Según los expertos, podría ser "contraproducente"

Temor por el efecto dominó de la subida impositiva del Gobierno a las empresas

El Gobierno anunció este martes una subida de impuestos que, en principio, no afectaría directamente a la mayoría de los autónomos. Aunque crece el temor entre los expertos por el efecto dominó en la economía.

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Temor por el efecto dominó de la subida impositiva del Gobierno a las empresas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió este verano subir “los impuestos a las grandes empresas pero no a las pequeñas”. De momento, parece que va por esta dirección, ya que los próximos Presupuestos Generales del Estado no prevén un aumento directo de ningún tipo impositivo que afecte directamente a las actividades de la mayoría de autónomos persona física o pequeños negocios. No obstante, puede darse un efecto cascada o efecto dominó ya que muchos autónomos trabajan para grandes y medianas empresas a las que sí parece que va afectarles la reforma impositiva que planea el Gobierno.

Por otro lado, los autónomos que tienen su negocio bajo la figura de una sociedad mercantil siguen a la espera de la rebaja en el Impuesto de Sociedades del 25 al 23% a la que se comprometió el Ejecutivo al principio de la legislatura. Algo que no parece estar reflejado en el borrador de los próximos presupuestos del Estado.

De momento, lo que es seguro es que el anteproyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE), al que dio luz verde el pasado martes el Consejo de Ministros sí establecerá una subida fiscal a grandes grupos empresariales y rentas altas.  El siguiente paso para que la partida presupuestaria salga definitivamente adelante será contar con la aprobación del Congreso de los Diputados, cuya votación será previsiblemente la semana del 11 y 12 de noviembre.

Durante la presentación de estos presupuestos, el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, explicó que la intención del Ejecutivo es aplicar una serie de medidas de “justicia fiscal” que garanticen “que los que más tienen aporten más”.

Las principales subidas afectan a los impuestos de sociedades, de patrimonio y al IRPF de las rentas altas. Los cambios fiscales no tendrían por qué afectar en principio a autónomos y pymes, ya que el Ejecutivo habría puesto el foco en las grandes corporaciones y multinacionales.

Sin embargo, no hay que olvidar, por un lado, que también hay trabajadores por cuenta propia que tributan por los tramos más altos del IRPF. Por otro lado, cualquier subida impositiva que se produzca en las grandes empresas acaba repercutiendo en sus proveedores, que en muchos casos son los autónomos.

Hay otras medidas fiscales que también podrían afectar a los trabajadores por cuenta propia como la subida al 21% IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas, anunciada por el Gobierno hace dos semanas. Si bien la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, explicó que se mantendría al 10% actual para bares y restaurantes, el incremento afectará previsiblemente a otras actividades como las máquinas de vending. Y también el recorte en las deducciones que se aplicaban en las aportaciones a los planes de pensiones, un producto privado que tiene contratado buena parte del colectivo habida cuenta de su baja cotización a la Seguridad Social. Las deducciones podrían rebajarse desde los 8.000 euros de límite actual hasta los 2.500 euros.

25.000 autónomos podrían verse afectados por la subida del IRPF

Los nuevos PGE contemplan  una subida de dos puntos en el IRPF de las rentas del capital por encima de 300.000 euros y de tres puntos en el tipo para las rendimientos del trabajo de más de 200.000 euros, del 45% al 47%..

Si bien la mayoría de los autónomos no están en ese nivel de ingresos, existe un porcentaje de trabajadores por cuenta propia que podrían verse afectados por este nuevo tramo establecido. Según los datos publicados en 2019 por la Agencia Tributaria -últimos disponibles-, algo más de 25.000 autónomos estarían tributando por cifras superiores a los 150.000 euros. 

Las grandes empresas podrían buscar reducir costes

El Gobierno también subirá el Impuesto de Sociedades a las grandes empresas, reduciendo las deducciones fiscales. Precisamente, Sánchez incidió en la necesidad de equilibrar los tipos soportados en el Impuesto de Sociedades ya que, según recordó el presidente del Gobierno, las grandes compañías siguen teniendo tipos inferiores al 10% en dicho gravamen, mientras que los negocios de menor tamaño “pagan más”.  

Para combatir esta brecha, los nuevos presupuestos establecen un incremento en el impuesto de sociedades para grandes grupos empresariales limitando las exenciones por dividendos y plusvalías generadas por su participación en sociedades filiales.

Aunque esta subida no afecta directamente a los autónomos, de algún modo sí podrían verse perjudicados ya que, en muchos casos, son los proveedores de estas grandes corporaciones. Si las compañías ven reducidos sus beneficios también pueden optar por realizar diversos recortes. Es el llamado efecto dominó que acaba incidiendo en las contrataciones de servicios a terceros, muchos de ellos autónomos, explican los expertos. 

Rechazo una subida impositiva

A la espera de su validación parlamentaria, estos expertos fiscales mostraron su rechazo ante un posible aumento de cargas fiscales a ciudadanos y empresas. El Instituto de Estudios Económicos (IEE) alertó de que una subida de impuestos es “contraproducente” e “inoportuna” para el crecimiento y recuperación económica del país.

Según el último informe del organismo elaborado a partir de los datos publicados por la Tax Foundation de Estados Unidos sobre el Índice de Competitividad Fiscal (ICF), en España ni la presión fiscal es baja ni las empresas pagan pocos impuestos. De hecho, aportan un 31,9% de la recaudación total, frente al 24,6% que aportan las empresas europeas en promedio.

En este sentido, el análisis indica un “notable” empeoramiento de la competitividad fiscal en España, tras registrar un retroceso de cuatro puestos en el ranking de los 36 países analizados, concretamente, de la posición 23 hasta la 27. El principal motivo señalado por el IEE es el aumento de un 6,5% de la presión fiscal en relación al PIB en plena crisis, mientras que la mayor parte de los países están reduciendo impuestos.

“No es casualidad que la respuesta a la pandemia del COVID-19 de algunas de las principales economías de la OCDE […] haya estado marcada por la tendencia a reducir el nivel de impuestos, salvo en España, que comienza a ser una excepción dentro de su entorno”, destacó el organismo que preside Íñigo Fernández de Mesa, quien explicó que las alzas impositivas deprimen la oferta productiva y el consumo, por un lado, y dañan la confianza en la economía, por otro.

Por último, alertó de que la progresividad del Impuesto sobre la Renta en España es una de las más altas entre los países avanzados y un 17% superior al promedio europeo. Según el organismo, esta “discriminación fiscal” para los tramos más altos de la renta incurre en una posible fuga de talento que podría trasladarse a otros países con menor tributación.