Cambiar de modelo de negocio sin perder el horizonte

La agencia que necesitó tres intentos antes de triunfar

Reinventarse está en el ADN de una pequeña agencia digital que ha cambiado su nombre y se llama Pixel División. Un negocio que lleva en funcionamiento a penas dos años, pero qué nació a raíz de una compañía con más de 17 años de experiencia en el mercado y que ha hecho frente a la crisis económica, a cambios en su modelo de negocios y a reajustes de plantilla.

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La agencia que necesitó tres intentos antes de triunfar

Lo que empezó como una pequeña agencia digital en Logroño -Faktoria- ha acabado transformándose en una compañía referente a nivel nacional -Pixel Division-. Su evolución no ha sido nada sencilla pues ha tenido que adaptarse a un mercado cambiante y a una crisis económica que les obligó a modificar su modelo de negocio en tres ocasiones -de lo digital a lo offline y vuelta a lo online- y a enfrentarse a reajustes de plantilla.

“Nuestro crecimiento y evolución como compañía ha sido muy paralela a la evolución real de la economía” reveló Rubén Lahera, CTO de Pixel Division. Afirmó que los primeros meses tras todos los cambios vividos “fueron duros, tuvimos que adaptarnos a nuevas situaciones, a gestionar los recursos humanos y formarnos en nuevas líneas de negocio... hasta convertirnos en el referente que somos ahora”. Su historia como emprendedor comienza en 2001 cuando tres emprendedores apuestan por poner en marcha Faktoria, una pequeña agencia digital en Logroño. “Arrancamos como agencia digital en un ámbito muy local con el objetivo de desarrollar proyectos webs y de ofrecer servicios digitales como mailing -envío masivo de emails-, campañas de banners, etc”.

Lahera contó que al principio sus clientes eran grandes empresas de la zona que se dedicaban a uno de los tres sectores principales que hay en La Rioja: el vino, el calzado y el mundo de la conserva. Fue una etapa de crecimiento, según recordó, tuvieron que contratar más empleados y es que “los clientes que teníamos nos pedían trabajos también en el ámbito offline como el diseño de catálogos, de etiquetas etc. Nos reconvertimos entonces en una agencia 360º y desarrollábamos proyectos tanto digitales, como físicos".

Con 15 personas trabajando para ellos y un negocio que desempeñaba diferentes funciones “llegó la crisis. Sobre 2006 y 2007 tuvimos que hacer un reajuste en el equipo, porque todos los clientes locales que teníamos lo primero que hicieron cuando llegó la crisis fue prescindir del marketing digital” recuerda el CTO de Pixel.

Lejos de abandonar su proyecto, y a pesar de lo “difícil” que reconoció que fueron esos momentos, volvieron a reinventarse y apostaron por lo puramente digital y ampliaron su mercado. “Nos fuimos a Madrid, buscamos grandes empresas que pudiesen necesitar nuestros servicios, y agencias que pudiesen necesitar cubrir ese trabajo digital que nosotros hacíamos". Tenían entonces dos líneas de negocio: una agencia 360 en La Rioja y una puramente enfocada a la producción digital en Madrid.

Con el paso del tiempo, y a partir de 2014, el volumen de trabajo de la producción digital ganó más peso que la otra línea de negocio debido en gran parte a su colaboración con Habitant, una gran agencia de marketing digital “que requería nuestro trabajo”. Esta sinergia les permitió trabajar y desarrollar la web de empresas nacionales e internacionales como la cadena de restaurantes Foster Hollywood, el banco BBVA, etc. Finalmente, el trabajo mano a mano con Habitant, hizo que en 2017 fuesen absorbidos por la compañía y se cambiasen el nombre a Pixel Division.

Trabajo en equipo, fundamental

Desde los primeros pasos de Faktoria hasta el día a día de Pixel División hay un factor común y es el ayudar a empresas a desarrollar e implementar proyectos tecnológicos en su empresa. Lahera describió que para ello todos los departamentos tienen que ponerse de acuerdo: “Es un proceso de coordinación y aprendizaje. Hemos tenido que aprender otras disciplinas que no nos tocaban, entender la jerga y cómo afectaba al desarrollo del producto”.

Por ejemplo, Lahera explicó que, en cuanto al posicionamiento SEO, “nosotros no hacemos el estudio y ni miramos qué es lo que hay que hacer para subir en posiciones en Google, pero sí tenemos un conocimiento amplio de su funcionamiento y de su jerga”. Lo mismo ocurre con el resto de los departamentos como el de SEM, el UX (experiencia de usuario), el equipo de analítica, de conversiones, etc. “Nosotros, como productores, nos encargamos de ejecutar ese diseño en la página o la programación visual de la web, en función de los parámetros del cliente y de las indicaciones del resto de departamentos”. 

En cuanto al coste Lahera afirma que es muy “complicado establecer un precio medio” dado que depende muchísimo de la complejidad del proyecto y de lo que se busque. “Aseguró que hay proyectos pequeños que se pueden hacer por 1.000 o 2.000 euros, hasta aquellos que requieren cientos de miles.” Lahera puso el ejemplo de la web de Renfe, que convocó un concurso con un presupuesto de 700.000 euros. "Desde los blogs especializados se decía que la cuantía era bajísima y que se necesitaba tres o cuatro veces más". Esto da una idea de lo que puede ser un proyecto en este campo y de los costes que conlleva.