Es un negocio con demanda

Ocho aspectos a tener en cuenta si se quiere abrir un hotel rural

El hotel rural es el tipo de establecimiento más antiguo de los existentes en un entorno de campo y montaña. Pero sigue teniendo demanda y se puede considerar un negocio rentable.

hotel rural interior
Ocho aspectos a tener en cuenta si se quiere abrir un hotel rural

Si se ha tomado la decisión de montar un hotel rural, el trabajador autónomo que se embarque en esta aventura debe tener en cuenta varios aspectos para no fracasar. El turismo rural vuelve a estar de moda. No hay más que observar los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a noviembre de 2018, el último mes cerrado: las pernoctaciones en alojamientos de turismo rural subieron un 25,4% respecto a noviembre de 2017. En el concepto de “alojamiento de turismo rural” entran diversas tipologías, que van desde las casas rurales a los hoteles rurales. La primera conclusión es que éstos últimos son negocios que pueden tener rentabilidad.

El hotel rural se diferencia de la casa rural en que su función es ofrecer alojamiento y restauración. La casa oferta a los clientes todo su espacio, con restauración preparada o no, mientras que el hotel ofrece habitaciones y como mínimo desayuno. Tienen más plazas que las casas y, a día de hoy, se les exige tener un cuarto de baño por cada habitación o, como poco, uno por cada dos. Los hoteles rurales existen desde tiempos inmemoriales y son muy anteriores al fenómeno de las casas rurales que en España cogió fuerza a partir de la década de los 90.

Abrir un negocio como un hotel rural es, por tanto, una opción muy viable hoy en España. Pero, como en cualquier acto de emprendimiento, hay que tener en cuenta varias características del sector concreto. Algunos consejos para empezar con buen pie se detallan a continuación:

  • Las competencias turísticas están transferidas a las comunidades autónomas, lo que significa que existen 17 legislaciones distintas que afectan al turismo rural. Son normas semejantes pero no iguales. Si alguien ha pensado en montar un hotel rural porque le ha gustado uno concreto en una autonomía o le ha ido bien a unos conocidos en otra, debe tener en cuenta que la legislación varía. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid se permiten hasta 100 plazas en este tipo de hoteles y en muchas otras menos, si bien el mínimo suele ser por lo común de 20 plazas. Hay comunidades que limitan muy por debajo el número máximo de habitantes de un municipio para montar un negocio de turismo rural y otras, donde se puede abrir uno hasta en municipios de 15.000 habitantes (Madrid) o de 10.000 (Extremadura).
  • Hacer un estudio previo de la zona, el municipio y el entorno. Hay áreas geográficas que tienen la ocupación garantizada en determinadas épocas del año por ser temporada de caza, de recogida de algún producto (como la trufa en Teruel) o de deportes estacionales (esquí, senderismo, barranquismo, etc). No se puede escoger la zona solo porque le ha agradado al futuro propietario. Se tienen que analizar las posibilidades de una ocupación rentable.
  • Conocer a la competencia en la zona elegida. Es importante saber que en España, en la actualidad, hay exceso de oferta de alojamientos de turismo rural. Aunque la crisis económica hizo mella en estos negocios, como en todos, el sector se ha recuperado y si bien ya no se llega al extremo de hace 20 años cuando en pueblos que no llegaban a los 1.000 habitantes había hasta tres casas rurales y un hotel, sigue habiendo bastante oferta. Hay que escoger bien el emplazamiento y las necesidades de la zona para garantizarse una ocupación media en el año de entre el 45% y el 55%, la que en el sector turístico se considera la adecuada para ofrecer viabilidad.
  • Diferenciar la oferta. Hay casos concretos (ocupación por parte de trabajadores de alguna instalación grande cercana, la cercanía a una vía de comunicación importante o temporadas de actividades concretas como la citada de caza), en los que el cliente busca un alojamiento digno y barato, sin más. Sin embargo, el viajero que hace turismo rural huye de la uniformidad y de que todos los hoteles sean iguales. Es decir, hay que ofrecerle sabor local, bien mediante una decoración distinta a la de un hotel de ciudad, bien con una restauración singular y típica de la zona o bien brindando la oportunidad de realizar actividades distintas a las habituales.
  • Lo anterior está dando lugar en muchos hoteles rurales a la especialización. Cada vez son más frecuentes los establecimientos que ofrecen visitas a ferias de la comarca, actividades de agroturismo o de enoturismo, instalaciones de spa y masajes, excursiones a caballo,... 
  • Informarse de las subvenciones para abrir el negocio. Cuatro administraciones distintas conceden ayudas, muchas de ellas tendentes al desarrollo del mundo rural, y así, existen las procedentes de Bruselas, las nacionales, las autonómicas y las locales. Existen páginas especializadas en la búsqueda de las diversas subvenciones. Un consejo básico es que, si se va a solicitar cualquier tipo de ayuda oficial, el negocio ha de estar completamente en regla pues lo primero que se van a pedir son los balances del mismo y los presupuestos de ingresos y gastos.
  • Crear una página web para dar a conocer el establecimiento. Hoy en día es indispensable como escaparate del negocio y para hacer las reservas online. El portal turístico Hosteltur afirma que cada vez son más los viajeros que desean conocer la habitación y el alojamiento antes de hacer la reserva para no llevarse sorpresas y que, por este motivo además de por comodidad, tres de cada cuatro reservan las plazas hoteleras online. También es muy recomendable contar con una aplicación que permita reservar en el móvil.
  • Hacerse a la idea de que la inversión inicial es elevada. Si el edificio ya ha servido antes como hotel, la renovación puede alcanzar los 100.000 euros de media. Si la obra es de más envergadura, se puede situar en los 300.000 euros de media. Eso sin contar con el precio de la adquisición del edificio en caso de compra.