Especialmente en turismo, ocio, vehículos o transporte

Hasta el 34% de los negocios podría tener problemas de impagos durante este año

El Banco de España advierte que, de aquí a final de año, más de uno de cada tres negocios podría caer en impagos. Esto afecta especialmente a los autónomos y pymes de sectores como turismo, ocio, vehículos o transporte que se verán afectados por la falta de liquidez y la morosidad de sus clientes.
Hasta el 34% de los negocios podría tener problemas de impagos durante este año

Uno de cada tres negocios tiene una alta probabilidad de caer en impagos de aquí a final de año por la falta de liquidez. Según el último informe del Banco de España, entre un 30% y un 32% de las empresas españolas, especialmente las más pequeñas, tendrán serias dificultades para hacer frente a sus facturas, tanto con proveedores -en su gran mayoría autónomos-, como con entidades financieras. 

En el documento presentado por el organismo supervisor, se simula el comportamiento financiero de las actividades empresariales en tres posibles escenarios de recuperación económica. En todos ellos, la entidad supervisora llega a una misma conclusión: con las actuales medidas económicas y financieras, los negocios se van a encontrar con falta de liquidez , que podría derivar en morosidad.

En concreto, en en el informe ‘Las necesidades de liquidez y la solvencia de las empresas no financieras españolas tras la perturbación del Covid-19’, el BdE cifra que las necesidades de efectivo de los negocios podrían llegar a superar los 230.000 millones de euros entre abril y diciembre de 2020. Y esto, aumentaría exponencialmente su riesgo de caer en impagos.

Hasta un 10% más de negocios con probabilidad de impagos

Según las estimaciones del organismo supervisor, los negocios con alta probabilidad de no poder hacer frente a las deudas adquiridas se incrementarán entre un 8% y un 10% respecto a la situación previa al coronavirus para cada una de las situaciones. Es decir, en el mejor de los casos simulados por la entidad, en el que sería posible evitar el surgimiento de nuevos focos de la enfermedad y las medidas económicas implementadas serían “eficaces a la hora de evitar la destrucción de empresas y, por tanto, del stock de capital”, aún con todo, los negocios en riesgo alto o muy alto de caer en impagos representarían un 30% del total de empresas españolas.

La cosa empeoraría en los demás escenarios, en los que la recuperación sería más lenta, la falta de liquidez de los negocios más acentuada y el riesgo de impago mucho mayor. En el tercero y peor de los escenarios, en el que habría una "recuperación muy lenta",  la aparición de nuevos e importantes rebrotes de coronavirus, unida a la implantación de un nuevo y estricto confinamiento, llevaría a más de un tercio de los negocios españoles a una probabilidad alta o muy alta de no poder afrontar sus deudas. 

Además, en el contexto actual, de elevada incertidumbre y en el que muchas compañías se enfrentan a unas abultadas necesidades de liquidez, el acceso a la financiación externa de estas empresas podría verse dificultado, "aunque la existencia de avales públicos para los préstamos bancarios ayudará a mitigar este riesgo", reconoce el Banco de España.

Sin embargo, "en casos extremos, los eventuales problemas para financiar estas necesidades de liquidez podrían derivar en impagos y en la quiebra de algunas de las empresas afectadas, con las implicaciones negativas que ello tendría para las perspectivas de recuperación económica, tanto por la posible destrucción de una parte del tejido productivo como por la consiguiente pérdida de empleo", recoge el BdE en su informe.

Las consecuencias de la falta de liquidez recaerán en los autónomos

Esto no sólo tiene implicaciones para las entidades financieras, sino también para los propios negocios que tienen a estas empresas con alta probabilidad de impago como clientes. Durante la pandemia, y especialmente en las fases de recuperación, los autónomos tendrán que cargar con la doble losa de no poder hacer frente a sus deudas por la caída de ingresos y también de ser precisamente los proveedores de aquellos que tampoco pueden hacer frente a sus obligaciones.

Ya en el mes de mayo, el Banco de España advirtió que "la caída de los ingresos de las empresas -resultado tanto de la disminución de la demanda como de la disrupción de los procesos productivos- reduce su capacidad de devolución de las deudas asumidas", especialmente en el caso de las que vencen a corto plazo. 

La morosidad genera más morosidad

Precisamente por la morosidad, durante la crisis del COVID-19, a los autónomos no les quedó otro remedio que atrasar los pagos pendientes con sus proveedores o, incluso, no poder cumplir con lo acordado. Éste es el extremo al que tuvieron que llegar muchos trabajadores por cuenta propia que ante la falta de liquidez, la nula actividad de sus negocios (estuvieron cerrados una media de tres meses) y las dificultades para acceder a un crédito, han acabado siendo ellos los morosos.

El último Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito, impulsado por Crédito y Caución e Iberinform, advierte de esta situación. En él, se expone que en la actualidad dos de cada tres negocios está sufriendo en España los impactos negativos de la morosidad y denuncia que el 10% de ellos ve peligrar la supervivencia de su negocio por las facturas impagadas. 

El hecho de que muchas administraciones y grandes empresas sigan adeudando millones de euros a sus proveedores no ha cambiado. Al contrario, en algunas localidades se ha podido incluso acrecentar, por el desembolso realizado durante estos meses en materia de medidas económicas que ha dejado prácticamente sin fondos a algunas administraciones.

El problema de que el colectivo siga sufriendo morosidad, unido a que han estado prácticamente sin actividad durante  meses, está haciendo que ahora muchos negocios también provoquen impagos. Así lo reveló Manuel Urquizar, director general de Incofisa -empresa especializada en la localización de deudores y cobros -. Según Urquizar hasta el mes de febrero la mora -la tasa de impagos – que tenían las entidades bancarias estaba entre un 3% y un 6%, pero ahora ésta se encuentra en el 12%, “siendo los principales actores de esta deuda los autónomos y pequeños negocios”. 

Turismo, ocio y pequeños negocios serán los más afectados

Una vez más, los más afectados por esta situación serían los negocios más pequeños y aquellos que desarrollan su actividad en sectores especialmente golpeados por la pandemia.  Tal y como recuerda el organismo supervisor, "una fracción relevante del sector empresarial experimentaría un deterioro en su situación patrimonial, que será de mayor intensidad en el segmento de las pymes, especialmente en los sectores de turismo y ocio, vehículos de motor, y transporte y almacenamiento".

De hecho, en un supuesto escenario de riesgo, entre el 80% y el 87% de las actividades dedicadas a estos sectores presentarían problemas de liquidez.

Para hacer frente a las necesidades de efectivo, la entidad reguladora señala que los negocios, especialmente las pymes, podrían hacer uso tanto de los activos líquidos con los que cuentan como del importe no dispuesto de sus líneas de crédito. Asegura que ambas son "vías que no suponen un riesgo, ya que su acceso está garantizado, al no depender de la decisión de un tercero".

En cuanto a los avales y ayudas públicas – los 100.000 millones de euros de avales ICO repartidos a junio de 2020 y los nuevos 40.000 millones de euros que recoge Real Decreto-ley 25/2020 -, el BdE recomienda "mantener la proporción destinada a las empresas y el porcentaje medio avalado de cada préstamo en los mismos niveles que los de la línea ICO Covid-19". En total, el organismo expone que las iniciativas públicas permitirán cubrir cerca de las tres cuartas partes (entre el 71% el 75%, dependiendo del escenario) de las necesidades de liquidez estimadas de las empresas para los tres últimos trimestres del año.