Opinión

El autónomo internacional: la historia de Tuula

El autónomo internacional: la historia de Tuula

Son las diez de la mañana y hace media hora que salí de Las Palmas de Gran Canaria. Acabo de llegar a Tafira Alta, 15 kilómetros y cinco grados de temperatura menos después; un sitio objetivamente, alejado de casi todo. Aquí Tuula Giraldo, autónoma y emprendedora, tiene un taller de artesanía en el que elabora todo tipo de accesorios y motivos decorativos con vidrio.

Lo primero que sorprende es su profesionalidad. Se trata de un taller ¡con todas las de la ley!. Tuula aparece vestida como un cirujano. Uno tiende a pensar que este tipo de negocios son mucho más de andar por casa, ¡nada más lejos de la realidad!. Me recuerda que ser autónomo no significa ser amateur; más bien todo lo contrario.

Hace tres años que Tuula decidió dar el paso. Ése que todo emprendedor que se precie da alguna vez. Ese que mezcla el vértigo de lanzarse a lo desconocido con la emoción que sólo proporcionan los proyectos personales. Ella transforma vidrio, pero sus productos están hechos del material del que se hacen los sueños: el cariño, la dedicación y el talento.

Para los profanos el manejo del vidrio es algo complejo, incluso a pequeña escala. Es trabajar en la dualidad constante entre lo industrial y lo artesanal. Hay una parte poco glamurosa de cortar las grandes piezas y de hornear como si estuviésemos en un astillero; una tarea que parece de otro ámbito. Después, la parte artística: la creatividad, finura e imaginación de crear algo de la nada. Broches, colgantes, pendientes, vidrieras, platos, marcos....con tal elegancia y gusto que han convertido a Tuula en un caso de éxito.

De este inesperado lugar salen envíos a Estados Unidos, Singapur, Canadá o Alemania, entre otros. Exportaciones en toda regla. ¿Millones? ¿Miles? No, pero ¿acaso importa? Es un hito en sí mismo. Es la culminación del proyecto personal de una autónoma que ha logrado alcance mundial. Pero ¿cómo es esto posible? La respuesta nos la recordó el Rey el pasado día 24.

Su Majestad el Rey Felipe VI eligió hablar de Tuula y de los autónomos en general en su tradicional mensaje de Navidad, aunque no lo parezca. Quiso poner el foco sobre la tecnología, sobre los avances sin precedentes que ha sufrido el mundo especialmente en los últimos 20 años. Cambios que han transformado no sólo la forma de hacer negocios o comunicarnos, sino también la manera de entender el mundo de forma global e interconectada. Ya no elegimos formar parte de la globalización o de relacionarnos internacionalmente, simplemente lo estamos.

El ser autónomo y la internacionalización deben estar íntimamente ligados

Internet ha supuesto un avance trascendental para pequeños negocios, emprendedores y autónomos. Internacionalizarse es posible tanto para un pequeñísimo negocio como para una gran empresa. Además, no sólo es más viable que antes sino también más rápido, barato y eficaz. En el caso de Tuula, cualquier potencial cliente en el mundo puede encontrar sus creaciones en plataformas como Etsy, Dawanda o Amazon Handmade, todas especializadas en productos artesanos. E igualmente a través de su propia página web. Tan simple como eso.

El ser autónomo –y valga la pena recordarlo e insistir- no sólo no debe estar peleado con la internacionalización, sino que ambos deben estar íntimamente ligados. Y es que en este mundo global es absurdo no aprovechar todas las herramientas y oportunidades que nos brinda el desarrollo de la sociedad actual.

Hay quien piensa que esta nueva corriente en España (moda según algunos) de emprender y lanzar proyectos propios, acaba siendo negativa y acabará enviando a la ruina a muchos incautos. No niego que eso pueda ocurrir. Arriesgar por definición tiene un componente incierto. Sin embargo, defiendo desde esta tribuna el derecho a equivocarse, el “prueba y error”; el sí tomar riesgos para crear algo propio y proyectarlo al mundo. Nos hacen falta muchos más emprendedores y autónomos. Más ánimo a atreverse. Los beneficios, con éxito o sin él son incalculables tanto para los protagonistas como para la sociedad en conjunto.

Tuula es un buen ejemplo, uno más quizás, de cómo los límites sólo nos los marcamos nosotros mismos. Su artesanía se vende en mercados locales, en puestos de artesanía de la región, entre amigos y conocidos... pero también a miles de kilómetros de distancia, en lugares insospechados. Y esto es gracias a su valía, pero también por el escaparate virtual gigante que la tecnología nos ha regalado y que permite eliminar la distancia y borrar fronteras. Esa tecnología que nos recuerda el Rey; la que hace que Tafira Alta hoy esté más cerca de Singapur que nunca. Tuula lo sabe bien.

La Asociación de Profesionales de Comercio Exterior (ACOCEX) ayuda a los autónomos a internacionalizarse. Más información en http://acocex.com/acocex-responde/