínima dispondrán de una pensión media de 646,30 euros al mes, mientras que la diferencia al cotizar por las máximas puede situarse alrededor de los 1.700 euros netos mensuales" comentó Alberto Sierra.

El sistema público sigue siendo el más rentable para el autónomo

Con todos los pros y los contras, el sistema público de pensiones español sigue siendo -según expertos y organizaciones representativas- el que mayor rentabilidad aporta al autónomo.

Centrándose en la jubilación, el presidente de ATA, Lorenzo Amor, ha propuesto en varias ocasiones un cálculo muy sencillo. Se trata de multiplicar, primero, los años durante los que pagarán su cuota la mayoría de autónomos. Si se toma la base mínima, un trabajador por cuenta propia tendría que cotizar 35 años, los necesarios en 2019 para acceder al 100% de la pensión. Basta con multiplicar los 283 euros de cuota mensual, por los 12 meses que tiene cada año, y por 35 años para saber que este autónomo aportará al sistema alrededor de 118.860 euros durante toda su vida laboral.

Por otro lado, y dado que la esperanza de vida son 84 años, éste trabajador podría disfrutar de una pensión de 944,4 euros mensuales, con 14 pagas anuales y durante 18 años.  Esto deja como resultado un ingreso de 237.998 euros. Es decir, un autónomo que cotiza por la mínima cobraría de pensión (237.998 euros) más del doble de los que ha aportado (118.860 euros). Ningún plan de pensiones privado, a día de hoy, ofrece este retorno. Sin contar, además, que estos productos tampoco son vitalicios. 

La jubilación es un buen ejemplo de la incidencia que tiene aumentar la base en las prestaciones del autónomo. Tal y como vienen explicando expertos y organizaciones desde hace años, los avances en el sistema de prestaciones han hecho que, a día de hoy, aumentar la base de cotización sea una inversión y no un gasto. Es más, una de las mejores inversiones con las que se puede encontrar el autónomo, ya que dan retornos de más del doble de lo aportado y cubren al trabajador durante el resto de su vida.